Es noticia
Aspectos ocultos (e importantes) del caso Rubiales
  1. Deportes
  2. Tribuna
Manuel Escudero

Tribuna

Por

Aspectos ocultos (e importantes) del caso Rubiales

Jenni Hermoso ha sido extraordinariamente valiente al objetar la conducta de Rubiales, que es la punta del iceberg de las prácticas machistas imperantes en el futbol femenino español

Foto: Concentración en Madrid en apoyo a Jenni Hermoso. (Reuters/Isabel Infantes)
Concentración en Madrid en apoyo a Jenni Hermoso. (Reuters/Isabel Infantes)

A veces somos incapaces de entender plenamente lo que nos ocurre, porque hay partes de la realidad que no hemos conceptualizado suficientemente. Eso es lo que está pasando en el caso de la intensa crisis que se está desarrollando ante nuestros ojos en un organismo tan importante para la sociedad española como es la Real Federación Española de Futbol.

Por ello, con el objetivo de comprenderlo algo más en profundidad, permítanme una breve excursión conceptual.

Tengo para mí que existen cuatro tipos de estructuras que ejercen el poder político o el poder económico, obedeciendo a cuatro sistemas de valores. Estos cuatro sistemas culturales son el corporativismo, el clientelismo, el nacionalismo y la democracia.

Foto: Ilustración: EC Diseño.

En el sistema cultural corporativista, que tiene su origen en los gremios medievales, la comunidad de referencia para el individuo es una corporación, un cuerpo institucionalizado. La comunidad constituida en un cuerpo tiene sus propias reglas de acceso y funcionamiento, con grandes barreras de entrada, pero una vez dentro todos los miembros son parte de la misma institución cuyo objetivo es lograr su cuota de poder, sus propios privilegios y maximizar su poder en competencia con otros entes corporativistas.

En el sistema cultural clientelista, la comunidad de referencia para los individuos es la estructura clientelar, que es vertical y autocrática. En la cúspide está el patrón, que tiene el acuerdo siguiente con todos sus miembros: los clientes apoyan al patrón para que este logre poder, y, una vez lo consigue, reparte entre sus clientes los favores, beneficios y privilegios que se puedan obtener a partir del disfrute del poder.

Foto: Luis Rubiales, en una imagen de archivo. (Reuters/Kim Hong-Ji) Opinión

En el sistema cultural nacionalista, lo importante no es el individuo, sino la comunidad nacional: este es el superego por el que tiene sentido luchar y morir: dentro de la comunidad nacional imperan el igualitarismo y la uniformidad, y la comunidad se cohesiona frente al exterior, frente al foráneo, el extranjero, el no nacional, frente a la diversidad.

Por último, el sistema democrático de uso y ejercicio del poder se estructura mediante la cesión del trozo de soberanía de cada individuo a representantes políticos, y el poder es ejercido por la regla de la mayoría y el respeto a las minorías. La separación de poderes y la distribución de los bienes públicos a todos los ciudadanos en función de derechos universales son sus atributos principales. En este sistema, el imperio de la ley, la rendición de cuentas y la transparencia son valores rectores para el funcionamiento de las instituciones políticas y sociales.

Foto: El presidente interino de la RFEF, Pedro Rocha (d), durante la reunión extraordinaria de la RFEF ayer en Madrid. (EFE/RFEF/Eidan Rubio)

Pienso que los países en general presentan una combinación de sistemas culturales, unos que vienen de antiguo como sedimentos que se niegan a desaparecer (como el clientelismo y el corporativismo, que son estructuras predemocráticas) y otros que han aparecido más recientemente, como el nacionalismo y el sistema democrático que surgieron, en contradicción y en simbiosis, en el siglo XIX.

Así, se podría decir que en Japón, por ejemplo, el sistema democrático se yuxtapone con un gran corporativismo (las grandes corporaciones son mucho más que empresas) y nacionalismo, como bien se demostró en la II Guerra Mundial; China es parecida a Japón, pero sin el sistema democrático como parte del precipitado chino; Canadá, un joven país, apenas tiene vestigios de sistemas predemocráticos y la cultura democrática reina suprema excepto en el caso de Quebec, donde el nacionalismo se yuxtapone al sistema democrático. Estados Unidos nació con la democracia, pero tuvo un largo periodo en la que esta se enfrentó a potentes estructuras clientelares (provenientes de la inmigración meridional), y en estos momentos asistimos a un nacionalismo redivivo que interactúa y se enfrenta a una profunda cultura democrática. Italia representa la larga lucha de la cultura y las instituciones democráticas frente al clientelismo predemocrático. Y así podríamos seguir analizando diversos países.

En un sistema clientelista, impera el silencio como una regla sagrada y así se entiende la falta de claridad respecto a lo que ocurre en la RFEF

¿Y España? Yo afirmaría que España tiene, ante todo y sobre todo, un sistema democrático que en términos culturales es muy joven y aún está sujeto a tensiones con el nacionalismo (que tiene una presencia cultural importante en el País Vasco y Cataluña), y en pugna con los sistemas predemocráticos: el corporativismo aún presente en diversos cuerpos de altos funcionarios, y, sobre todo, el clientelismo como modus operandi normalizado, aún, en muchas estructuras sociales.

Con este esquema conceptual se entienden mejor algunos pasajes en la intervención del señor Rubiales ante su asamblea general, como su descarado anuncio de un nuevo salario astronómico de medio millón de euros al año al seleccionador nacional, o el nombramiento in situ de Montse Tomé como directora deportiva. Aspectos así solamente se pueden entender desde la perspectiva de un sistema clientelista, en el que el patrón muestra su poder otorgando públicamente privilegios a algunos de sus clientes, de modo que el resto entienda quién tiene la llave de las prebendas y los beneficios materiales. Y vaya que si lo entendieron algunos, aplaudiendo su delirante discurso en pie. En un sistema clientelista, impera el silencio como una regla sagrada, la omertà, y así se entiende la falta de claridad respecto a lo que ocurre en las tripas de la Federación; o que haya sido un organismo exterior, la FIFA, quien ha realizado la primera denuncia a Rubiales, porque el miedo al patrón y su vendetta es parte del sistema.

Foto: Luis de la Fuente y Jorge Vilda apoyan a su presidente, Rubiales, en la comparecencia. (EFE/RFEF)

Pero, sobre todo, la existencia de esta estructura en un campo tan importante para la vida social española nos da la verdadera dimensión de lo que las mujeres futbolistas han hecho al plantarse ante el comportamiento machista del presidente de la RFEF. Jenni Hermoso ha sido extraordinariamente valiente al objetar la conducta de Rubiales, que es la punta del iceberg de las prácticas machistas imperantes en el futbol femenino español. Sus compañeras de la Selección española han roto junto a ella los esquemas jerárquicos de una estructura clientelar por una razón: porque se han rebelado frente al machismo que impera en ella. Esa rebelión ha encontrado eco de modo creciente, como una bola de nieve, entre la generalidad de las mujeres futbolistas federadas, entre futbolistas y entrenadores, cuadros directivos, algunas federaciones, y el tema ha saltado las fronteras y puede llegar a convertirse en un nuevo MeToo, en el campo del deporte a escala internacional. Ante él, una parte creciente de la sociedad ha mostrado su apoyo, los partidos progresistas han adoptado, junto al Gobierno en funciones, una postura clara, frente a la que el silencio de la extrema derecha y la tibieza del líder de la oposición son notorios.

Esto nos da una pista de la importancia del feminismo en España como el gran motor que está haciendo avanzar la democracia. El feminismo español es una marea democrática por la igualdad real de mujeres y hombres tan potente que ha hecho que se tambalee una de las estructuras más arcaicas en España, el clientelismo, en una de sus instituciones sociales más importantes.

No sabemos hasta dónde llegará esta lucha contra el machismo en la RFEF y su anclaje en la cultura clientelista. Pero no se trata de una lucha abstracta, no se trata de un lamento esencialista y regeneracionista. La RFEF puede cambiar en concreto si dentro de ella se plantea una reforma estructural, de modo que la democracia paritaria se comience a practicar en serio y sus estatutos se democraticen en paralelo.

*Manuel Escudero. Embajador de España ante la OCDE.

A veces somos incapaces de entender plenamente lo que nos ocurre, porque hay partes de la realidad que no hemos conceptualizado suficientemente. Eso es lo que está pasando en el caso de la intensa crisis que se está desarrollando ante nuestros ojos en un organismo tan importante para la sociedad española como es la Real Federación Española de Futbol.

Luis Rubiales
El redactor recomienda