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El Athletic Club y su afición se merecen (y se han ganado) más respeto, Nico
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Alberto Ramírez

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El Athletic Club y su afición se merecen (y se han ganado) más respeto, Nico

El compromiso es un sentimiento desinteresado de pertenencia a un grupo que siempre va a echar una mano a cualquiera de sus miembros cuando los cosas se tuercen

Foto: Nico Williams, en una imagen de archivo. (Reuters/Vincent West)
Nico Williams, en una imagen de archivo. (Reuters/Vincent West)

En algunas culturas el respeto es algo más que un valor. Se trata de una forma de vida que condiciona el modo de relacionarse de una persona con sus semejantes. La palabra dada vale más que cualquier papel firmado. Se llama compromiso. Es un sentimiento desinteresado de pertenencia a un grupo que siempre va a echar una mano a cualquiera de sus miembros cuando las cosas se tuercen. Si alguien da síntomas de debilidad, lo mejor es tratar de reconducir la situación sin aspavientos. No se trata de echar un pulso para ver quién es más fuerte.

Tampoco es cuestión de aplicar técnicas coercitivas para que el díscolo se avenga al criterio de la mayoría. Tan solo se trata de que quien quiera abandonar el grupo sea capaz de hacerlo mirando a los ojos de su máximo responsable. Ceder ese protagonismo a una tercera persona mientras el interesado se da la vida padre en un resort pija de islas Mauricio es una falta de respeto, que no la única. Que Nico Williams se quiera ir al Barca de la peor manera posible y que la afición se mosquee no debe sorprender a nadie. Eso no debe significar una guerra Bilbao-Barcelona.

Un tipo al que se ha mimado desde cadete no puede optar ahora por sellar sus labios ante una afición a la que siempre pidió apoyo cuando sintió que debía hacerlo. Que se vaya al Barça o donde quiera es una cuestión menor si se abona la cláusula de rescisión en tiempo y forma. Nuca puede ser ese el debate porque empaña el significado real de la palabra compromiso. Esos aficionados expectantes de buenas noticias merecían algo más que ver como respuesta a sus ensoñaciones un vídeo del personaje en Tik Tok bailando al ritmo de Laho, un tema del rapero nigeriano Shallipopi.

placeholder Nico Williams, en uno de sus últimos encuentros. (Reuters/Michaela Stache)
Nico Williams, en uno de sus últimos encuentros. (Reuters/Michaela Stache)

El Athletic le dio todo

No debería olvidar que son los mismos que se quitaron días de sus vacaciones para apoyarle en Europa o que solicitaron un préstamo para ir a la final de Copa de Sevilla aun sin entrada. Si se echa la vista atrás es fácil comprobar la debilidad de carácter del extremo rojiblanco. Hace dos años pifió dos ocasiones claras durante una semifinal de Copa contra Osasuna. Hasta ese día todo eran halagos. Todo se torció por culpa de algunos seguidores del Athletic que tampoco entienden muy bien aquello del respeto y la buena educación. Le insultaron y le vilipendiaron de forma repugnante.

Su respuesta fue cerrar sus cuentas en redes sociales. Aquí el club estuvo a la altura. "Los insultos y las faltas de respeto no tienen cabida. Van contra nuestra identidad". Otra vez la palabra respeto se hacía dueña del relato. Los aficionados no quisieron creerse los coqueteos del año pasado de Nico con el Barça que finalmente no fructificaron por falta de liquidez y prefirieron pensar que se quedó en Bilbao por su sentimiento athleticzale. "Siempre he tenido claro que me quería quedar, desde pequeño he estado aquí y es una sensación que no se tiene en otros clubes", acertó a decir después de haber estado callado varias semanas y de que se hubiera ido al traste su primera intentona de fuga.

Su discurso cambiará bien pronto cuando le presente oficialmente Joan Laporta y bese el escudo de su nuevo equipo. Seguro que no falta la frase-tipo de muchos jugadores cuando aterrizan en un club para ganarse el cariño de la gente, la misma que le pitó el año pasado en Montjuic. "Siempre soñé con jugar en un club tan grande como este para ganar muchos títulos". A eso le seguirán unas vacaciones, la temporada que viene acompañado de un espejo al que mirarse como Neymar y de sus nuevos bros. Al tiempo.

El engaño que sufre la afición

Ahora los aficionados del Athletic se sienten estafados. No porque alguien abandone la nave en busca de, en teoría, un futuro profesional mejor. Ni es el primero ni, por desgracia, va a ser el último. Y es que, por la particular filosofía del Athletic, cuesta mucho formar un bloque de garantías y resulta que cuando los vascos vuelven a la Champions League el castillo de naipes se tambalea. Es como si les robaran un sueño. Y puestos a soñar, sería casi imposible pensar qué hubiera ocurrido en esta última década si jugadores como Fernando Llorente, Javi Martínez, Ander Herrera, Kepa Arrizabalaga o Aymeric Laporte se hubieran quedado en Lezama. A la larga, ninguno resultó ser imprescindible. Ahora bien, con la suma de todos ellos, da para derrochar imaginación a raudales.

Nico Williams es el único responsable de su marcha. De eso no hay dudas. Ahora bien, la figura del club azulgrana como cooperador necesario de este abrupto fichaje no será nunca puesta como un ejemplo de caballerosidad. "El PSG ha faltado el respeto al Barça porque representantes del club han hablado de fichar a Messi", protestaba en plan victimista Laporta en 2021. Cuando uno no tiene la sartén por el mango es el recurso más fácil. Aquella historia con la estrella argentina acabó como el rosario de la aurora cuando el mejor jugador de la historia del club azulgrana evidenció las mentiras presidenciales.

placeholder Lionel Messi se emociona durante su adiós del Camp Nou. (EFE/  Andreu Dalmau)
Lionel Messi se emociona durante su adiós del Camp Nou. (EFE/ Andreu Dalmau)

Pero Laporta es de esos marxistas que tiene unos principios y que, si no gustan, tiene otros. "Nico ha demostrado ganas de venir al Barça, y si es posible, vamos a tratar de ficharlo", aseveró sin ruborizarse cuando se refería a un jugador con contrato en vigor. En realidad, no hacía más que ratificar las palabras de su director deportivo para poner al menor de los Williams entre la espada y la pared -sin que el interesado llegara a alzar nunca su voz-, acompañadas del vocerío de un reducido coro mediático. Uno de ellos apostó por el modelo provocador que prolifera ahora en el pseudoperiodismo con una torpe intervención en la que acertó a decir tres palabras seguidas en euskera -que tuvo que leer en un papel-, ataviado con una txapela.

El tono insultante de su discurso le llevó a colocársela en la cabeza como si fuera la boina que era santo y seña de identidad de un grande del cine como Paco Martínez Soria. ¿Qué hubiera ocurrido si otro provocador bilbaíno hubiera aparecido con una barretina disfrazado de pitufo leyendo como si fuera un guiri un texto en catalán? Ahora el presidente del Barça trata de armar un relato del proceso salpicado de continuas y reiteradas faltas de respeto. Un club señor pilotado por un kamikaze capaz de saltarse los semáforos en rojo, y lo que haga falta. Le parece alucinante que el Athletic sea su inquisidor para que cumpla las normas del fair play financiero, cuando podría estar más preocupado por un asunto en el que ya ha declarado como investigado ante un juez de Barcelona por un delito de estafa que alcanza los 4,7 millones de euros y sobre la que dijo que "no sabía nada".

Las mentiras de Laporta

Más suerte tuvo con su imputación relacionada con los pagos efectuados durante su primer mandado al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, y no porque los hechos carecieran de relevancia penal, sino porque habían prescrito. Ahora bien, la instrucción del caso continúa con otros investigados y el Barça no está aún a salvo de los posibles daños reputacionales o deportivos que se pudieran derivar en el futuro. De momento, la juez Alejandra Gil, a instancias de la Fiscalía Anticorrupción, le ha citado como testigo para que explique esos supuestos pagos.

El problema es que, al no ir como investigado, está obligado a contestar a todas las preguntas y a decir la verdad. Y ya se sabe que hay mucho juez con gatillo fácil que te pasa de testigo a investigado en pocos segundos. Tampoco está resuelto del todo el asunto Dani Olmo. La Liga de Futbol Profesional (LFP) recurrió ante lo Contencioso Administrativo la decisión del Consejo Superior de Deportes (CSD) de permitir la inscripción del futbolista catalán ni el recurso de Osasuna ante el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) por alineación indebida de Iñigo Martínez.

placeholder El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, junto al expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. (EFE/Germán Parga)
El presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, junto al expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol. (EFE/Germán Parga)

Aunque un hipotético resultado positivo de este recurso para los navarros sea inocuo, lo cierto es que son demasiados frentes abiertos. Dentro de esta política de caminar siempre sobre el alambre, el Barça anunció la reapertura del Camp Nou para el próximo 10 de agosto, algo que el Ayuntamiento no lo tiene muy claro por el estado actual de las obras. A ver si Laporta también les responde que se metan en sus asuntos, como si ocuparse de que se cumpla la legalidad en la ciudad fuera algo ajeno al consistorio.

La juventud de Nico solo le permite ahora ver el vaso medio lleno. Él ha sido testigo de las retiradas sobre el césped de San Mames de tipos como Iker Muniain, Óscar De Marcos o Raúl García con el público puesto en pie aplaudiéndoles. Su hermano Iñaki es ya historia del club. Cuando el pequeño de los Williams se retire tendrá más dinero y más títulos que habiéndose quedado en Bilbao. Eso seguro. Pero su adiós al Barça de Laporta vendrá acompasado de un sonoro portazo.

Messi se fue enfurruñado, Neymar denunciando al club, a Marc-André ter Stegen le hacen mobbing fichando a otro portero y a Ansu Fati o a Gavi, dos de sus jóvenes promesas, ya les han enseñado la puerta de salida. Tampoco se puede decir que guarde amistad con otro ídolo azulgrana como Xavi Hernández. Cuando rascas un poco en lo que ha hecho Laporta, todo está reñido con el respeto. Luego vendrá otra vez el victimismo. De momento, Nico ha vuelto a recuperar la figura en el mural que un descerebrado se encargó de borrar. Cuando prima el respeto, las aguas nunca salen de su cauce.

En algunas culturas el respeto es algo más que un valor. Se trata de una forma de vida que condiciona el modo de relacionarse de una persona con sus semejantes. La palabra dada vale más que cualquier papel firmado. Se llama compromiso. Es un sentimiento desinteresado de pertenencia a un grupo que siempre va a echar una mano a cualquiera de sus miembros cuando las cosas se tuercen. Si alguien da síntomas de debilidad, lo mejor es tratar de reconducir la situación sin aspavientos. No se trata de echar un pulso para ver quién es más fuerte.

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