¡Qué difícil es centrarse en el fútbol! (al menos el tridente se entiende en Barcelona)

Me siento a ver el partido Eibar-Barça (0-3) con la misma sed que una exploradora sin cantimplora en medio del desierto. ¡Por fin fútbol! Al fin un rato en el que poder centrarme en algo que no sea el caos, la borrachera de violencia y destrucción de los últimos cinco días -cinco noches, mejor dicho- en Barcelona. Un momento en el poder soltar gas de la olla a presión. Juega el tridente Griezmann-Messi- Luis Suárez, debuta Umtiti esta temporada, Valverde sigue apostando por Busquets-Arthur y De Jong mientras que Rakitic continua calentando banquillo. Venga. Estoy dispuesta a disfrutar durante una hora y media del fútbol… pero mi cerebro tiene otros planes.

Escucho la alineación por la radio y al momento informan de que ha finalizado la breve reunión (sólo media hora) entre el conseller de Interior, Miquel Buch, y el ministro de Interior Fernando Grande Marlaska. Antes ha hablado el presidente de la Generalitat Quim Torra, pero una vez más no ha aceptado preguntas. Eso sí, pide diálogo y afirma que “ninguna forma de violencia nos representa”. En Ipurua comienza el encuentro y el ritmo es frenético, un toma y daca que culmina en el minuto 13 con el primer gol de Griezmann lejos del Camp Nou después de un espléndido pase de Lenglet.

“Céntrate”, me digo. Fútbol, fútbol, fútbol. Pero no hay manera porque la Guardia Urbana recomienda a los comerciantes de la plaza Urquinaona, justo cuando Dimitrovic le pone la mano a Messi dentro del área, que no abran esta tarde por precaución ante los nuevos disturbios que se temen que vendrán. Al descanso en ‘Rac1’ no hay análisis de la primera parte, sino la comparecencia de Buch en directo, que atribuye el caos “a grupos antisistema muy violentos y muy organizados con técnicas y tácticas combativas”.

Un mal chiste

Por la tele veo a los jugadores en el túnel de vestuarios. Sale Semedo por Sergi Roberto… raro. Diez minutos después el Barça aclara que el canterano tiene molestias en la rodilla izquierda. En el 58’ Messi marca el segundo después de una asistencia al primer toque de Griezmann, le señala y se abrazan, aunque en mi timeline de twitter no lo están celebrando, sino que me saltan frases de Marlaska, que habla ante los medios. Niega que el Estado esté desbordado y lamenta mucho que tres jóvenes hayan perdido un ojo -presumiblemente por el lanzamiento de pelotas de goma de la policía- “pero no vamos a tolerar la agresión a los agentes”.

El Departamento de Salud de la Generalitat tiene contabilizados nueve heridos graves y uno muy grave ingresados en hospitales. En el 66’ Luis Suárez logra el tercero después de un gran pase de Griezmann desde la media luna del centro del campo. El tridente se abraza. El tridente carbura. El tridente se entiende. Al menos alguien lo hace, pienso, y no me asoma la sonrisa a la cara por el mal chiste aunque compruebo al acabar el partido que no soy la única que hace analogías cuando oigo a Valverde decir: “¿La fecha del Clásico? Espero que juguemos ese partido antes de acabar la primera vuelta. Está de moda no ponerse de acuerdo en cuestiones políticas, así que al menos pongámonos de acuerdo en la fecha del Clásico, no parece tan difícil”. Lenglet, al contrario de su entrenador que abogaba por no posponer el partido, opina: “Hablo por mí y viendo los problemas que hay en Barcelona creo que es bueno que el Clásico se juegue en otra fecha”.

Tampoco me parecía difícil enfocar la atención en un Eibar-Barça antes de que empezara y reconozco que he fracasado miserablemente. Qué días más tristes. Y eso que todavía hoy no se ha hecho de noche.