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Cuando Jordi Alba es odiado en el fútbol español por sus trampas y provocaciones
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Ulises Sánchez-Flor

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Cuando Jordi Alba es odiado en el fútbol español por sus trampas y provocaciones

Jordi Alba se salió con la suya en la acción con Jules Koundé, pero lo que no consigue y va a peor es ganarse el respeto en el fútbol. Es un jugador que no tiene una buena reputación

Foto: Jordi Alba sentado y con la mano en la cara en el partido contra el Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)
Jordi Alba sentado y con la mano en la cara en el partido contra el Sevilla. (EFE/José Manuel Vidal)

Entre lo más detestable de un futbolista está la provocación, las trampas y la exageración. Todo esto lo tiene Jordi Alba y es por lo que produce reacciones odiosas entre los aficionados. No solo de un equipo, porque en Valencia es un jugador que aborrecen por haberse marchado al Barcelona pagando la cláusula de rescisión, sino de un amplio grupo de seguidores que repudian su manera de comportarse. No vale todo para ganar, pese a que exista la picardía y de ella se pueda sacar ventaja.

En el fútbol hay códigos entre los profesionales y los métodos para competir sirven para conformar la imagen del futbolista. Se puede ser bueno y extremadamente competitivo. Pero si eres bueno y demasiado canalla, ya no caes bien ni dentro de la cancha ni en el exterior. Esta es la imagen que se ha labrado Jordi Alba. La de un futbolista innoble. Supera lo de ser un granuja y un pillo. Se acerca más a un deportista provocador y tramposo que actúa con maniobras que rayan y, en ocasiones, sobrepasan lo miserable. Es una lástima, pero crece la percepción de que el futbolista de L’Hospitalet de Llobregat produce rechazo por tener un comportamiento ruin con los rivales para querer sacar provecho.

Foto: Casemiro disputa un balón con Juan Cala. (EFE/Rodrigo Jiménez)

De poco o nada le sirvió su última jugarreta en el partido contra el Sevilla en el estadio Sánchez Pizjuán. Jordi Alba consiguió provocar la expulsión de Jules Koundé con un doble empujón y la reacción del francés tirándole la pelota. Impactó entre el hombro y el cuello. Jordi Alba cayó desplomado, llevándose las manos a la cara y retorciéndose por el césped. Koundé fue expulsado y la reacción de su entrenador, Julen Lopetegui, y más acalorada en las redes sociales fue de una tremenda indignación. Koundé cayó en la trampa de Jordi Alba, pero Lopetegui lo dejó en que su jugador había tenido “un mal día en la oficina”. Lo de las redes sociales son palabras mayores porque se le llama de todo al lateral azulgrana.

Un teatrero

A Koundé puede que le caigan un mínimo de dos partidos de sanción, pero el que no se libra de ser nuevamente castigado por su teatro y provocación es Jordi Alba. Lo más suave que se le dice es que tiene una actitud antideportiva y que está muy lejos de ser un señor. Jordi Alba no es Puyol. Cuando se retire se podrá decir que fue un gran lateral zurdo, que explotó sus condiciones porque mezclaba bien con Messi, pero nunca será el prototipo de deportividad que pondrán como ejemplo en las escuelas a los niños. Incluidos los de La Masía.

Jordi Alba tiene fama de tramposo y provocador. Son dos cosas que están muy mal vistas entre los profesionales de su gremio, que ya le tienen calado, y los aficionados que valoran la competición con honestidad. En Alba es habitual estas secuencias de un futbolista que finge ser agredido y que es hostil con rivales de menor edad. Es un veterano (32 años) que ha tenido tres de sus últimos enfrentamientos con jóvenes. Con Vinicius en el último Clásico se encaró e hizo ademán de engancharle del cuello. Con Mbappé (22 años), en el partido contra el PSG en el Camp Nou de la temporada pasada, tuvo un rifirrafe caliente. “En la calle, yo te mato”, le contestó el francés en perfecto castellano, según captaron las cámaras de ‘Vamos’. “Está aprendiendo, el tío está aprendiendo”, fue la respuesta de Alba a Piqué. Ahora sucede el episodio del pelotazo, provocado, con Koundé (23 años).

Esto de pelearse con todos no va Jordi Alba y por eso tiene también la fama de abusón. Jules Koundé perdió los papeles, se le cruzaron los cables y es una víctima más del innoble Jordi Alba. Tirando de hemeroteca hay una acción en la que es Jordi Alba el que lanza un balón en la cara a Arjen Robben en un encuentro entre el Bayern de Múnich y el Barcelona. En esa acción, Robben no se tira al suelo. No hace teatro. Entre las acciones similares que generaron polémica está una de la final de Copa del Rey entre el Barcelona y el Real Madrid. Dani Alves lanzó el balón en la cara a Luka Modric y el croata tampoco se tiró al suelo ni finge ser agredido.

Jordi Alba se salió con la suya en la acción con Jules Koundé, pero lo que no consigue y va a peor es ganarse el respeto en el fútbol. Es un jugador que no tiene una buena reputación y pesan más las opiniones negativas de rechazo por su comportamiento antideportivo que las positivas por sus condiciones físicas y técnicas. Hay que añadir que ya tuvo que solventar sus desavenencias con Luis Enrique, que arrastraba de la etapa del técnico asturiano en el Barcelona y le pasaron factura en las primeras convocatorias en la Selección.

Entre lo más detestable de un futbolista está la provocación, las trampas y la exageración. Todo esto lo tiene Jordi Alba y es por lo que produce reacciones odiosas entre los aficionados. No solo de un equipo, porque en Valencia es un jugador que aborrecen por haberse marchado al Barcelona pagando la cláusula de rescisión, sino de un amplio grupo de seguidores que repudian su manera de comportarse. No vale todo para ganar, pese a que exista la picardía y de ella se pueda sacar ventaja.

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