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Real Madrid y Barcelona, crisis paralelas: dos gigantes que ven alejarse su supremacía
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Ulises Sánchez-Flor

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Real Madrid y Barcelona, crisis paralelas: dos gigantes que ven alejarse su supremacía

Hay semejanzas en los malos resultados de los dos trasatlánticos españoles, pero lo más preocupante es comprobar cómo Zidane y Koeman tienen discursos de perdedores

Foto: Kroos y Messi durante el Clásico disputado en el Camp Nou. (Efe)
Kroos y Messi durante el Clásico disputado en el Camp Nou. (Efe)

Existe una teoría demasiado recurrente para explicar las crisis del Real Madrid y el Barcelona que habla de los vasos comunicantes. Cuando a uno le va bien al otro mal y viceversa. Si el Real Madrid gana es porque el Barcelona está hecho unos zorros y lo contrario. Cuando una afición está ilusionada, la otra no encuentra motivos para la esperanza. Unos juegan divinamente y los otros son unos mediocres. Así ha sido la alternancia para que cada uno ocupe la posición dominante. Los dos gigantes del fútbol español están a la par en este inicio de año en cuanto a problemas futbolísticos e institucionales. Lo primero siempre parece más importante porque si no entra la pelotita el negocio y las ilusiones se resienten.

Dirán que no es comparable lo que sucede en el Barcelona, pendiente de unas elecciones presidenciales que están retrasadas, pero ya les aseguró que en los despachos del Bernabéu hay lo que se llama calma chicha porque, entre muchos de los asuntos pendientes que tiene que resolver Florentino Pérez, está cómo afrontar una renovación de la plantilla y el presidente no cuenta con la colaboración directa de su entrenador. Zinédine Zidane arrima el ascua a su sardina porque lo que realmente le importa al entrenador es tener un equipo maduro con el que sentirse más seguro en cada partido y, si es necesario, ponerse del lado de los jugadores que tienen pendiente la renovación. Lo demuestra con sus palabras en la sala de prensa y con las alineaciones.

Foto: Zidane tras el partido de la semifinal de la Supercopa de España contra el Athletic. (Efe)

Las crisis del Real Madrid y el Barcelona tienen más semejanzas que diferencias en un contexto de pandemia que está mostrando la peor versión de cada equipo y altera su condición de favoritos. ¿Ha terminado la supremacía de ambos en Europa y en España? Son dos equipos con serias dificultades para elevar el nivel competitivo. Vulnerables en lo táctico y lo mental. Incapaces de superar los obstáculos para encontrar la regularidad en los resultados y la continuidad en el juego. En tres días han sido superados por el Athletic de un entrenador que no llevaba ni dos semanas en el banquillo. Marcelino García Toral ha sabido anestesiar el juego colectivo y las individualidades de las estrellas de cada equipo (Hazard y Messi) y mostrar que en el fútbol cuentan otros conceptos menos tangibles como el compromiso, el espíritu, la intensidad y el sacrificio. Hay una imagen demoledora, antes del inicio de la prórroga de la final, en la que los jugadores del Athletic hacen una piña, abrazados los unos a los otros, y los del Barcelona están desperdigados (como en las famosas pausas de hidratación en las que obviaban a Setién).

Zidane y Koeman, discurso de perdedores

El año ha empezado mal para los dos grandes de España. Ninguno ha sido capaz de ganar el primer título de la temporada y lo peor está por venir porque, para consuelo de los aficionados más exigentes que dejan de lado este trofeo por ser el de menor caché de todos, ya en los meses anteriores crecía una opinión generalizada sobre las posibilidades de cada uno. Se ha repetido, una y otra vez, que al Real Madrid y al Barcelona no les daba para ganar esta Champions, ya que el potencial exhibido era inferior al de los otros candidatos (Bayern de Múnich, Manchester City, Paris Saint Germain, Liverpool, Juventus…). No les ha dado para ganar la Supercopa de España y, de seguir en esta línea descendente de juego y actitud, tampoco les dará para competir la Liga al Atlético de Madrid.

Simeone, a diferencia de Zidane y Koeman, sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. El Atleti es más fiable en defensa y cada vez más eficaz en ataque desde la incorporación de Luis Suárez. Con dos partidos menos tiene una ventaja de cuatro puntos con el Real Madrid y siete con el Barcelona. Sí, estamos en enero, queda mucho, tiene que haber bajones, lesiones, malos momentos y errores, pero el Atleti tiene una velocidad de crucero que no se detecta en el Real Madrid y el Barcelona.

Existen semejanzas en las crisis deportivas de los dos trasatlánticos españoles, pero lo más preocupante es comprobar cómo Zidane y Koeman tienen discursos de perdedores. “En la vida no se puede ganar siempre”, dijo el francés tras la eliminación de la Supercopa. “Hay que ser realistas, la Liga está muy complicada”, manifestó Koeman tras empatar contra el Eibar en el Camp Nou. El peor síntoma de un equipo con aspiraciones es la debilidad del entrenador.

Foto: Messi abandonó el campo expulsado. (Reuters)

En el césped no encuentran soluciones. El camino más fácil y en el que cree Zidane que puede pisar sobre un piso seguro es en el de la recuperación de Eden Hazard. Hacer jugar al belga de inicio, aunque no lo merezca, es el propósito del técnico francés. Pedir paciencia y esperar a que coja el ritmo competitivo acabará dando beneficios, según el entrenador. El coste es un título perdido en enero y una alarmante falta de gol en los últimos partidos de Liga. El problema se agudiza con un once que tiene jugadores fatigados por dejar de lado las rotaciones. Las imágenes de Sergio Ramos y Benzema saliendo cojeando del estadio de La Rosaleda en Málaga, tras el partido contra el Athletic, resumen el cansancio de los que juegan todos los minutos.

Zidane exprime un once

Zidane ha llevado al límite los esfuerzos y ha perdido la chispa o la intuición que tuvo hace un año cuando, en dificultades por tener de baja a Benzema, Bale y Hazard para la Supercopa de España que se disputó en Arabia Saudí, supo poblar el equipo de centrocampistas para asegurarse el control del partido, ser más equilibrados y sufrir menos desgaste. Es evidente que Hazard condiciona demasiado los planes del entrenador y que, aunque pida paciencia, tiene prisas por recuperarle. La fluidez y la contundencia del juego del equipo han disminuido desde el regreso de la lesión de Hazard. Es curioso, pero cierto. Empates contra Elche, Osasuna y derrota contra el Athletic.

La trayectoria del Real Madrid es tan irregular y el recorrido de aquí hacia delante tan incierto como el del Barcelona. Los de Zidane desconectan cuando hay un equipo modesto enfrente. Son seis derrotas en lo que va de temporada entre Liga, Champions y Supercopa de España. De Koeman existía la percepción de que, si bien tiene que acoplar a una serie de futbolistas nuevos y más jóvenes, sí sería capaz de fortalecer la mentalidad de los jugadores, muy tocados tras el varapalo del 2-8 del Bayern de Múnich. ¿Dónde está esa mejoría? El Barça de Ronald también ha perdido con el Cádiz (como el Madrid), ha empatado contra el Eibar, Valencia, Alavés en la Liga. Pero el día que ha tenido que demostrar que es un equipo rehecho de las tragedias no supo dar el paso. Ha tenido dos derrumbes. El primero contra la Juventus, en el Camp Nou, en el día que estaba en juego el primer puesto de la fase de grupos de la Champions. El segundo ha sido que el Athletic remonte, hasta dos veces, el resultado en la final de la Supercopa de España. A ellos hay que añadir las derrotas en Liga contra el Atlético de Madrid y el Real Madrid.

placeholder Sergio Ramos y Marco Asensio en el partido contra el Athletic. (Efe)
Sergio Ramos y Marco Asensio en el partido contra el Athletic. (Efe)

Hace poco más de un año a Ernesto Valverde le costó el puesto perder contra el Atlético en la semifinal de la Supercopa de España. Del mal recuerdo de Setién se ha pasado a Koeman y el equipo no progresa en lo futbolístico. Unos partidos le toca a Braithwaite jugar de delantero centro y otros a Griezmann. La sociedad Messi-Pedri, lo más destacado que ha hecho el técnico holandés, desaparece en la final de la Supercopa. El sistema defensivo es frágil, el Athletic le iguala en posesión de la pelota y a Messi se le cruzan los cables. Con decir que el mejor de la temporada es Ter Stegen, está todo dicho.

La política de fichajes

Son algunos rasgos de la crisis deportiva en la que están el Real Madrid y el Barcelona. En lo institucional, los culés están bastante más agitados que los madridistas. La calma chicha en el Madrid está en lo que salga de las conversaciones, a cuentagotas, que tienen Sergio Ramos y el presidente sobre la renovación del capitán. No es un asunto menor, pese a que lo parezca cuando hay versiones que dicen que se acabarán entendiendo. Ramos lleva un tiempo sin hablar ante los medios de comunicación. Está incómodo con esta situación, como lo están en el vestuario cuando llegan noticias de nuevos recortes salariales. No es bueno para el día a día que la renovación de Ramos monopolice la actualidad y los debates. Como también pone en entredicho la política de fichajes que tenga que salir cedido Luka Jovic, un delantero que costó 60 millones de euros y en un año y medio ha marcado dos goles. En un veinticinco minutos con el Eintracht de Frankfurt ha igualado este registro.

Se habla más de los errores que de los aciertos del proyecto deportivo del Real Madrid con decisiones como las de vender a Reguilón, Achraf, que James haya salido sin dejar un ingreso, Bale pueda estar de vuelta porque no le convence a Mourinho, las cesiones de Brahim, Jovic… y el nulo rendimiento que están dando los últimos fichajes (Odriozola, Militao..), la incorporación de Odegaard o qué va a ser de Marcelo en lo que resta de temporada. El Madrid no es una balsa de aceite.

Sí, estamos en el mes de enero y hay tiempo para cambiar las dinámicas, mejorar las tácticas, recuperar las cabezas de los jugadores, el estado físico y enganchar una serie de victorias que te lleven al camino de la regularidad. Pero en los casi cinco meses de temporada, los aficionados del Real Madrid y el Barcelona están menos ilusionados, pierden la emoción y ya no les vale eso de que al otro le va peor porque los dos gigantes sufren con las particularidades de sus crisis.

Existe una teoría demasiado recurrente para explicar las crisis del Real Madrid y el Barcelona que habla de los vasos comunicantes. Cuando a uno le va bien al otro mal y viceversa. Si el Real Madrid gana es porque el Barcelona está hecho unos zorros y lo contrario. Cuando una afición está ilusionada, la otra no encuentra motivos para la esperanza. Unos juegan divinamente y los otros son unos mediocres. Así ha sido la alternancia para que cada uno ocupe la posición dominante. Los dos gigantes del fútbol español están a la par en este inicio de año en cuanto a problemas futbolísticos e institucionales. Lo primero siempre parece más importante porque si no entra la pelotita el negocio y las ilusiones se resienten.

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