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Por qué Bale es un 'espabilao' y en el Real Madrid están más que cansados
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Ulises Sánchez-Flor

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Por qué Bale es un 'espabilao' y en el Real Madrid están más que cansados

Bale se tiene que dar por aludido con la charla de Solari y Sergio Ramos. También con el bochorno que tiene Florentino Pérez por la imagen de equipo desganado y sin carácter

Foto: Gareth Bale se lamenta durante un partido del Real Madrid. (Efe)
Gareth Bale se lamenta durante un partido del Real Madrid. (Efe)

Solari tiene que aclararse y dejarle cristalino a Bale qué quiere de él y cuáles son sus obligaciones. El problema del abandono defensivo del galés lo empieza a sufrir en sus carnes como le tocó a los anteriores entrenadores –Ancelotti, Benítez, Zidane y Lopetegui– que tenían la esperanza de que el balance entre lo que aportara en ataque y en defensa fuera favorable. Solari, en su primer revés, pretende atajar de inmediato la problemática que genera un futbolista anárquico en el funcionamiento colectivo que requiere un equipo que necesita equilibrio defensivo y ofensivo. No puede consentir que el galés aparezca en acciones esporádicas con un contraataque, una asistencia o un disparo de larga distancia. Solari, como sus compañeros, quieren que Bale aporte más cosas al equipo.

En el análisis y las charlas que ha tenido Solari con los jugadores y Sergio Ramos como capitán se ha llegado a una conclusión: “Aquí tienen que defender y atacar todos si queremos mejorar como equipo”. Un mensaje o una orden. Que cada uno lo interprete como quiera. Lo malo, por la experiencia que tienen ya en el vestuario del Real Madrid, es que a Bale le entra por un oído y le sale por el otro. Solari acaba de llegar y desde fuera era consciente del punto débil de Bale. No muestra el interés ni la agresividad que se necesita en defensa. Su implicación se limita a cubrir el expediente.

Foto: Solari, con los brazos cruzados, durante el partido contra el Eibar en Ipurua. (Efe)

Esto no le vale a Solari después de la dura derrota en Ipurua. Todos estuvieron mal. Sergio Ramos reconoció un problema de actitud y Varane de desorden táctico y estar descolocados en el campo. En todo el análisis de la derrota contra el Eibar no sale nadie bien parado. Podría salvarse Courtois, que evitó una goleada mayor. O algún chispazo de Benzema para desequilibrar arriba y cada partido más concienciado de que también tiene funciones para presionar en la recuperación de la pelota. Pero Bale fue un desastre en la banda derecha en Ipurua. En el repliegue, el robo y la profundidad. Lo extraño es que Solari, en su interés por proteger y no señalar a ciertos jugadores, no le quitara. Hizo tres cambios –Carvajal por la lesión de Odriozola, Isco por Modric y Vinicius por Asensio–. Aguantó a Bale cuando en el banquillo estaba Lucas Vázquez, que trabaja y tiene más sacrificio. Privilegios, los justos. Cada vez se soportan menos en el vestuario.

Malestar con la actitud del galés

Gareth Bale se tiene que dar por aludido con la charla de Solari y Sergio Ramos. También con el bochorno que tiene Florentino Pérez por la imagen de equipo desganado y sin carácter. El partido contra la Roma es otra prueba más para comprobar hasta qué punto se puede aguantar al galés en el once y si merece ser titular. Es la asignatura pendiente de Solari. La que han tenido sus predecesores y algunos como Zidane acabaron tirando la toalla con este asunto que tanto molesta en el vestuario. Porque Bale no es un jugador cualquiera. Es el que más cobra de la plantilla –15 millones de euros netos– y si no hace los goles que se ha llevado Cristiano Ronaldo, intimida ni defiende para qué y por qué tiene que jugar todos los partidos.

El criterio de Solari se empezará a mirar con lupa entre los jugadores si concede más oportunidades a Bale que al resto y éste no responde y, a la vez, pide a otros –Isco– que se ponga en mejor forma física para entrar en el once. Solari ya tiene su ‘patata caliente’ con Bale para lograr que se ponga a defender como todos en un momento en el que la plantilla asume sus errores y hace propósito de reaccionar con más sacrificio y esfuerzo porque reconocen que ya no van sobrados.

Solari tiene que aclararse y dejarle cristalino a Bale qué quiere de él y cuáles son sus obligaciones. El problema del abandono defensivo del galés lo empieza a sufrir en sus carnes como le tocó a los anteriores entrenadores –Ancelotti, Benítez, Zidane y Lopetegui– que tenían la esperanza de que el balance entre lo que aportara en ataque y en defensa fuera favorable. Solari, en su primer revés, pretende atajar de inmediato la problemática que genera un futbolista anárquico en el funcionamiento colectivo que requiere un equipo que necesita equilibrio defensivo y ofensivo. No puede consentir que el galés aparezca en acciones esporádicas con un contraataque, una asistencia o un disparo de larga distancia. Solari, como sus compañeros, quieren que Bale aporte más cosas al equipo.

Gareth Bale Florentino Pérez
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