El Barcelona y el descontrol de ‘El Guateque’

Cuando este miércoles a mediodía escuché que toda la plantilla del FC Barcelona y el cuerpo técnico se habían ido a comer no pude evitar imaginarme a Peter Sellers invitado por error como en ‘El Guateque’, al mayordomo Levinson poniéndose cada vez más chuzo y bebiendo a escondidillas lo que Messi dejaba en la copa, a Rakitic con un pollo en la cabeza, el suelo abriéndose y cayendo todos en una piscina que después se convertiría en una fiesta de la espuma y a un pequeño elefante todo pintarrajeado paseándose por el fiestón. Sí, tengo mucha imaginación, pero la sensación de descontrol, de desgobierno y de ¿cuál es la siguiente coña? es tal que no me extrañaría en absoluto que la comida hubiera terminado como en 'El Guateque'.

La última es que Seri, que estaba prácticamente hecho, ha quedado descartado “por razones técnicas”. Y no sabemos más, porque la superpoblación de puestos técnicos es casi la misma que la de centrocampistas en el Barça y llega un momento en el que no se sabe quién toma una decisión y quién la otra. Lo de Seri llegó justo después del ya conocido como ‘el motín de Instagram’.

La distancia sideral entre la junta y la plantilla

El club hizo oficial a las cinco de la tarde del martes que iba a la guerra con Neymar al denunciarle ante la justicia ordinaria por incumplimiento de contrato. Tres días antes el jugador había cargado contra algunos directivos de los que dijo que no se merecían estar en el Barça. El conflicto es total entre Neymar y el club. ¿Y que hicieron los jugadores del Barça? Y no cualquier jugador, no. Los de la primera fila: Messi, Luis Suárez, Piqué, Rakitic… Pues irse de fiesta con el brasileño, que celebraba el cumpleaños de su hijo.

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Alonso C.

Las fotos comenzaron a aparecer en Instagram con mensajitos como “volvió”, que escribió Messi, todo sonriente —qué diferencia con la cara de vinagre que mantuvo en el partido ante el Betis— junto al uruguayo y Neymar. Que unos futbolistas ya mayorcitos, padres y profesionales desde hace tiempo no caigan en el daño que le van a hacer al club con esas imágenes no cuela. Les dio exactamente lo mismo. Ellos, a lo suyo. Con Dani Alves, por cierto, que también estaba por allí. Y Andrés Iniesta, que fue más discreto y no quiso posar.

Ni que decir tiene que en el club ha sentado a cuerno quemado las 'fotitos'. Están molestos, pero saben al mismo tiempo que no pueden hacer absolutamente nada. Los jugadores mandan y hacen lo que les da la gana en su tiempo libre, pero no se puede dejar más en evidencia que la relación entre Bartomeu, los directivos y los principales jugadores del club no es que sea inexistente, es mala.

Nervios en el club

Con Seri descartado y las operaciones de Coutinho y Dembélé complicadas, ha aparecido un nuevo nombre: Di María. De hecho, en el vodevil en el que se ha convertido el club, alguien hackeó las cuentas en redes sociales durante dos horas y anunció en Twitter que el argentino estaba fichado.

Faltan ocho días para que se cierre el mercado y de la “paciencia” que pedían los directivos y responsables técnicos se ha pasado a los nervios. El tiempo se les ha echado encima, van ya a contrarreloj y ahora mismo la plantilla es peor que la del año pasado, se ha fichado solamente a Semedo y Paulinho y el único que se ha ido es Mathieu, mientras por ejemplo Arda Turan está tan calentito y sin ofertas a la vista mientras Valverde no le sacó ni siquiera en el Gamper después de hacer 11 cambios. Vamos, más claro no se lo puede decir, más alto quizás sí: con un megáfono, porque el turco se está haciendo el sordo.

En estos ocho días ya se pueden poner las pilas y fichar a alguien con cara y ojos, que ilusione a la afición y sea bienvenido en la plantilla. Messi está mohíno desde que Neymar se fue. El argentino es un ganador nato y quiere un equipo competitivo, de ahí que no disimule su mala cara en público y que dé largas para firmar su contrato. Un contrato que según Bartomeu estaba firmado desde finales de junio hasta que Jordi Mestre, el de “Neymar se quedará al 200%”, reveló en rueda de prensa que no, que no estaba firmado, pero “que iban por buen camino”. Bartomeu no ha dado explicaciones de por qué mintió hasta el momento. Y debería, porque su credibilidad ha quedado por los suelos.

El argentino no es el único que está enfurruñado. Andrés Iniesta tampoco ha dado el sí a la oferta de renovación que le ha hecho el club y en una entrevista a ‘El País’ admitió que se planteaba cosas que hasta hace poco ni se le pasaban por la cabeza.

Y así está el Barça, sin un día de tregua siquiera, con un desgobierno cada vez más evidente y una sensación de caos que lo envuelve todo. Con semejante descontrol no se puede descartar que Levinson se pillara un buen pedal ayer mientras un elefante pequeñito se paseaba por el restaurante y todos terminaron bailando en una piscina con espuma.