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La saña de españolizar a Piqué es de una gran bajeza
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Ulises Sánchez-Flor

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La saña de españolizar a Piqué es de una gran bajeza

El periodista Carlos Herrera lo llamó Gerardo para rebatir o menospreciar su opinión sobre el juicio del 'procés'. Más tarde se disculpó

Foto: Gerard Piqué celebra con sus compañeros y los aficionados del Barça presente en el Camp Nou la victoria ante el Real Madrid. (Reuters)
Gerard Piqué celebra con sus compañeros y los aficionados del Barça presente en el Camp Nou la victoria ante el Real Madrid. (Reuters)

Piqué jugó cuatro partidos en la semana de Clásicos en el Bernabéu. En el césped estuvo inmenso y colosal al cruce para frenar el desborde de Vinícius, para tirarse al suelo y taponar los disparos, con jerarquía, personalidad y liderazgo. Lástima que un central que está en su plenitud física y técnica haya dejado tan pronto la Selección española. Los otros dos partidos los jugó con sus declaraciones en la zona de prensa para denunciar que el juicio sobre el 'procés' es una salvajada y no le parece justo.

Después del Clásico de Copa del Rey sorprendió yéndose de una pregunta sobre el VAR para dar su opinión sobre el juicio y patinó mezclando las horas que se dedica en televisión a las polémicas futboleras y lo poco que se debate sobre un juicio que tendrá graves consecuencias penales. Salió el Piqué reivindicativo. Soltó lo que lleva dentro. El dolor —su dolor— de ver sentado en el banquillo de los acusados a personas que se enfrentan a delitos de rebelión, sedición, malversación... A décadas de prisión. Se llevó un palo de Carlos Herrera, uno de los periodistas más influyentes de España, con una contrarréplica dura y de dudosa bajeza. Le llamó Gerardo para rebatir o menospreciar la opinión de un futbolista catalán que defiende que no hubo violencia el 1-O. Dos opiniones enfrentadas, válidas. Pero una con más soberbia y desprecio. Herrera quiso reventar a Piqué con la saña de españolizar su nombre. El sabio periodista ha recapacitado y pide disculpas a Gerard en su cuenta se twitter.

Ya es un paso que Herrera admita que Piqué no habla de estar a favor del independentismo ni pida la separación del pueblo catalán. Es lo que subrayó Piqué en segunda intervención ante la prensa en el Bernabéu. Y no es la primera vez que lo dice. Le hemos escuchado desmarcarse del independentismo cuando dio explicaciones en una concentración de la Selección española. Piqué recalcó en Madrid que los futbolistas también son personas y pueden hablar de política y sus inquietudes o dolores. Un Piqué bastante afectado, con mala cara, reclamaba hacerse entender, diferenciar su ideología política con lo que considera demasiado castigo en un juicio que puede acabar con muchos años de cárcel. Un Piqué humano, sensible, preocupado y alejado de un tono de crispación.

Hace bien en hablar de lo que le da la gana y pedir voluntad para escucharse los unos a los otros. La justicia hará su trabajo y dirimirá las consecuencias legales y penales. La estrategia y los fines del 1-O. Pero escuchar, respetar y comprender a Piqué no nos vendría mal para alejarnos de los fanáticos que buscan algo más que justicia. La venganza.

Piqué jugó cuatro partidos en la semana de Clásicos en el Bernabéu. En el césped estuvo inmenso y colosal al cruce para frenar el desborde de Vinícius, para tirarse al suelo y taponar los disparos, con jerarquía, personalidad y liderazgo. Lástima que un central que está en su plenitud física y técnica haya dejado tan pronto la Selección española. Los otros dos partidos los jugó con sus declaraciones en la zona de prensa para denunciar que el juicio sobre el 'procés' es una salvajada y no le parece justo.

Gerard Piqué Carlos Herrera