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Las elecciones que ganó Luis Rubiales pero perdió más Javier Tebas que Larrea
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Gonzalo Cabeza

Las elecciones que ganó Luis Rubiales pero perdió más Javier Tebas que Larrea

Luis Rubiales será investido nuevo presidente de la Real Federación Española de Fútbol a pesar de todos los intentos del presidente de La Liga por impedirlo.

Foto: Luis Rubiales sonríe victorioso. (EFE)
Luis Rubiales sonríe victorioso. (EFE)

Ganó Luis Rubiales, el candidato que primero se decidió a competir. No es casualidad, el fútbol español se encontró sin Villar, que era un poco como perder al padre, y se vio desorientado. Las federaciones deportivas suelen tener claras líneas de sucesión, hay reelecciones casi automáticas y padrinos poderosos que colocan en la posición perfecta para ganar unas elecciones. Esta vez, y como rareza, no fue el caso. Quien tenía los resortes para mover en las sombras, Villar, estaba fuera de la carrera y enfadado con ambos candidatos. Especialmente con Larrea, a quien considera un traidor.

Los votantes, que no dejan de ser un reducido número salido de unas oscuras y desconocidas elecciones previas para configurar la Asamblea, no tenían en esta ocasión claro qué votar. Y Rubiales empezó primero a correr, a dar vueltas a España, a prometer cosas, a llamar a los presidentes de territoriales que ahora, mucho tiempo después, no tenían claro dónde se colocaban sus lealtades. Larrea llevaba años ahí, pero tampoco había sido nunca un personaje importante, nunca se tuvo que bajar al barro y era poco más que un directivo más en un lugar en el que los directivos mandan más bien poco.

Foto: Luis Rubiales, candidato a presidir la RFEF. (EFE) Opinión

En toda esta guerra, muy poco interesante para el común de los mortales, había una persona con muchas ganas de meter la cuchara: Javier Tebas. Muchas cosas se le pueden reprochar al presidente de La Liga, pero entre ellas no está que no se deje la piel en sus misiones. Él cogió esta guerra como una batalla propia, con una consigna clara, no era tan importante investir a Larrea como que no ganase Luis Rubiales. El expresidente del sindicato y él tienen una animadversión personal que tampoco se han propuesto disimular. El odio, en este caso la palabra no es excesiva, era en doble dirección.

Las incesantes llamadas

Y por eso ha perdido Tebas tanto como Larrea. No es la primera vez que le ocurre, en las anteriores elecciones, aún con Villar en liza, hizo todo lo posible para coronar a su candidato, en aquella ocasión Jorge Pérez. El resultado fue el mismo que el de ahora, un claro fracaso. En ambos casos lo dio todo, hizo todas las llamadas que le permitió su teléfono móvil y prometió todo lo posible a aquellos que tenían la opción de voto. Casi todo en estas elecciones se resume en el dinero, en las subvenciones y cosas así. Estas últimas semanas ha habido intentos de La Liga por sumar voluntades de 2ªB, promesas de que todo iría mejor con Larrea porque el fútbol profesional, que es el principal motor del deporte en España, arrimaría el hombro y todos saldrían ganando.

No le han comprado el discurso. Javier Tebas querría ser lo que en Estados Unidos se llama un 'king maker', ese personaje que desde las sombras es capaz de colocar su candidato... y luego hacer con él lo que quiera recordándole que ese sillón en el que se sienta le pertenece. De hecho, estos últimos meses la federación y la liga han tenido una relación mucho más fluida que antaño, un tipo de contacto que ahora quedará congelado y en suspenso, al menos durante un tiempo. Las posiciones son muy lejanas y hay demasiadas heridas como para que esto se solucione rápido.

Rubiales se movió rápido y ante el caos por la ausencia de Villar se supo hacer con la mayoría; perdió Larrea, pero más aún perdió Tebas

La unidad era lo que vendía Javier Tebas. Era el principal argumento de la candidatura, todos juntos, con un objetivo común, seremos más fuertes. La unidad no es necesariamente un bien en la política, a pesar de que sea un concepto recurrente en muchos ámbitos. El presidente de la patronal intentó vender a los árbitros, las territoriales, los jugadores modestos, los clubes importantes y los no tan importantes, que el siguiente gran salto del fútbol español solo se conseguiría si los dos organismos rectores, la federación y la liga, iban de la mano.

placeholder El derrotado Larrea, en la Asamblea. (EFE)
El derrotado Larrea, en la Asamblea. (EFE)

No compraron la unidad

No se lo han comprado los votantes, quizá porque muchos han pensado que el pez gordo se suele comer al chico. Los asambleistas no se fían de Tebas, que era el poder real en la candidatura. Lo más probable es que ahora se retire y no se vuelva a oír de él en el resto de los días. Los muchos votantes pequeños que han comprado el discurso de Rubiales han pensado, en buena medida, más en penalizar al patrón que en la persona que estaban votando.

Tampoco es que Rubiales desate pasiones, la verdad. La mayor parte de análisis previos a estos comicios hablaban de una elección entre dos naufragios, y por lo que se ve han terminado comprando al candidato que más se lo ha trabajado y al que menos mochila tiene. En estos meses de intensa y aburridísima burocracia se ha hablado muy poco de fútbol y de proyecto, o quizá no hemos sabido poner en relieve lo que cada uno de los candidatos ponía encima de la mesa. En las elecciones federativas siempre de la sensación de que las claves están en las conversaciones privadas, en los enjuagues y acuerdos que se llegan con los 150 votantes.

Luis Rubiales tiene ahora que recuperar el lugar que le corresponde a la federación y que en estos años ha ocupado Tebas por la inacción de Villar

En los próximos meses veremos en qué se traduce todo eso. Rubiales solo tiene dos años, porque estas elecciones son parciales por el proceso judicial de Villar. Es tiempo suficiente para hacer muchas cosas, cosas que sin lugar a dudas son necesarias en el fútbol español. En lo que casi todos coincidían estos días es en que la RFEF estaba anquilosada, presa del pasado y tiene un margen de mejora bastante amplio de cara al futuro. Con la selección pasando los mejores tiempos de su historia la recaudación anual es altísima, ese dinero bien invertido puede hacer avanzar mucho a un deporte que en España es casi una religión.

Será clave seguir en los primeros días cómo es la relación entre Tebas y Rubiales. La animadversión de ambos, que viene de lejos, se ha podido acrecentar en un proceso electoral que tampoco ha sido de los más limpios, no tanto por lo que ha salido a la superficie como por lo que ha ocurrido entre bastidores. Estas últimas semanas la RFEF y La Liga calculaban qué iban a hacer con el VAR y todo parecía ir como la seda, por fin hablaban el mismo idioma. Ahora hay que volver a aprender a andar. No es improbable que una de las primeras decisiones de Luis Rubiales tenga que ver con los horarios del fútbol. No le gusta la dispersión que tanto ha promocionado Tebas, un modo de colocar el fútbol que perjudicaba a los aficionados y encantaba al operador televisivo. El empresario Jaume Roures, siempre cerca de Tebas, pierde también un poco en este envite.

placeholder Javier Tebas. (EFE)
Javier Tebas. (EFE)

Recuperar el terreno para la federación

Es posible que mueva por ahí, porque es también uno de los puntos que más rápidamente le puede dar crédito a un gobernante futbolístico. Villar odiaba a Tebas, pero con el tiempo aprendió a no meterse en muchos líos, el inmovilismo fue la nota habitual. Y esa inacción la aprovechó el presidente de La Liga para meterse en muchos lugares que no le correspondían, que eran más bien cosa de la federación. El fútbol femenino, por ejemplo, en el que el vasco nunca creyó, nunca invirtió y no hizo más que despreciar. Tebas se movió, buscó patrocinadores y les dio visibilidad, a pesar de no tener ningún tipo de resopnsabilidad en la liga femenina. Ante la ausencia de la Federación, ahí estaba él. Algo parecido ha hecho en tiempos recientes con la 2ªB y la Tercera, especialmente estas últimas semanas, ávido como estaba de rascar votos. Y así con tantas y tantas cosas.

Rubiales tiene, por lo tanto, que recuperar terreno. Los reglamentos y las normativas están de su lado, legalmente la federación es poderosa y los poderes de La Liga están transferidos de esta, por lo que puede de algún modo atarles si lo que quiere es disputar ese juego. La Liga ahora mismo factura más, pero Rubiales, a diferencia de Villar, no se va a quedar mirando como le quitan poco a poco el poder.

Esto, en todo caso, es el punto de partida, es difícil saber hacia dónde irá todo a partir de ahora. Tebas, como perdedor, tendrá que intentar recomponer los puentes rotos y es posible que Rubiales, mucho más estratega que su predecesor, acepte sentarse en la mesa a ver hasta dónde puede llevar su proyecto. Le quedan dos años solo, y tiene que aprovecharlos. Él es el nuevo presidente, el sustituto de Villar, el que llegó primero y le hizo entender al fútbol que la unidad está bien como idea, pero funciona muy mal si se resume en el poder omnímodo de Javier Tebas.

Ganó Luis Rubiales, el candidato que primero se decidió a competir. No es casualidad, el fútbol español se encontró sin Villar, que era un poco como perder al padre, y se vio desorientado. Las federaciones deportivas suelen tener claras líneas de sucesión, hay reelecciones casi automáticas y padrinos poderosos que colocan en la posición perfecta para ganar unas elecciones. Esta vez, y como rareza, no fue el caso. Quien tenía los resortes para mover en las sombras, Villar, estaba fuera de la carrera y enfadado con ambos candidatos. Especialmente con Larrea, a quien considera un traidor.

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