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José Venancio, el gurú del fútbol sala español: dos derrotas en 147 partidos
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Carlos Garrido

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José Venancio, el gurú del fútbol sala español: dos derrotas en 147 partidos

España ha vuelto a hacer historia al conquistar en Serbia su séptimo título continental tras derrotar a Rusia por 3-7 en la final y su seleccionador ha sido clave en la confección de un auténtico equipo

Foto: La selección española de fútbol sala, con el título de campeona de Europa. (EFE)
La selección española de fútbol sala, con el título de campeona de Europa. (EFE)

El fútbol sala europeo tiene un claro dominador, y ese no es otro que España. Nuestra selección ha vuelto a hacer historia en Serbia, donde ha conquistado su séptimo título continental tras derrotar a Rusia por 3-7 en la final, poniendo así el broche de oro a un torneo perfecto. Ganar una Eurocopa no es tarea fácil, a pesar de que para nosotros se ha tornado, prácticamente, en una rutina. José Venancio tuvo que hacer frente a las bajas de varios de sus hombres clave y básicos para su esquema y forma de juego. Ausencias como las de Sergio Lozano, Fernandao o Aicardo obligaban a recomponer el equipo. Y, precisamente, esa fue la clave: el equipo.

Tras el debut contra Hungría, donde se ganó pero no se brilló, España solventó la batalla por el primer puesto del Grupo B frente a Ucrania. En ese partido ya se atisbaron las armas del futuro campeón. En cuartos esperaba Portugal, llegaba Ricardinho. El crack luso ha sido uno de los grandes atractivos del europeo, dejando tras de sí goles y jugadas de ensueño que han dado la vuelta al mundo. Pero el conjunto siempre acaba imponiéndose a la individualidad, y ese España-Portugal, donde los nuestros vencieron por un contundente 6-2, fue un claro ejemplo de ello. La intensidad, la solidaridad y la efectividad de los jugadores españoles valieron mucho más que la fantasía de ‘O´mágico’ Ricardinho. La firme candidatura de España a ocupar de nuevo el trono de Europa era toda una realidad. Kazajistán, debutante en el torneo y que se cargabaa Italia, vigente campeona, iba ser nuestro último escollo antes de la gran final. Sin su portero titular Higuita, Cacau se vio obligado a no abordar el recurso del portero-jugador como le hubiese gustado frente a España. Ese mismo recurso, de ataque en superioridad numérica, ha sido el que ha puesto al seleccionador kazajo en el centro de todas las polémicas, dado que acostumbra a abusar de él en detrimento del espectáculo y a favor de sus intereses, lógico. Finalmente, y con sufrimiento, La Rojaacabó en semifinales con el sueño de Kazajistán, que posteriormente conseguiría un meritorio tercer puesto.

La ansiada final estaba dotada con tintes de venganza, puesto que nuestro rival no era otro que la gran favorita: Rusia, que sudó de lo lindo para derrotar a la anfitriona en semis. Una selección rusa que nos privó de la final en el pasado europeo de Bélgica, y que esta vez iba a verse desquiciada y superada por una España sublime, intratable. Los rusos fueron borrados de la pista y sucumbieron por un abultado 7-3 (la mayor diferencia en una final de un Europeo hasta la fecha). Exhibición con mayúsculas para conquistar la séptima corona europea y prolongar esta hegemonía aplastante en el fútbol sala del Viejo Continente. Siete trofeos de diez posibles descansan en las vitrinas de la RFEF, no está nada mal.

El paso al frente de hombres que, a priori, no tendrían un papel principal y que debido a las numerables bajas han tenido que adquirir esa responsabilidad, ha sido uno de los aspectos básicos del triunfo. Miguelín, Rivillos o Álex, que han acabado como máximos goleadores con seis tantos cada uno, puede que sean los más destacados; pero también hay que mencionar a Pola, que ha rayado a un nivel enorme, o al propio Paco Sedano, que tras varios años de ausencia ha vuelto a la titularidad y se ha mostrado intratable bajo palos. Ciertamente, es imposible escoger a un jugador, porque todos han estado soberbios. Este es, sin duda, el principal factor que ha llevado a España a lo más alto en Serbia: el bloque, el funcionamiento en conjunto elevado a la máxima potencia. Sobre el parqué, la selección ha demostrado lo que es un auténtico equipo de fútbol sala. Un equipo sin peros en defensa, con eficacia en ataque y con un dominio de las acciones de estrategia altamente brutal, que funciona como un perfecto engranaje. Gran parte de la culpa la tiene el míster, José Venancio López, que en sus 147 partidos tan solo ha conocido la derrota en dos ocasiones.

Volvemos a reinar en Europa, pero no nos conformamos y en el mes de septiembre viajaremos a Colombia con el único objetivo de sumar la tercera estrella de campeones del Mundo.

El fútbol sala europeo tiene un claro dominador, y ese no es otro que España. Nuestra selección ha vuelto a hacer historia en Serbia, donde ha conquistado su séptimo título continental tras derrotar a Rusia por 3-7 en la final, poniendo así el broche de oro a un torneo perfecto. Ganar una Eurocopa no es tarea fácil, a pesar de que para nosotros se ha tornado, prácticamente, en una rutina. José Venancio tuvo que hacer frente a las bajas de varios de sus hombres clave y básicos para su esquema y forma de juego. Ausencias como las de Sergio Lozano, Fernandao o Aicardo obligaban a recomponer el equipo. Y, precisamente, esa fue la clave: el equipo.

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