Es noticia
Mucha alta montaña, pero el Tour se decidió mientras echabas la siesta
  1. Deportes
  2. Tribuna
Jesús Garrido

Tribuna

Por
Jesús Garrido

Mucha alta montaña, pero el Tour se decidió mientras echabas la siesta

Suele ser normal que en las etapas de alta montaña los que buscan un dulce sueño lo pierdan por la tensión que generan, pero cuando realmente se decidió, en las etapas llanas, la gente dormía la siesta

Hay mucha gente, cada vez más, que estárompiendo con una tradición histórica del mes de julio. Cada año, miles de personas, especialmente en nuestro país, están deseando que llegue el séptimo mes del año, en buena parte porque se supone que o tienen menos trabajo o están de vacaciones, y también porque justo después de comer tiene ese momento placentero que en otros países no entienden pero que aquí es una especie de gloriosa religión: la siesta. Y pocos disfrutan tanto ese momento, ya sea largo, corto o infinito, como cuando pueden tumbarse en el sofá con el Tour de fondo y la baba colgando de la comisura de los labios.

Todos esos tienen ciertocariñopor el ciclismo, lo aprecian. De tanto ponérselo para dormir, al final acaban entendiendo algo y todo. "Ganó ese de celeste con la banderita de Italia, ese es bueno", o "el Froome este corre muy raro", o "Contador este año no está fino", o "Valverde no va a ponerse a ser gregario ahora", o"Paolini se lo pasó de puta madre aquella noche", esas pueden ser algunas de las frases que esta buena gente puede comentar, como si fueran cuñaos profesionalesen cualquier comida de familia. Ninguno de ellos pudo ver cómo se decidía este Tour de Francia.

Porque suele ser normal que en las etapas de alta montaña los que buscan un dulce sueño lo pierdan por la tensión que supone una jornada espectacular como los Alpes o los Pirineos. Esos días no se concilia el sueño con facilidad, mucho menos con la intensidad que le ponen De Andrés y Perico en los comentarios. Sin embargo, cuando la etapa acaba en llano, de esas en las que pasa bastante poco, donde incluso las largas escapadas acaban infructuosamente atrapadas por el pelotón, esos son los días en los que la siesta es oro puro, de pijama y orinal.

Quién le iba a decir a esos insensatos dormilones que en esos días que parecían sosos como un bocadillo de pan sin sal iban a ser los más importantes de los 21 que componen la carrera. Y digo más: a quién se le ocurre que fuera el segundo día, nada más empezar, cuando el Tour quedó casi sentenciado. No, no es que Froome se vistiera de amarillo tras los abanicos de Zelanda, de hecho lo hizo Cancellara. No, no es eso. Es que había gente que todavía no sabía que había empezado el Tour y ya estaba bastante encaminado para el keniata-británico. "Perdimos el Tour en la primera semana", dijo Quintana. No, en realidad lo perdió el segundo día.

Mientras tú estabas soñando con lo que le apetecía, Froome ganaba disimuladamente el "Tour de la montaña", como lo definióChristian Prudhomme, director de lagrande boucle. Había mucha montaña, no sólo en los Alpes y en los Pirineos, que era intensos, bonitos y destrozapiernas, sino también estaba la media montaña, esa que parece que no se nota pero es la que más desgasta. Allí se vio al peor Nibali, a un Contador dubitativo, a un poderoso Purito que después se hundiría como un Titanic con mucho lastre. Pero Froome siempre estaba ahí, aguantando, mandando, liderando. Era el jefe del pelotón y lo será siempre que le deje el colombiano.

Hay mucha gente, cada vez más, que estárompiendo con una tradición histórica del mes de julio. Cada año, miles de personas, especialmente en nuestro país, están deseando que llegue el séptimo mes del año, en buena parte porque se supone que o tienen menos trabajo o están de vacaciones, y también porque justo después de comer tiene ese momento placentero que en otros países no entienden pero que aquí es una especie de gloriosa religión: la siesta. Y pocos disfrutan tanto ese momento, ya sea largo, corto o infinito, como cuando pueden tumbarse en el sofá con el Tour de fondo y la baba colgando de la comisura de los labios.

Tour de Francia Chris Froome Alberto Contador Alejandro Valverde