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Bartomeu pierde la dignidad y una votación crucial por tomar al socio por tonto
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Gemma Herrero

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Bartomeu pierde la dignidad y una votación crucial por tomar al socio por tonto

A Bartomeu y su Junta les habría convenido tener en cuenta que al 'soci' no se le engaña antes de la Asamblea, donde han perdido la dignidad y una votación por primera vez en 15 años

Foto: El presidente del FC Barcelona, Josep María Bartomeu, durante la Asamblea de este sábado. (EFE)
El presidente del FC Barcelona, Josep María Bartomeu, durante la Asamblea de este sábado. (EFE)

“"Al ‘soci’ no se le puede engañar" es una frase que acuñó Josep Lluís Núñez. Si eres del Barça es imposible no haberla escuchado cientos de veces en cualquier reunión con amigos como chascarrillo, imitando el inconfundible acento del expresidente y añadiendo: "Al 'soci' no se le puede engañar… más". A Josep María Bartomeu y su Junta les habría convenido tenerlo en cuenta antes de la Asamblea General Ordinaria donde han perdido la dignidad y también una votación por primera vez en 15 años. El revés es importante. Es una torta con la mano abierta y un problema bien gordo ahora para una Junta que pretende sacar adelante el Espai Barça y la remodelación del Camp Nou. Y todo por intentar engatusar al socio de toda la vida. El error ha sido garrafal.

Todo comenzó a torcerse cuando se aprobó ‘al peso’, todos juntos, a los cuatro nuevos directivos, entre los que se encuentra Marta Plana, cuyo nombramiento levantó ampollas porque no se ha mostrado a favor del referéndum en Cataluña y es patrona de la Fundación Juntos Sumamos. Al votar a los cuatro en bloque se eliminaba el debate. Y ya no sentó bien. Después de comer, y sabiendo que el Real Madrid se la había pegado, llegó el sexto punto del orden del día, el que se adivinaba como el más polémico: el cambio de escudo. Y se lió la marimorena.

placeholder De las dos propuestas más imortantes de la Asamblea, una no se votó y la otra fue rechazada. (EFE)
De las dos propuestas más imortantes de la Asamblea, una no se votó y la otra fue rechazada. (EFE)

Durante más de una hora, una treintena de socios compromisarios se mostró contraria en su mayoría. Las explicaciones de Jordi Mir, el responsable de la empresa a la que se encomendó la modernización, no solo no convencieron, sino que soliviantaron aún más a los compromisarios. Sus argumentos sobre “darle luminosidad al amarillo” y la importancia de los medios digitales para poner la pelota más grande y quitar las siglas F.C.B. sonaron a chino a una Asamblea en la que estaban convocados los 864 socios de más antigüedad y a los que la supuesta modernidad en los tiempos digitales les importa un pepino. El nivel de crítica fue tal que Josep María Bartomeu, ante el peligro inminente de que le echaran atrás el cambio de escudo, tomó la palabra para anunciar que se retiraba del orden del día “porque los miembros de la Junta debían reflexionar”. El barullo fue entonces importante. "Queremos votar", gritaron muchos socios, que ante la imposibilidad de hacerlo decidieron marcharse en masa. “Será legal, pero no es digno ni democrático lo que acaban de hacer”, les espetó una socia en el siguiente turno de preguntas.

Retirar una propuesta cuando ves que no va a salir adelante es un gesto feísimo. El ‘soci’, al final, no es tonto. Y se lo tomó como lo que era, una afrenta a su derecho a decidir—, no poder votar, así que en el siguiente punto del día, el séptimo, decidió vengarse. Y este era el que de verdad le interesaba a Bartomeu: ni más ni menos que modificar los estatutos, exactamente la supresión del apartado C del artículo 66, que dice: “La Junta Directiva puede emitir títulos transmisibles de deuda o aceptar dinero en forma de crédito o préstamo, siempre que el valor de los cuales no supere el 10 por ciento anual de ingresos”. El Barça quiere poder endeudarse más y los socios le dijeron que nanai, enfadados por lo sucedido con el escudo. “Las instituciones financieras no nos dan créditos con los Estatutos que tenemos", suplicaba Enrique Tombas, el tesorero del club. Ni por esas. A la hora de votar: 247 frente a 201 votos en contra, cuando eran necesarios dos tercios para llevarlo adelante. Las caras de Bartomeu y compañía eran un poema.

El revés es importante. Es una torta con la mano abierta y un problema bien gordo ahora para una Junta que pretende sacar adelante el Espai Barça

Ya veremos ahora cómo lo hacen para sacar adelante el Espai Barça sin poder endeudarse más de lo que ellos querían, con una inflación salarial por las nubes y sin ingresos suficientes. Y si ya tenían algo apalabrado con algún banco, frenazo en seco. Desde el 2003, con Enric Reyna en su breve mandato después de Joan Gaspart, ninguna Junta del Barça había perdido una votación en Asamblea. El bofetón, pues, es histórico.

En un club que presume de valores y de ser algo más que un club, no es de recibo no dejar votar, y el castigo es un severo toque de atención hacia las formas de Bartomeu y sus directivos. El presidente, por cierto, terminó diciendo: “Seguramente Rosell está en la cárcel por ser presidente del Barcelona… Ahí lo dejo, en el aire”, sin darse cuenta después del varapalo que el que está en el aire, en la estratosfera, en otro mundo donde al ‘soci’ se le puede manejar como si fuera una marioneta, es él.

“"Al ‘soci’ no se le puede engañar" es una frase que acuñó Josep Lluís Núñez. Si eres del Barça es imposible no haberla escuchado cientos de veces en cualquier reunión con amigos como chascarrillo, imitando el inconfundible acento del expresidente y añadiendo: "Al 'soci' no se le puede engañar… más". A Josep María Bartomeu y su Junta les habría convenido tenerlo en cuenta antes de la Asamblea General Ordinaria donde han perdido la dignidad y también una votación por primera vez en 15 años. El revés es importante. Es una torta con la mano abierta y un problema bien gordo ahora para una Junta que pretende sacar adelante el Espai Barça y la remodelación del Camp Nou. Y todo por intentar engatusar al socio de toda la vida. El error ha sido garrafal.

Josep Maria Bartomeu