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Ambición, poder y dinero, la verdadera gasolina que mueve la Fórmula 1
La Fórmula 1 es como un gran iceberg. Sólo se ve la punta. Aunque lo que interesa a la mayoría de los espectadores es el deporte
La Fórmula 1 es como un gran iceberg. Sólo se ve la punta. Aunque lo que interesa a la mayoría de los espectadores es el deporte en sí mismo, sus ruedas giran por las ingentes cantidades de dinero que llevan brillantes y ambiciosos hombres de negocios de todo el mundo. Bernie Ecclestone dice que el mundo se mueve por el sexo, el poder y el dinero. En esta columna intentaremos hablar del protagonismo de los dos últimos.
Una simple retransmisión de una carrera de Formula 1 ya refleja ese gran negocio. Desde los derechos de televisión que pagan las cadenas -la mayor fuente de ingresos de la Fórmula 1-, pasando por la publicidad en pista, las decenas de patrocinadores que llevan los equipos –muchos de ellos grandes multinacionales- y otras muchas facetas son manifestaciones de la verdadera esencia del Gran Circo.
Quien asiste por primera vez a una carrera se sorprende al comprobar lo extremadamente difícil que resulta conseguir un pase de paddock. Una de las razones principales es que Ecclestone es consciente de la gran herramienta de networking que supone poder entrar en él, y restringe el privilegio a aquellos a quienes considera elegidos. Por ejemplo, últimamente se comenta entre los motorhomes cómo ha caído en desgracia una persona habitual del paddock, y que ha sido desposeído de su pase permanente rojo que da acceso al pit lane…
Una feria nómada para hacer negocios
Porque el paddock no es solo el lugar para los equipos, coches y pilotos, sino también el lugar de encuentro físico para hacer negocios. Tanto en los motorhome, como en el Paddock Club (instalaciones especiales para invitados de elevado coste para su entrada) o en las innumerables reuniones ‘secretas’ que tienen lugar en cada una de las ciudades que albergan un gran premio, se llevan a cabo cientos de operaciones empresariales. En este sentido, una de las facetas más importantes y menos conocidas de la Fórmula 1 es el networking. Recuerdo al respecto las palabras de Tony Fernandes, dueño del equipo malayo Caterham: “El networking que he hecho solamente durante la carrera de Singapur es sencillamente alucinante”.
Un buen ejemplo de cómo aprovechar la Fórmula 1 para hacer negocios es el grupo luxemburgués Genii Capital, dirigido por Gerard López, dueño del equipo Lotus F1 Team. Una de las empresas controladas por López es Nimbuzz, compañía india proveedora de software para las operadoras de telefonía móvil de dicho país. Esta organización afrontaba ciertos problemas para desarrollar su negocio. López invitó en 2011 al Paddock Club de Lotus a los consejeros delegados de todas las operadoras de telefonía móvil del país. Cerró acuerdos comerciales con la mayoría de ellas.
Si en el negocio de la F1 lo más importante antes eran las ‘pegatinas’ en el coche y los segundos que el monoplaza lograba aparecer en televisión, ahora el modelo ha cambiado: se trata de hacer negocio mediante esa actividad de networking y centrarse también en la activación del patrocinio. De todo ello hablaremos igualmente en el futuro, así como del contexto cambiante en el que se encuentra la Fórmula 1 actual, que necesita adaptarse a la nueva realidad económica y mediática.
La veteranía de Ecclestone induce a algunos a pensar que la Fórmula 1 es un negocio anquilosado en el pasado. Pero algo se está moviendo. De hecho, ocurre lo contrario, porque el boss sigue buscando diferentes formas de hacer business en nuevos mercados. A las incorporaciones recientes de Abu Dabi, Corea o la India se suma este año Estados Unidos, y en 2014 llega Rusia. Para muchos, el olvido de sus raíces europeas genera un debate intenso sobre la pérdida de la esencia de la Formula 1. Pero la Fórmula 1 es un termómetro que refleja la temperatura de la economía mundial y, por ende, el peso específico de la europea.
Los aficionados tendrán más presencia
Al hilo de los nuevos tiempos, en la FOM (entidad que gestiona la explotación económica de la Fórmula 1) se está estudiando hacia quién irá dirigida la Fórmula 1 en el futuro. Y este es del aficionado. La incorporación de nuevas caras de reconocido prestigio como Michael Payne, Christian Vogt o Antonia Harrison a un nuevo departamento de marketing apunta a nuevos enfoques incluyendo, por supuesto, el aprovechamiento de las redes sociales para enganchar a ese público aficionado que ha sido el peor tratado en todo este espectáculo.
Quienes nos movemos entre los bastidores de este complejo y apasionante mundo de la Fórmula 1 hemos descubierto que lo que se antojaba algo sencillo, en realidad es la mejor escuela de negociación que se puede vivir. He trabajado con Bernie Ecclestone, quien, también sin saberlo, se convirtió en un gran maestro en el arte de negociar. Desde esta columna intentaremos llevar a los lectores de El Confidencial las claves de un negocio, un mundo apasionante, enriquecedor, pero también cruel y despiadado, y lo haremos desde las entrañas del mismo. Buscaremos iluminar cómo aquello que vemos cada fin de semana en la televisión es sólo una pequeña parte de este bien llamado Gran Circo.
La Fórmula 1 es como un gran iceberg. Sólo se ve la punta. Aunque lo que interesa a la mayoría de los espectadores es el deporte en sí mismo, sus ruedas giran por las ingentes cantidades de dinero que llevan brillantes y ambiciosos hombres de negocios de todo el mundo. Bernie Ecclestone dice que el mundo se mueve por el sexo, el poder y el dinero. En esta columna intentaremos hablar del protagonismo de los dos últimos.