Es noticia
Nueva coalición de progreso en España: ¿cuánto nos va a costar la broma?
  1. Economía gamberra
Marcos Eguiguren

Economía gamberra

Por

Nueva coalición de progreso en España: ¿cuánto nos va a costar la broma?

De reeditarse el Gobierno de coalición, me da que a los españolitos de a pie nos va a tocar rascarnos el bolsillo una vez más

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (Reuters/Susana Vera)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. (Reuters/Susana Vera)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Parece que nos acercamos a la reedición de un nuevo Gobierno de coalición de progreso con el posible apoyo externo de un buen número de partidos nacionalistas. Yo no sé si a usted le pasa, pero a mí, desde luego, sí me ocurre. Cada vez que se fragua un nuevo Gobierno me asalta la gran pregunta: ¿cuánto me va a costar la broma esta vez?

Y es que, a la tradicional querencia por el dinero de los demás que tiene toda Administración pública, se unen, en el caso de la posible reedición de una coalición de progreso en España, dos factores adicionales de incremento de gasto: uno, la obcecación por continuar financiando esa multitud de asuntos de lo más variopinto que componen la religión del mal llamado progresismo, y dos, las facturas que vayan emitiendo los diferentes socios de coalición y los partidos que den su apoyo externo para que la rueda siga girando. Como se podrá imaginar, hablamos del consabido ¿qué hay de lo mío?

Foto: Un negocio cerrado en Madrid. (EFE)

En fin, que, de reeditarse el Gobierno de coalición, me da que a los españolitos de a pie nos va a tocar rascarnos el bolsillo una vez más.

Pero no nos quedemos en titulares fáciles. Veamos si podemos intuir lo que puede pasar en los próximos años repasando algunas cifras sencillas.

Una de las medidas agregadas de carga impositiva más conocidas es la llamada presión fiscal, es decir, la ratio entre el total de la recaudación fiscal de las administraciones públicas en un país o territorio determinado y el producto interior bruto. Dicho de otra manera, el porcentaje de bienes y servicios que produce una economía que es absorbido por los impuestos. En España, ese indicador pasó, durante el periodo del primer Gobierno de coalición de progreso, del 35,2% (2019) al 38,8% (2021), 3,6 puntos más sobre el PIB, una verdadera burrada, y ya hay estudios que lo sitúan por encima del 42% en 2022 y 2023 (más en concreto el 42,3% previsto para 2023, según el Instituto de Estudios Económicos), ya por encima de la media de la UE (41,7% con datos de 2021). Desde luego, aquellos impuestófilos que defienden la bondad per se de las subidas de impuestos y la homologación a los países de nuestro entorno sin explicar el para qué de la misma estarán de enhorabuena.

Foto: Pedro Sánchez y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Kiko Huesca)

Puede argumentarse que esa subida mayúscula, del 35,2% al 42,3% (de confirmarse ese dato) en tan solo cuatro años, nada más ni nada menos que de algo más de siete puntos del PIB, puede ser excepcional debido a la pandemia, a la guerra de Ucrania o a la lucha contra la inflación. Aquí todo se combate a base de chequera con el dinero de todos. Pero ¿ha evolucionado así esa ratio en otros países de Europa? Más en concreto, ¿ha sido así en otros países con gobiernos de coalición?

Según datos del CIDOB, de los 27 países de la UE, hoy tienen gobiernos de coalición 23 de ellos. La mayoría son coaliciones de partidos de centro o de centroderecha, con la excepción de mayorías de centroizquierda en Alemania y Eslovenia, de grandes coaliciones en Bulgaria, Dinamarca y Rumanía, y, cómo no, la coalición de izquierdas en España. Tomando algunos de esos países en el periodo 2019- 2021, vemos que la evolución de la presión fiscal no ha sido tan acusada como la española (crecimiento en nuestro caso de 3,6 puntos sobre el PIB): Eslovenia +0,9, Bélgica +0,2, Chequia +0,0, Alemania +0,7, Finlandia +0,8, Croacia -1,8 o Luxemburgo -1,3. Prácticamente todos los países, casi con independencia del color de su coalición de Gobierno, se mueven en crecimientos pequeños, incluso leves decrecimientos en algunos casos. Con la excepción española. ¿Será porque el virus se comportó de forma diferente en los distintos países?

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Javier Lizón) Opinión

Pero la presión fiscal es un dato que, aunque fácil de interpretar, puede llevarnos a conclusiones engañosas y puede dar alas a aquellos que interpretan como progreso un mayor esfuerzo fiscal por el mero hecho de disponer de más dinero público, aunque luego yerren en la forma en que lo utilizan. Como nos advierte el informe Impuestofilia, presión fiscal y otras medidas agregadas de carga fiscal, publicado en 2022 por la Fundación Disenso, “dos jurisdicciones fiscales con la misma presión fiscal soportarán necesariamente sacrificios fiscales distintos si sus capacidades económicas (renta per cápita) son desiguales”.

Veamos un ejemplo. Alemania presentaba un índice de presión fiscal de 42,2% en 2021. Como hemos avanzado, hay estudios que pronostican que España tendrá un índice muy similar, de 42,3% en 2023. Hagámoslo fácil. Supongamos que ambas economías presenten en 2022 o en 2023 un índice del 42%. Empate. Pero ¿es el mismo el sacrificio fiscal para la una que para la otra? Alemania tenía un PIB per cápita en 2022 de 46.260 € contra 28.160 € en el caso español. Parece obvio que, ante una misma presión fiscal, el sacrificio que representa para un ciudadano medio alemán el cumplimiento de sus deberes con el fisco es relativamente menor que el que representa para un español. ¿Dónde se pagan más impuestos? O, mejor, ¿dónde se requiere más esfuerzo para pagar impuestos?

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Fernando Villar)

No quiero entrar en más datos o detalles técnicos. El ejemplo es bastante obvio. Tal vez la presión fiscal de España ya esté ahora en la media, o algo por encima de la media, de la UE, pero el sacrificio fiscal real del español medio es muy superior al de otros ciudadanos europeos.

La cuestión es: ¿qué podemos esperar si se reedita un nuevo Gobierno de progreso que va a verse obligado a negociar con un montón de partes para poder apoyar cualquier nimiedad? Una coalición PSOE-Sumar es, en realidad, una coalición de 16 fuerzas políticas, ya que Sumar, en sí, es un conglomerado de 15 fuerzas, varias de ellas de ámbito regional. Además de este hecho indiscutible, el Gobierno necesitará el acuerdo de siete partidos nacionalistas más para apoyar los presupuestos cada año o aprobar cualquier ley.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EFE/Kiko Huesca)

Nada bueno nos espera. En primer lugar, ese nuevo Gobierno, formado en buena parte por impuestofílicos irredentos, heredará el mantra de la homologación de la presión fiscal española con la de las principales economías de nuestro entorno. Encontrarán camino por recorrer, exista este o no, con independencia del sacrificio fiscal real. En segundo lugar, hablamos de un Gobierno que está acostumbrado a solucionar cualquier problema, como ya hemos visto, a base de chequera y gastando relativamente más que otros países europeos ante un mismo reto. La eficiencia en la administración de lo público ni está ni se la espera. En tercer lugar, hablamos de un Ejecutivo que nace con una enorme hipoteca, puesto que deberá complacer a sus muchos socios en las más diversas partes del país sin que exista entre ellos una mínima visión compartida de lo que ha de ser España. Difícil me lo pones. Y, por último, ese Gobierno deberá operar en una etapa de mayor rigor macroeconómico a nivel europeo. Si hay que reducir el déficit fiscal y el Gobierno no tiene una cultura histórica de eficacia en la optimización del gasto, sino que le pone idear nuevas figuras impositivas, ¡imagínese lo que puede pasar!

La próxima vez vote con el bolsillo, a ver si la escabechina se suaviza un poco porque, como seguro que ya sabe, el único aspecto en el que la Administración pública es creativa es en la miríada de formas distintas que ha diseñado a lo largo de los siglos para meterle a usted la mano en el bolsillo sin darle nada —o casi nada— a cambio.

Parece que nos acercamos a la reedición de un nuevo Gobierno de coalición de progreso con el posible apoyo externo de un buen número de partidos nacionalistas. Yo no sé si a usted le pasa, pero a mí, desde luego, sí me ocurre. Cada vez que se fragua un nuevo Gobierno me asalta la gran pregunta: ¿cuánto me va a costar la broma esta vez?

Pedro Sánchez
El redactor recomienda