Es noticia
Al Barça le entran dudas justo cuando tiene visita programada al dentista
  1. Deportes
  2. Tribuna
Gemma Herrero

Tribuna

Por

Al Barça le entran dudas justo cuando tiene visita programada al dentista

El silencio en el estadio, en los últimos 25 minutos de partido después del empate de Benzema, fue tan abrumador como la cara de sorpresa general

Foto: Bale y Benzema celebran el 1-1 con Messi en primer plano. (Cordon Press)
Bale y Benzema celebran el 1-1 con Messi en primer plano. (Cordon Press)

“Espero que no caigamos en un bajón porque estamos en una posición única”, declaró Gerard Piqué, el mejor azulgrana sobre el campo junto a Rakitic, nada más terminar el partido. No lo aseguró, sino que expresó el deseo en voz alta, lo que ya de por sí resulta significativo en un jugador atrevido como es él. Hoy volverá a hablar en la Ciudad Deportiva en la previa del partido de Champions y es probable que se pronuncie ya de manera más optimista, pero el Clásico más intrascendente de las últimas temporadas a efectos de la tabla de la clasificación ha dejado al barcelonismo con la boca abierta, incrédulo, en estado de 'shock' por lo inesperado de la derrota y con cierta sensación de zozobra justo antes de que aparezca el ejército del Cholo Simeone por el Camp Nou. Hay telele. Al Barça de repente le duele una muela y tiene visita con un dentista sin anestesia.

No se le puede poner ni un pero a la victoria madridista, que pudo ser incluso más abultada si el árbitro no hubiera anulado un gol de Bale por ser más alto que Jordi Alba. El silencio en el estadio, con 99.000 espectadores en su mejor entrada de la temporada, en los últimos 25 minutos de partido después del empate de Benzema, el tanto anulado a Bale, el remate al travesaño de Cristiano y finalmente el gol del portugués, fue tan abrumador como la cara de sorpresa general. “Es increíble, increíble”, era la frase más repetida por los aficionados mientras bajaban, ordenados y cabizbajos, las escaleras del estadio. “Hemos desaparecido en la segunda mitad”, se escuchaba entre susurros. No era cabreo, sino desconcierto. Y es la visión de la desintegración del Barça en la última media hora del encuentro la que se repite ahora de manera recurrente en la memoria de los barcelonistas y deja un poso de duda en el momento más inoportuno de la temporada.

El culé es pesimista por naturaleza y, aunque en la última semana se haya recordado que fue la figura de Johan Cruyff quien cambió la historia azulgrana y les otorgó autoestima, en el ADN que marca el carácter de una afición, el ‘tarannà’ -la palabra en catalán que define una manera de ser y de estar- barcelonista es el de sufridor. Y ante eso, no hay Cruyff, ni Guardiola, ni Luis Enrique, con sus 39 partidos invicto hasta que llegó el Madrid, que valgan. Al primer revés, la respuesta instintiva es la de "ay, ay, ay".

Objetivamente, la situación sigue siendo ideal para el Barcelona. Primeros en la Liga, a seis puntos del Atlético y siete del Real Madrid, clasificados para la final de Copa y siendo favoritos para pasar la eliminatoria de Champions. Simeone no ha podido vencer en los seis enfrentamientos previos al Barça de Luis Enrique, el conjunto rojibanco tiene bajas y jugadores como Godín y Carrasco que se recuperarán con el tiempo justo y la duda de si afrontarán el encuentro de mañana en plenitud de condiciones. El Barça, en cambio, tiene a toda su artillería a punto excepto a Mathieu, que en condiciones normales -con Piqué y Mascherano listos- no iba a ser titular tampoco. En teoría, no hay motivos para la alarma. Y sin embargo existe, porque nadie esperaba, por ejemplo, que el tridente más temido del globo desapareciera ya no en un partido, sino en uno contra el Real Madrid. Y de repente, la evidencia que cae por su propio peso a plomo: si la MSN no funciona, el Barça tiene un problema. Pero, a ver, ¿cómo no va a depender un equipo de tres bestias que suman 107 goles esta temporada?

Messi, Suárez y Neymar aparte, el Barça hizo aguas en todas las líneas en el Clásico y hubo desapariciones que se notaron más que otras, como la de Andrés Iniesta, un jugador fundamental para el equipo que ya no fue convocado para el partido ante el Villarreal ni por la selección debido a unas molestias musculares. Había tenido tiempo para recuperarse, pero no tuvo su noche, aunque el que ha quedado más señalado tras la primera derrota en seis meses es Arda Turan. El turco saltó al césped en el 73’ sustituyendo a Rakitic y fue como si al Barça le quitaran el tapón de la bañera. “Entró justo cuando el partido había enloquecido y Rakitic tenía amarilla”, se justificó Luis Enrique, que encima puso la guinda a una noche triste con su falta de tacto y cintura al contestar: “Perder el día del homenaje a Cruyff no me genera nada en especial”.

En definitiva, que entre unas cosas y otras a los azulgrana se les ha quedado mal cuerpo, y el Atlético desde luego no es el convidado ideal para sentarse a tomar el té de manera educada y esperar a que pase la taquicardia. Es ir al dentista, masticar cerillas, la tiza que araña la pizarra, un hueso. Hasta el momento, el Barça ha respondido de manera ejemplar ante los retos. Este martes, tiene uno.

“Espero que no caigamos en un bajón porque estamos en una posición única”, declaró Gerard Piqué, el mejor azulgrana sobre el campo junto a Rakitic, nada más terminar el partido. No lo aseguró, sino que expresó el deseo en voz alta, lo que ya de por sí resulta significativo en un jugador atrevido como es él. Hoy volverá a hablar en la Ciudad Deportiva en la previa del partido de Champions y es probable que se pronuncie ya de manera más optimista, pero el Clásico más intrascendente de las últimas temporadas a efectos de la tabla de la clasificación ha dejado al barcelonismo con la boca abierta, incrédulo, en estado de 'shock' por lo inesperado de la derrota y con cierta sensación de zozobra justo antes de que aparezca el ejército del Cholo Simeone por el Camp Nou. Hay telele. Al Barça de repente le duele una muela y tiene visita con un dentista sin anestesia.

Luis Enrique Gerard Piqué Johan Cruyff Karim Benzema Andrés Iniesta Neymar