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De Vallecas a Milán: por qué no es fácil ser del Barcelona
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Gemma Herrero

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De Vallecas a Milán: por qué no es fácil ser del Barcelona

Ya no están Xavi ni Iniesta, y Messi se quedó en la grada porque no se le dio el alta médica, pero el Barcelona fue un equipo reconocible. Los de Valverde merecieron la victoria

Foto: La emoción de Malcom tras marcar el gol del Barcelona en Milán. (Reuters)
La emoción de Malcom tras marcar el gol del Barcelona en Milán. (Reuters)

El FC Barcelona empató ante el Inter (1-1) después de un gran encuentro en el que dominó, presionó, remató hasta en 27 ocasiones a puerta y en la primera de los italianos, tres minutos después del gol de Malcom, Icardi empató el partido en el 87’. Los azulgrana ya están en octavos, aunque todavía tendrán que jugarse en los dos encuentros que quedan la primera plaza, pero no hay nada que reprocharles y, sin hacer una encuesta, estoy convencida de que los aficionados culés están más satisfechos con el empate en el Giuseppe Meazza que con la victoria en Vallecas.

No es fácil ser del Barça, porque no vale ganar de cualquier manera. El triunfo contra el Rayo con patadón y tentetieso y Piqué de delantero a ver qué cazaba tuvo éxito en el resultado final, pero el interminable debate sobre el sacrosanto estilo culé volvió a aparecer con el murmullo de "así, no vale". En Milán, en cambio, no ganó pese a las múltiples ocasiones y el buen juego, pero el culé de toda la vida respira tranquilo: "Así, sí".

Ya no están Xavi ni Iniesta, y Messi se quedó en la grada porque no se le dio el alta médica, pero el Barcelona fue un equipo reconocible, saltándose la primera línea de presión del Inter con pases profundos, con Busquets, Rakitic y Arthur cocinando la pelota en el centro del campo y con un Dembélé más aplicado que de costumbre rompiendo por la banda. Encima, Luis Suárez en su plan ‘don erre que erre’ disparó hasta en seis ocasiones a portería y Coutinho dio un paso adelante. Por si fuera poco, Malcom, en la primera pelota que tocó tras entrar en el campo sustituyendo a Dembélé, la enchufó y se echó las manos a la cara muerto de alivio. Todo redondo excepto la puntería. La contundencia que tanto alabó Valverde en Vallecas brilló por su ausencia ante el Inter. Y, sin embargo, la sensación general es de complacencia.

placeholder El Barcelona volvió a encajar un gol. (Reuters)
El Barcelona volvió a encajar un gol. (Reuters)

El punto débil

Al Txingurri le preguntaron después del partido del Rayo si no le preocupaba la debilidad defensiva de su equipo. Porque el Barça en Liga ha encajado 14 goles, los mismos que el Madrid, y contestó: “No, porque vamos primeros”. Por ahora les vale. Y sí, están clasificados para octavos en Europa, pero va siendo hora de que tapen el agujero, porque un día de estos los números no saldrán y ya no se puede tomar como una coincidencia o cuestión de mala suerte. Es una constante.

En Liga, solo han dejado la portería a cero frente al Valladolid y el Girona. En Champions, el Tottenham les marcó dos en Wembley y el Inter uno en la única oportunidad que tuvo. Estaría bien dejar de mirarse el ombligo y deleitarse con el buen fútbol porque, por ejemplo, para volver a conquistar "la Copa tan linda y deseada", que dijo Messi en una competición que penaliza tanto los errores, deben tomarse en serio los goles en contra antes de llevarse un disgusto. El estilo también es eso.

El FC Barcelona empató ante el Inter (1-1) después de un gran encuentro en el que dominó, presionó, remató hasta en 27 ocasiones a puerta y en la primera de los italianos, tres minutos después del gol de Malcom, Icardi empató el partido en el 87’. Los azulgrana ya están en octavos, aunque todavía tendrán que jugarse en los dos encuentros que quedan la primera plaza, pero no hay nada que reprocharles y, sin hacer una encuesta, estoy convencida de que los aficionados culés están más satisfechos con el empate en el Giuseppe Meazza que con la victoria en Vallecas.

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