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La pregunta del millón: ¿y qué pasará cuando Messi no esté?
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Gemma Herrero

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La pregunta del millón: ¿y qué pasará cuando Messi no esté?

Exhibición del argentino en Wembley en la victoria del Barcelona por 2-4 ante el Tottenham. El equipo azulgrana volvió a ganar después de tres partidos seguidos sin hacerlo

Foto: Messi celebra uno de sus dos goles al Tottenham en Wembley. (EFE)
Messi celebra uno de sus dos goles al Tottenham en Wembley. (EFE)

'Carpe diem', aprovecha el momento, disfruta del presente. Como lema y propósito vital es estupendo, pero a menudo una no puede dejar de preguntarse qué pasará mañana, o pasado. Y resulta lógico que el aficionado culé piense en un futuro sin Messi y se le pongan los pelos como escarpias. Porque sí, el Barça jugó bien en Wembley (2-4), tuvo más equilibrio, posesión, se adelantó 0-2 en el marcador y todo parecía coser y cantar en la primera parte, pero en la segunda, si no llega a ser por el argentino, una vez más, otra, quién sabe lo que podría haber ocurrido. Porque hubo momentos de verdadero sufrimiento. Así que la pregunta de ¿y qué pasará cuando Messi no esté? es inevitable.

Si la goleada ante el PSV en la primera jornada de Champions no se entiende sin el argentino, la victoria en Londres tampoco. Suyo fue el pase para Alba en el primer gol de Coutinho, participó en el segundo de Rakitic, estrelló dos balones al poste y cuando el Tottenham apretó con los tantos de Kane y Lamela, apareció él y solamente él para decir bien alto “aquí estoy yo” y marcar dos tantos que son agua bendita para su equipo. Un minuto antes del 2-4, cuando el Barça andaba achuchado, Messi peleó como si tuviera que ganarse el puesto en la línea de cal de la banda izquierda. Con su ímpetu, con su ejemplo, con su autoridad, arrastró al resto que había dado un paso atrás para presionar arriba y no meterse en la cueva a verlas venir.

placeholder Messi ya lleva cinco goles en la Champions esta temporada. (EFE)
Messi ya lleva cinco goles en la Champions esta temporada. (EFE)

“No puede ser que recibamos goles todos los partidos”, dijo Messi después del empate ante el Athletic, donde también salió al rescate del equipo porque no puede tomarse ni un respiro en este comienzo de temporada. Pues en Wembley tampoco fue el día, ya son 11 goles los que ha recibido el Barça en este principio de temporada en siete encuentros de Liga y dos de Champions, los mismos que encajó la campaña pasada en 21 partidos. El conjunto de Valverde sobrevive gracias a Messi, que ya ha marcado nada menos que 10 goles y ha estrellado nueve balones a los palos, pero al Barça se le sigue viendo demasiado tierno como para no echarse a temblar solo con que se cruce la idea de que Leo se pille un constipado en un mal momento.

Ernesto Valverde buscó más equilibrio y colocó a Arthur en el centro del campo dejando a Dembélé en el banquillo y con Coutinho como acompañante de Messi y Suárez. Arthur mantuvo la pelota con criterio y no falló ni un solo pase en la primera mitad, pero cuando el Tottenham apretó, se diluyó. La imagen del Txingurri con la cara desencajada en el minuto 75 con 2-3 en el marcador de cuclillas en su área técnica mientras Vidal calentaba desde hacía rato no era muy tranquilizadora. Salió primero Rafinha por Coutinho y luego Vidal por Arthur, pero hasta que Messi volvió a arremangarse en el último suspiro del partido todo el mundo estaba conteniendo la respiración.

Ya puede Valverde meter mano en el equipo, cambiar el centro del campo una y otra vez intentando dar con la tecla, comerse la cabeza, que al final todo empieza y termina con el '10'. Y eso por una parte es una bendición porque la estrella, que ya avisó que “esa copa tan linda” era su objetivo, está más comprometida que nunca, pero por otra deja ese come-come, un desasosiego que no se puede aplacar y la gran pregunta: ¿y qué pasará cuando él no esté? La respuesta, por ahora, solo puede ser una: 'carpe diem'.

'Carpe diem', aprovecha el momento, disfruta del presente. Como lema y propósito vital es estupendo, pero a menudo una no puede dejar de preguntarse qué pasará mañana, o pasado. Y resulta lógico que el aficionado culé piense en un futuro sin Messi y se le pongan los pelos como escarpias. Porque sí, el Barça jugó bien en Wembley (2-4), tuvo más equilibrio, posesión, se adelantó 0-2 en el marcador y todo parecía coser y cantar en la primera parte, pero en la segunda, si no llega a ser por el argentino, una vez más, otra, quién sabe lo que podría haber ocurrido. Porque hubo momentos de verdadero sufrimiento. Así que la pregunta de ¿y qué pasará cuando Messi no esté? es inevitable.

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