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Ali, el héroe auténtico, según el NODO "miembro de una secta y un arrogante"
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Paco Grande

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Ali, el héroe auténtico, según el NODO "miembro de una secta y un arrogante"

A Muhammad se le veía como un bicho raro y más en la España franquista de 1976, tal y como se pudo comprobar cuando vino a Madrid a presentar su libro 'El Más Grande'

Foto: Memorial de Muhammad Ali en Nueva York. (Reuters)
Memorial de Muhammad Ali en Nueva York. (Reuters)

Cuando vi por primera vez el documental 'When We Were Kings' de Leon Gast, Oscar de Hollywood al mejor documental largo en 1996, decidí que alguna vez tenía que hacer algo en TVE sobre la vida de Muhammad Ali. Sabía que se habían hecho mil trabajos antes que el mío y que todos serían bastante mejores. Era consciente de que no iba a descubrir nada nuevo y de que estaba ya todo dicho sobre la vida de este gran personaje que se nos fue en la madrugada del pasado sábado. No aspiraba al trabajo de mi vida, sabedor de que ni por presupuesto ni por medios ni por alcance o repercusión podría acercarme al documental del productor norteamericano. Tampoco tengo ninguna posibilidad, al menos hasta hoy, de ganar un Oscar. Así que me sentía libre de ataduras y muy ilusionado porque había unas frases en una de las secuencias del documental del director de cine Spike Lee que me habían llamado la atención y que me daban la pista auténtica, de por dónde debía enfocar mi trabajo. Dice Lee: "Las generaciones de hoy, se pierden muchas cosas. Ya no se acuerdan ni de lo que sucedió el año pasado. Hay grandes historias y grandes acontecimientos y no me refiero a cosas de 1850 y no los conocen. No saben quién es Malcom X, Kennedy, Muhammad Ali, Jackie Robinson... Sigues con la lista y te da miedo. Los chicos de hoy se están perdiendo muchas cosas si no conocen el legado de Ali porque vivas en la época que vivas se ven muy pocos héroes auténticos".

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El Héroe Auténtico, ese era, es y será Ali. Ese es su legado y eso es lo que hay que conocer, divulgar y estudiar por más que pasen mil años. Hoy que ya no está entre nosotros y siempre. Ali es reconocido por todos como el más grande deportista de todos los tiempos. Él lo supo antes que todos y lo dijo desde el primer día. Desde la madrugada del pasado sábado, el planeta entero le ha dado la razón porque cuando una leyenda muere, hay unanimidad total. Morirse suele unificar criterios. Yo mismo, cuando en 2002 hice un reportaje a Alfredo Evangelista sobre su combate del 16 de Mayo de 1977 en Maryland ante Ali, al cumplirse 25 años de la pelea, siempre me referí a Ali como "el más grande". Y Evangelista, también. Porque Alí era el boxeo con todos sus conceptos y variantes. El mejor peso pesado de la historia pese a que "perdimos los tres mejores años de su vida deportiva, cuando se negó a ir a la guerra de Vietnam", como me dijo David Gistau en el documental que al final conseguí sacar adelante

Ali fue también un poeta, un rapero adelantado a su tiempo. Era capaz de improvisar versos o rapear sobre la marcha, con la misma chispa e inteligencia con la que cambiaba de táctica en sus combates. Como en la famosa pelea de Kinsasa, en la que Alí saca la derecha para sorprender a Foreman que no lo esperaba y luego da un paso atrás, se refugia en las cuerdas y se deja golpear para cansar a su rival. Y cuando Foreman, exhausto, quiere reaccionar, se le viene un vendaval de golpes encima y se ve en la lona ¿Quién puede aguantar esa táctica suicida? Alguien con las ideas muy claras y mucha seguridad en sí mismo, ¿no creen?

Sirva de ejemplo lo que dijo Ali en aquellos días previos al 30.09.1974, fecha de la pelea: "Soy algo nuevo. He talado árboles, me he peleado con un cocodrilo, con una ballena, he esposado al trueno. ¿Qué te parece? La semana pasada asesiné a una roca, lesioné a una piedra y mandé al hospital a un ladrillo. Soy la enfermedad de la medicina. Soy malo, soy rápido". No me extraña lo que me dijo José Luis Garci en mi documental: "No hay un solo político en los últimos años que haya tenido su facilidad oratoria y sobre cualquier tema. Desde Churchill no ha habido un tipo mejor que Cassius Clay". A Garci, que se considera un clásico del boxeo y que despertó a este deporte con Ali, le gusta llamarle por su primer nombre, supongo que porque representa la mejor época, antes de lo de Vietnam. Y para Garci es Cassius Clay, no Mohammad Ali.

Estaba claro que era un tipo con un físico especial. Hace año y medio hablaba con el 'Pechuga' San Román, que tampoco está ya entre nosotros y le pedía que me contara cosas de Ali. San Román fue el promotor de la pelea entre Alí y el argentino Goyo Peralta de Barcelona en 1972 y me desveló algunas de las peticiones del campeón para después de la pelea. Su principal preocupación era estar bien acompañado en la habitación del hotel y San Román, muy solicito, le apoyó en todo lo que pudo, aportándole compañía femenina suficiente. Pero más que suficiente; abundante. Fueron las exigencias del campéon. San Román me aclaró que no se trataba de que sus nuevas amigas le oyeran improvisar versos o rapear, pero ya no entró en más detalles, llevado por la vieja discreción de cualquier promotor.

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Y es que "Ali era, además, guapo. Casi ni le tocaron la cara. Alto, fuerte, una maravilla de Hollywood". Esto me lo dijo José Luis Garci y muchos años antes más o menos de igual manera, la legendaria periodista de TVE Mari Carmen Izquierdo cuando le vimos encender la antorcha de los Juegos de Atlanta de 1996. Mari Carmen le había entrevistado en una de sus vistas a España y no pudo evitar aquella exclamación, cuando le vio muy deteriorado y casi incapaz de encender el pebetero. Sin embargo, esta imagen hay que tomarla como algo especial, muy especial. Según David Gistau, "ese es el momento de la reconciliación con el pueblo norteamericano, el momento de encender el fuego olímpico, cuando los norteamericanos se sienten liberados del mal que le hicieron al apartarle tres años del boxeo y en el que dejan de verle como una figura negativa para su sociedad. Ambos se perdonaron ahí".

Estaba claro que se le veía como un bicho raro y más en la España franquista de 1976. Cuando vino a España a presentar su libro 'El Más Grande' ofreció una rueda de prensa en el aeropuerto de Barajas ante varios periodistas, donde dejó frases más que jugosas. Sin embargo, en la información del NODO de la época, el locutor se refiere a Ali, como "el miembro de una secta, un arrogante y un autosuficiente". Son problemas de ir muy por delante de su época en todos los conceptos, sin duda. Aquellos fueron los ajetreos derivados de convertirse en más líder que los líderes de la contracultura con su negativa a ir a Vietnam. Es lo que tuvo que oír, por luchar por los derechos de los negros, que no pintaban nada en la sociedad norteamericana de entonces.

"Es un negro de negros", dice José Luis Garci, porque "hay boxeadores negros que se hacen millonarios y entonces se sienten blancos y él no, el siguió sintiéndose negro y luchando por los suyos". Y menos mal que luego Juan Caño le hizo una entrevista para Informe Semanal, donde Ali responde firme y sereno a la vez que repanchingado en un sofá a las valientes preguntas del entrevistador. ¿Se hacen hoy estas entrevistas valientes y periodísticas? Creo que no. A veces es solo plasma. Y cuenta Ali: "Hay que juzgar a la gente por sus acciones, no por negro o amarillo. Yo juzgo su mentalidad, su corazón. No el color; por lo que los demás son capaces de hacer. Dios no diferencia los colores y a mí no me importa el de los adversarios".

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Ali, poeta, filósofo, showman deportista y boxeador. Manolo del Río, legendario preparador de los púgiles españoles Pedro Carrasco, José Manuel Ibar Urtain y tantos otros, y aún en activo en el gimnasio que la Federación Madrileña de Boxeo tiene en los bajos del estadio de Vallecas, me habló del Ali boxeador y de toda su técnica y todos sus recursos. Fue Manolo quien me contó enseguida la famosa frase de "flota como una mariposa, pica como una avispa". Frase famosa de Ali entre otras muchas que hemos podido leer aquí en El Confidencial. "¿Y sabes lo que me dijo, Paco? Manolo, sé que eres entrenador, cuida el boxeo, lucha por tu deporte". Y eso sigue haciendo Manolo día a día a sus 84 años, como si tuviera aún 40.

Estos días he visionado mi documental y también se ha recordado en Teledeporte y no, no se parece mucho a 'When We Were Kings', salvo en el corte de Spike Lee, que meto al principio y que fue el motor principal que me ayudó a recopilar gran parte de la historia de Ali. Pero si me ha permitido ver detenidamente cada uno de sus grandes combates: el del Madison del 1971, el de Kinsasa y el de Manila. Con él, he podido admirar a sus dos grandes rivales Frazier y Foreman por haber sobrevivido a aquellos combates a muerte con Alí y por lo que fueron como grandes boxeadores profesionales. Ahí quise que Alí hubiera sido eternamente joven y que detrás de esa mirada intensa, en ese cuerpo ya casi inerme, vi imágenes de abrazos de los héroes del deporte norteamericano, tratando de igual a la leyenda y le puse en mi corazón y en mi cabeza, la música de Joan Baez 'For Ever Young'.

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Al final del trabajo, lo que de verdad me impresiona es el legado de este deportista y su ejemplo. Todo lo que representó y cómo defendió sus ideas por encima de cualquier cosa. Eso es lo que traté de contar y es lo que trato de compartir aquí como una reflexión. Ali había muerto hace tiempo desde que se intensificó el Parkinson que le detectaron en 1984. "Ahora tiene los ojos de un pescado muerto, me da pena", me dijo Gistau. Pero no el ejemplo y el legado que le convierten para siempre en un modelo de deportista, del que perdimos tres años de boxeo y muchos más, de frases y momentos geniales, debido a la enfermedad que mermó sus facultades. Un individuo capaz de defender hasta morir sus ideas sin importarle perder aquello que más quería: el título del mundo. O sufriendo perderlo y volver, hasta dos veces más a ganarlo. Por eso y por todo lo que hizo y lo que representó, como dice Spike Lee en el trabajo de Leon Gast, fue el héroe auténtico. Y ahora que se ha ido, más todavía.

Cuando vi por primera vez el documental 'When We Were Kings' de Leon Gast, Oscar de Hollywood al mejor documental largo en 1996, decidí que alguna vez tenía que hacer algo en TVE sobre la vida de Muhammad Ali. Sabía que se habían hecho mil trabajos antes que el mío y que todos serían bastante mejores. Era consciente de que no iba a descubrir nada nuevo y de que estaba ya todo dicho sobre la vida de este gran personaje que se nos fue en la madrugada del pasado sábado. No aspiraba al trabajo de mi vida, sabedor de que ni por presupuesto ni por medios ni por alcance o repercusión podría acercarme al documental del productor norteamericano. Tampoco tengo ninguna posibilidad, al menos hasta hoy, de ganar un Oscar. Así que me sentía libre de ataduras y muy ilusionado porque había unas frases en una de las secuencias del documental del director de cine Spike Lee que me habían llamado la atención y que me daban la pista auténtica, de por dónde debía enfocar mi trabajo. Dice Lee: "Las generaciones de hoy, se pierden muchas cosas. Ya no se acuerdan ni de lo que sucedió el año pasado. Hay grandes historias y grandes acontecimientos y no me refiero a cosas de 1850 y no los conocen. No saben quién es Malcom X, Kennedy, Muhammad Ali, Jackie Robinson... Sigues con la lista y te da miedo. Los chicos de hoy se están perdiendo muchas cosas si no conocen el legado de Ali porque vivas en la época que vivas se ven muy pocos héroes auténticos".

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