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¿A vueltas con el sector bancario?
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Marcos Eguiguren

Economía gamberra

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¿A vueltas con el sector bancario?

La banca en España va bien. En el primer semestre de este año, los seis mayores bancos del país han obtenido unos beneficios de 12.385 millones de euros, casi un 21% más

Foto: La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño. (EFE/Rodrigo Jiménez)
La ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño. (EFE/Rodrigo Jiménez)
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Si la simple lectura del título de este artículo le ha provocado sudores fríos, si piensa usted que le voy a explicar que ya volvemos a las andadas, como en el infausto periodo 2008-2012, que vamos a ver desaparición de entidades financieras y que el sector bancario va a ser, una vez más, un quebradero de cabeza para la economía, si le ha entrado un ataque de pánico al pensar en la seguridad de sus escuálidos ahorros, relájese, no pasa nada. Este artículo va de todo lo contrario.

Y así es, porque, parafraseando a aquel conocido político, la banca en España va bien. En el primer semestre de este año, los seis mayores bancos del país han obtenido unos beneficios de 12.385 millones de euros, casi un 21% más que en el mismo periodo del año anterior. Si descontamos la actividad fuera de nuestras fronteras de algunas de esas grandes entidades, el beneficio obtenido en el mercado español estaría alrededor de los 5.400 millones de euros.

Foto: La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittek)

Lo curioso del tema es que esa mejora sustancial de los beneficios de la gran banca, de la que sin duda tenemos que alegrarnos, no ha venido causada por grandes mejoras en la capacidad competitiva de las entidades, o en la calidad del servicio prestado por el sector a la ciudadanía, o en profundas innovaciones en productos o servicios, no ¡qué va! Ha venido provocada en buena medida por un factor exógeno a la calidad de la gestión de los bancos. La subida de los tipos de interés. Vamos, que sin hacer nada demasiado especial, las arcas del sector se han llenado más: se ha podido cobrar más por los préstamos concedidos, el Banco Central Europeo, por fin, ha empezado a remunerar ligeramente los excesos de liquidez y, como hacía unos años en que al sector le salía la pasta por las orejas, no ha parecido necesario mejorar la retribución de los depósitos de los ahorradores. Cuando a la banca le haga falta el dinero ya se harán algunos retoques al alza para que la gente se anime ¡El pobre pequeño ahorrador, siempre pagando el pato! Pero ¡a quién se le ocurre, ángel de Dios!, ser prudente y previsor en estos tiempos, ¡gástese la pasta, que son cuatro días! Y si con lo que tiene en la cuenta bancaria no es suficiente para darse un capricho, no se preocupe, en casi todas las entidades tenemos un crédito exprés preautorizado para usted.

Tal vez usted sea de los que crea que nos iba mejor con los tipos de interés cero o, incluso, en negativo. Se equivoca. Esas son situaciones antinaturales que pueden activarse por la política monetaria durante periodos de tiempo cortos y limitados para ayudar a salir de algún bache, pero que no deben tornarse en cuasi estructurales, como ha pasado en la mayor parte del mundo en el último decenio.

Foto: Imagen: iStock.

Con demasiada frecuencia nos olvidamos de la dimensión moral de las decisiones de política económica. En este caso, las políticas de interés cero fomentan el endeudamiento gratuito y especulativo, desincentivan las políticas de desapalancamiento y austeridad, provocan una laxitud mayor de lo normal en el gasto público y penalizan a quienes ahorran y a los que muestran prudencia.

Considero que la situación de tipos de interés en la que nos movemos en la actualidad, punto arriba punto abajo, es una situación coherente con niveles de inflación que puedan oscilar entre el 1 y el 3%. No deberíamos esperar bajadas de tipos sustanciales en los próximos tiempos. Además, a mi entender, no sería sensato. Llevamos demasiados años con tipos irracionales. Hay que volver a acostumbrarse a tipos ligeramente positivos y a tener deferencia con el que es prudente y se esfuerza en guardar para el futuro.

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort. (Reuters/Wolfgang Rattay)

Pero, si me permite regresar a la banca, a la noticia de su fuerte crecimiento en beneficios en el primer semestre de 2023, hay que añadir la del potente crecimiento de las provisiones en ese mismo periodo. Los seis grandes bancos han dotado algo más de 10.800 millones de euros a provisiones, más o menos el doble del beneficio obtenido por las entidades en España y un 27% más que en el mismo semestre del año anterior. ¿Es esa noticia buena o mala? Depende de cómo se mire.

Desde la perspectiva de la solidez del sector financiero, es una muestra de prudencia y de buen hacer. Si estamos ganando más dinero, también tiene sentido crear un buen cojín por si, más adelante, las cosas se complicaran y hubiera que hacer frente a insolvencias u otros menesteres.

Foto: (iStock)

Desde la perspectiva de la marcha de la economía en general, la cosa ya es más discutible. Ya conoce usted el famoso dicho de que la banca te “presta un paraguas cuando hace sol y te lo retira cuando empieza a chispear”. Cuando la banca incrementa sustancialmente sus provisiones preventivas es porque sus meteorólogos avistan posibilidad de lluvia. Pero tampoco hace falta ser un gran analista financiero o egresado por una prestigiosa escuela de negocios para presentirlo, simplemente, mire a su alrededor: la gente gastando el poco dinero que le queda en unas vacaciones low cost como si no hubiera un mañana, la cara de imbécil que se te pone cada vez que ves el tique de compra del supermercado, el precio astronómico de la vivienda en casi todo el país y, con independencia de lo que digan las cifras oficiales sobre la evolución de la inflación y de los salarios, ya me dirá usted si habrá muchas alegrías en el consumo privado en los próximos meses.

Suerte que, para compensar, siempre nos quedará el sector público, gastándose el dinero que no tiene en cosas que, en muchos casos, no son necesarias.

Pero no se preocupe, seguro que todas las alarmas son infundadas, que los bancos se pasan de prudentes dotándose de importantes provisiones y que el problema es que el calor extremo está chamuscando las neuronas de este escribiente. Relájese y disfrute de sus vacaciones.

Si la simple lectura del título de este artículo le ha provocado sudores fríos, si piensa usted que le voy a explicar que ya volvemos a las andadas, como en el infausto periodo 2008-2012, que vamos a ver desaparición de entidades financieras y que el sector bancario va a ser, una vez más, un quebradero de cabeza para la economía, si le ha entrado un ataque de pánico al pensar en la seguridad de sus escuálidos ahorros, relájese, no pasa nada. Este artículo va de todo lo contrario.

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