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Valverde siempre encuentra un nuevo reto
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Jesús Garrido

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Jesús Garrido

Valverde siempre encuentra un nuevo reto

Los organizadores de la carrera que no dispute el ciclista murciano deben sentirse fatal, pues es casi imposible que Alejandro renuncie a alguna a pesar de haber corrido todo esta temporada

Foto: Valverde correrá las tres grandes vueltas (Javier Lizón/EFE).
Valverde correrá las tres grandes vueltas (Javier Lizón/EFE).

Un deportista de alto nivel se encuentra siempre en su carrera con la disyuntiva sobre su futuro. En algún momento de su vida deportiva surgirá en su cabeza la pregunta sobre qué hacer. Seguir o no. Abandonar todo aquello que le ha convertido en lo que es o mantenerse en pie hasta que el cuerpo aguante. No son pocos los casos de deportistas que dejan de jugar, correr, rodar o lo que fuera que hagan a una edad temprana, antes de que el físico les exija el frenazo definitivo. O simplemente disminuyen su rendimiento porque no tienen deseos de mayor grandeza y el sacrificio que realizan no les vale la pena. Y no lo entendemos. ¿Cómo puede ser que paren -nos preguntamos- si lo tienen todo para ser grandes? Y si no lo entendemos es porque no comprendemos que la misma persona que empezó a correr o nadar, no es la misma que lleva diez años haciéndolo, y su objetivo vital puede cambiar.

Foto: Valverde es la cara visible del equipo español de ciclismo (Kenzo Tribouillard/EFE).

Percibimos con mayor respeto aquellas vidas deportivas que se extienden en el tiempo más de lo que se podía esperar. Algunos lo hacen por el miedo a lo que viene después, el vacío de la retirada. Otros porque aman demasiado lo que hacen y no pueden separarse de ello, y lo único que pueden hacer es engancharse aún más, cada día un poco más. Y más. Y más. Alejandro Valverde es uno de estos últimos ejemplares que están profundamente enamorados de su profesión y que la prefiere sobre cualquier otra cosa. La bicicleta es una parte más de su propio cuerpo y sin ella no se siente completo. La ama tanto que quiere honrarla cada día más que el anterior.

Valverde siente que ese final inevitable está cada vez más cerca. El de Las Lumbreras ya le puso incluso fecha al día en que se bajará de la bicicleta y no se volverá a subir para ganar una etapa (porque Alejandro seguirá subiéndose a una bici millones de veces más). "Creo que mi tope está sobre los 39 años. De momento, seguir en el ciclismo no es para mí ningún sacrificio, pero mentalmente cansa. Estoy más cansado de cabeza que de cuerpo", dijo. En 2019 veremos las últimas pedaladas del murciano y con él se extinguirá la más grande generación de ciclistas españoles de todos los tiempos. Pero antes de que eso suceda, antes de que el precipicio del adiós esté ante su rueda, Valverde quiere hacer algo que nunca había hecho hasta ahora: correr las tres grandes vueltas por etapas en el mismo año.

"Tenía mucha ilusión por venir a la Vuelta, para mí era un reto personal. Me resulta muy difícil dejar la Vuelta. Aunque de cuerpo estoy un poco cansado, la Vuelta me gusta y me sobra la ilusión", dijo antes de empezar la ronda española (porque así se llama, pero bien podría ser la Vuelta del Norte de España) en Galicia. La Vuelta, al fin y al cabo, es la carrera que le dio su mayor alegría: el triunfo en la general de 2009.

placeholder Alejandro Valverde, durante el acto de presentación de los equipos que participarán en la Vuelta (EFE)
Alejandro Valverde, durante el acto de presentación de los equipos que participarán en la Vuelta (EFE)

Qué poco le pega correr sin presión

No será el primero en correr Giro, Tour y Vuelta y no será el último. Pero sí es el único que lo hace de los grandes corredores de la actualidad. El único que ha aceptado el reto de empezarlas, lucharlas y acabarlas entre los mejores. No ha tenido opciones reales de ganar ninguna de las dos primeras y no va a pelear la tercera, y por eso olvidaremos lo que está haciendo. Porque no olvidemos que también participó en la carrera en ruta de los Juegos Olímpicos, donde no aguantó el ritmo de la cabeza. Y sin duda estará en el Mundial de Doha del próximo octubre. Lo correrá todo. No ganará nada. ¿Merece eso el sacrificio? Probablemente no, pues llegará al parón de invierno destrozado tanto física como mentalmente, pero a Valverde se autoimpone este tipo de retos personales.

Corre la Vuelta porque no hay ningún compañero en Movistar mejor para ayudar a Nairo Quintana que el propio Alejandro. Porque él, que portará el 1 de manera simbólica como homenaje de la organización de la Vuelta, siempre está con Quintana cuando éste lo necesita. Y porque de hecho es el único que está siempre con él. Sin Valverde, Quintana no tiene opciones de ganar una gran vuelta por etapas contra Froome y Contador. Y quizá tampoco con él. Es un hecho que Movistar se ha equivocado en la táctica de manera sistemática desde hace mucho tiempo y que, en realidad, nunca le ha disputado un Tour a Froome y, por ahora, tampoco una Vuelta a Contador, Aru o el que la haya ganado en estos años. Ganó el Giro de 2014 contra un Urán del que nunca más se supo y contra un Aru aún demasiado tierno.

Dice una y otra vez Alejandro que a él no le cuesta ejercer de gregario, que lo hace con naturalidad, aceptando el rol que le toca en cada carrera que disputa con agrado. El pasado Tour, como él dijo, fue la primera ronda en la que iba sin aspiraciones en la general. Con la Vuelta ya serán dos grandes que no pelea. Perderá tiempo algún día con Froome, Contador, puede que con Samu Sánchez y le tendrá que dar igual, pese a que se sienta raro. Pero se le hará muy raro. Dice que le apetece no tener presión, que va a la Vuelta a disfrutar. "Para mí, sería más importante ganar una etapa que entrar entre los diez primeros, pero ya veremos cómo reacciona mi cuerpo. Hay que tener en cuenta que será la tercera gran vuelta en menos de cuatro meses, y dos más contando las del año pasado. Un triunfo de etapa seria importante. Ganar siempre es ganar", explicó antes de echar a rodar.

Un deportista de alto nivel se encuentra siempre en su carrera con la disyuntiva sobre su futuro. En algún momento de su vida deportiva surgirá en su cabeza la pregunta sobre qué hacer. Seguir o no. Abandonar todo aquello que le ha convertido en lo que es o mantenerse en pie hasta que el cuerpo aguante. No son pocos los casos de deportistas que dejan de jugar, correr, rodar o lo que fuera que hagan a una edad temprana, antes de que el físico les exija el frenazo definitivo. O simplemente disminuyen su rendimiento porque no tienen deseos de mayor grandeza y el sacrificio que realizan no les vale la pena. Y no lo entendemos. ¿Cómo puede ser que paren -nos preguntamos- si lo tienen todo para ser grandes? Y si no lo entendemos es porque no comprendemos que la misma persona que empezó a correr o nadar, no es la misma que lleva diez años haciéndolo, y su objetivo vital puede cambiar.

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