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Por qué el 'maltratado' Messi no se largó de España tras ser condenado por Hacienda
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Ulises Sánchez-Flor

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Por qué el 'maltratado' Messi no se largó de España tras ser condenado por Hacienda

Su calvario con Hacienda empezó en 2013, se solucionó con una multimillonaria renovación en el Barcelona en 2017. Leo Messi dice que el fisco se ensañó con él y fue el chivo expiatorio

Foto: Leo Messi celebra el gol de falta marcado al Sevilla en el Camp Nou. (Efe)
Leo Messi celebra el gol de falta marcado al Sevilla en el Camp Nou. (Efe)

'Qué bien se vive en España', es lo que debería decir Leo Messi después de ser residente en Cataluña desde que llegó con 13 años y entró a las categorías inferiores del club blaugrana. Era un infantil. Su exitosa carrera le llevó a ganar muchos títulos, premios y millones hasta convertirse en uno de los futbolistas más ricos del mundo. Todo era felicidad hasta que llegó una fecha que no olvida: junio de 2013. El Fiscal presenta una querella por tres delitos contra Hacienda y el juez ve indicios y le imputa. Leo recuerda, seis años después, que tenía ganas de marcharse de España y que se sintió maltratado y víctima de una persecución de los inspectores. "Tuve en la cabeza largarme de España. Se ensañaron y mostraron que iban con todo a por mí", dice en una extensa entrevista en 'Rac 1'.

Leo Messi se sintió el chivo expiatorio de una 'redada', según se interpeta de sus palabras, que comenzó con él y se propagó a más futbolistas (Cristiano Ronaldo, Modric, Mascherano, Marcelo...). Pero no se largó de España. Y no lo hizo porque el Barcelona fue su red o su colchón. Hizo de Messi un mártir y a Josep María Bartomeu no le importó lavar la imagen del argentino a cualquier precio. Un año después de ser condenado llegó la multimillonaria renovación que servía para tapar el agujero que le hizo Hacienda al bolsillo de los Messi. Leo firmó un contrato estratosférico a cinco años: 50 millones de euros brutos anuales que se quedan en 35 millones netos por una prima de fichaje que se reparte en 20 millones anuales. A estas cifras hay que sumarle los bonus y los derechos de imagen que se quedó íntegramente el jugador. Un acuerdo para olvidar las penas y reconocer que en Barcelona es feliz y se quiere retirar en el fútbol español.

placeholder Messi en el juicio junto a su padre Jorge Horacio. (Efe)
Messi en el juicio junto a su padre Jorge Horacio. (Efe)

Lo de Messi no era solo un problema económico. Más bien influyó el orgullo por verse en el banquillo de los acusados y por toda la repercusión, como no puede ser de otra manera por quien se trata, de su caso. En junio de 2013 fue imputado junto a su padre por defraudar 4,1 millones de euros a Hacienda durante los ejercicios de 2007,2008 y 2009 como consecuencia de no tributar unos ingresos de 10,1 millones de euros en concepto de derechos de imagen. En septiembre de 2015 pagó 5 millones por esos tres delitos. No arregló nada. En junio de 2014, Hacienda pide que haya juicio y en julio Leo Messi y su padre (Jorge Horacio) declaran como imputados. La Audiencia Provincial de Barcelona le condena: 21 meses de prisión por tres delitos fiscales. El Tribunal subrayó de 'extrema gravedad' el fraude cometido.

El dinero lo arregla todo

"Yo me dedicaba a jugar al fútbol. Confiaba en mi papá y en los abogados", declaró Leo Messi. Aquí radica su gran problema. La ignorancia que no contempla la ley cuando la sentencia se refiere a que actuó con dolo (voluntad deliberada de cometer un delito). 'El desconocimiento evitable no es un error y no puede provocar una descarga de la responsabilidad', se recoge en la sentencia. Pues Messi vio una persecución, maltrato y le dieron ganas de marcharse de España.

Tampoco se movió mucho para irse porque, en realidad, en Barcelona está como en ningún sitio y, para qué lo vamos a negar, tiene la sartén por el mango. Esperó su momento para renovar y arreglar el desaguisado. Las penas se ahogaron con un buen dineral y el efecto de la megarenovación lo pagó Florentino Pérez. Cuando llegó el juicio por fraude fiscal de Cristiano Ronaldo, el presidente del Real Madrid no actuó como el del Barcelona. Ya saben la historia. El portugués se buscó las habichuelas en Italia (con beneficios fiscales) y trajo una oferta de 100 millones de euros a Florentino que cogió con agrado.

Leo Messi nunca se ha querido ir de España ni del Barcelona. Aquí vive como un marajá. Abre la boca y lo que pide se le concede (hasta conseguir incorporar una cláusula liberatoria para irse gratis que no va a utilizar si no es por causa mayor como otro problema con Hacienda). Está encantado en Barcelona. No es para menos cuando es la estrella y mantiene el nivel competitivo del equipo. Su mujer, hijos, familia viven donde quieren estar y son felices. No quieren oír ni hablar de Inglaterra, Italia o Alemania. Cuando se acabe su carrera en Europa tendrá un último capítulo en Argentina. Lo que no puede o debe decir es que le maltrataron por defraudar... Hacienda somos todos.

'Qué bien se vive en España', es lo que debería decir Leo Messi después de ser residente en Cataluña desde que llegó con 13 años y entró a las categorías inferiores del club blaugrana. Era un infantil. Su exitosa carrera le llevó a ganar muchos títulos, premios y millones hasta convertirse en uno de los futbolistas más ricos del mundo. Todo era felicidad hasta que llegó una fecha que no olvida: junio de 2013. El Fiscal presenta una querella por tres delitos contra Hacienda y el juez ve indicios y le imputa. Leo recuerda, seis años después, que tenía ganas de marcharse de España y que se sintió maltratado y víctima de una persecución de los inspectores. "Tuve en la cabeza largarme de España. Se ensañaron y mostraron que iban con todo a por mí", dice en una extensa entrevista en 'Rac 1'.

Leo Messi Josep Maria Bartomeu
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