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El señorío de Ernesto Valverde o por qué perdió la caballerosidad en el Barcelona
La imprudencia le ha jugado una mala pasada a Ernesto Valverde. Insinuó que Cuéllar había fingido en el gol de Luis Suárez y unas imágenes demuestran que le dio una patada
Se nos ha caído un referente del señorío. Teníamos a Ernesto Valverde como un ejemplo de la mesura, prudencia, caballerosidad y juego limpio. Tampoco es que pase de ser un ángel a un demonio. Pero se ha metido en un charco con sus declaraciones después del polémico triunfo contra el Leganés. Se presentó en la sala de prensa con una actitud muy diferente a la que suele mostrar en la victoria y en la derrota. Nunca le habíamos visto bajar al barro. Era hasta aburrido por el celo con el que esquivaba los asuntos espinososos y el perfil bajo en sus opiniones. Y mira que ha pasado de todo desde la salida de Neymar. Le podías buscar las cosquillas con algunas decisiones de club en la que no intervenía –como la salida de Paulinho y el fichaje de Malcom– o la incertidumbre de su futuro. No tenía una salida de tono. Era imposible alterar a 'El Txingurri'. Hasta que estalló con el gol de Luis Suárez en la acción que quedó tumbado en el suelo el portero Cuéllar y necesitó asistencia médica y acabar el encuentro con un vendaje.
Valverde se presentó en la sala de prensa con el colmillo afilado y la sangre caliente. El mecanismo de defensa saltó por los aires y, los que le conocen, no ocultan su sopresa. Sus palabras provocan más enfado en las filas del Leganés. "Lo de Suárez es un gol como un piano. Han estado atendiendo al portero. Eso está muy bien para el que dirán. Pero ni le toca. Es gol", soltó. La mesura y la calma desaparecieron de un plumazo. El calentón fue importante. Hay quien dice que se comportó como un hooligan. Y esto no le pega ni va con su personalidad de caballero y respeto.
La imprudencia de sus palabras le ha jugado una mala pasada. Un día después aparecieron nuevas imágenes –en Gol– en las que queda claro que Luis Suárez golpea la mano de Cuéllar antes que el balón. Hay una patada. No hace teatro el portero del Leganés. No finge. Se lleva un buen patadón en un balón dividido. Unas imágenes que todavía no sabemos si tenían los de la sala del VAR y que tampoco distribuyó LaLiga para los resúmenes. Este es otro capítulo porque hay sospeschas de oscurantismo. Pero en lo que se refiere a Ernesto Valverde, queda en evidencia. Se precipitó y habló con demasiada contudencia sobre una jugada dudosa para afirmar que es un gol legal. Lo puede hacer y es su opinión. Lo que debería haber evitado es decir que atendieron al portero 'por el que dirán'. Es lo que extraña en el entrenador del Barcelona y le convierte en uno más. ¿Debería pedir disculpas?
La presión de la alineación indebida
En el Leganés si ya estaban enfadados con el arbitraje ahora no ocultan su decepción por las declaraciones de Ernesto Valverde. La presidenta, Victoria Pavón, habla de una falta de respeto. Ella estuvo prudente nada más terminar el partido y quitó importancia a la jugada de la polémica. Se comportó como una señora y actuó con responsabilidad. El enfado, la rabia o la impotencia la llevaría por dentro. Al día siguiente, después de escuchar a Ernesto Valverde y ver esas imágenes ya no se calló. "Es clara falta al portero. Que nos digan por qué no ve la falta cuando es clara", pone el grito en el cielo.
¿Cómo se explica que Ernesto Valverde haya sufrido este cambio? Puede que se deba a un calentón de una semana en la que en el Barcelona han padecido de los nervios con el asunto de la denuncia del Levante por alineación indebida. El 'caso Chumi' señalaba directamente a Valverde. Alinear a un jugador que estaba sancionado es una irregularidad. Le han salvado los comités porque la denuncia está fuera del plazo reglamentario. Pero el error ha quedado ahí. Es una mancha para el cuerpo técnico y el delegado del Barcelona. Algo que puede haber alterado la actitud del entrenador y que se une a la necesidad que tuvo de sacar a Messi –suplente contra el Leganés– para ganar el partido. Así estalló Ernesto Valverde.
Se nos ha caído un referente del señorío. Teníamos a Ernesto Valverde como un ejemplo de la mesura, prudencia, caballerosidad y juego limpio. Tampoco es que pase de ser un ángel a un demonio. Pero se ha metido en un charco con sus declaraciones después del polémico triunfo contra el Leganés. Se presentó en la sala de prensa con una actitud muy diferente a la que suele mostrar en la victoria y en la derrota. Nunca le habíamos visto bajar al barro. Era hasta aburrido por el celo con el que esquivaba los asuntos espinososos y el perfil bajo en sus opiniones. Y mira que ha pasado de todo desde la salida de Neymar. Le podías buscar las cosquillas con algunas decisiones de club en la que no intervenía –como la salida de Paulinho y el fichaje de Malcom– o la incertidumbre de su futuro. No tenía una salida de tono. Era imposible alterar a 'El Txingurri'. Hasta que estalló con el gol de Luis Suárez en la acción que quedó tumbado en el suelo el portero Cuéllar y necesitó asistencia médica y acabar el encuentro con un vendaje.