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Y en 2024… ¡siga cuidando el talento!
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Marcos Eguiguren

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Y en 2024… ¡siga cuidando el talento!

En un mundo en el que hay países, como el nuestro, que no destacan sobremanera por sus riquezas naturales, a poco más puedes recurrir para continuar prosperando que no sea el talento

Foto: Foto: Pixabay/Gerd Altmann.
Foto: Pixabay/Gerd Altmann.
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Nos acercamos al final de un año menos convulso de lo esperado, aunque un tanto extraño en lo económico. Por ello, y por las muchas cosas que leemos en los medios, es posible si usted es empresario, que observe el próximo año con un cierto recelo y que esté pensando en cuáles deberían ser sus prioridades para el mismo. Pues bien, no lo dude, céntrese en atraer talento y cuidar al que ya tiene en su organización.

Un estudio reciente de la Fundación BBVA y del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, basado en datos del INE, refleja que la emigración ha vuelto a crecer con intensidad tras la pandemia, acercándose a las cifras récord que se dieron durante la crisis financiera. Unas 426.000 personas emigraron en 2022. De ellas, 379.000 de edades superiores a 16 años y, claramente en búsqueda de mejores oportunidades de desarrollo profesional. Además, casi la mitad de esos emigrados poseían estudios superiores (30,1%) o educación secundaria no obligatoria (18,8%).

Es cierto que el saldo migratorio en España es positivo (más inmigrantes que emigrantes), pero en un mundo en el que hay países, como el nuestro, que no destacan sobremanera por sus riquezas naturales, a poco más puedes recurrir para continuar prosperando que no sea el talento. Y no es nada bueno, pensando en el largo plazo, que gente joven y bien formada desee buscar oportunidades fuera, especialmente si el nivel de formación de una muy buena parte de esas cuatrocientas y pico mil personas que anualmente abandonan el país, ha sido financiado por el sistema educativo nacional y gran parte de ellas no piensa en regresar. El estudio de la Fundación BBVA y el IVIE estima en 154.800 millones de euros la pérdida de capital humano que representó esa emigración en 2022, un 40% más que en 2019. El porcentaje de crecimiento es ciertamente elocuente.

Poco espero de la política y de las administraciones públicas que, cuando detectan algún tipo de situación problemática, suelen adoptar medidas peregrinas y discutibles que, en demasiadas ocasiones, no solo no mejoran los hechos objetivos, sino que lo enmarañan todo hasta que uno corre el riesgo de perder de vista cuál era el problema inicial. Me conformaría con que nos hicieran la vida fácil, desregularan, prestaran algunos servicios de calidad y dejaran de meter sus narices en las cosas de comer. Pero eso, estimado lector, no va a pasar, por lo menos en 2024. De ahí que, hoy por hoy, la única y verdadera responsabilidad de la atracción y retención de talento de calidad en España, amigo empresario, recaiga en usted.

No es nada bueno, pensando en el largo plazo, que gente joven y bien formada desee buscar oportunidades fuera

Es, sin duda, una responsabilidad monumental, puesto que tiene que llevarse a cabo en un entorno muy competitivo y con altos costes sociales, pero tiene usted que pensar a largo plazo, no le queda más remedio que buscar y retener talento si quiere que su empresa innove, que compita mejor, que siga siendo diferente.

Lo primero que tiene usted que hacer es pagar mejor ¡No se ponga nervioso! Ya sé que le incomoda la contundencia de la frase, que es difícil, pero busque las formas para conseguirlo. Hágalo poco a poco, mejore las retribuciones de los mejores en su organización y de aquellos que apunten maneras, construya un plan a 3-5 años. Acomode las mejoras retributivas al incremento de la productividad. Haga que el talento innovador, el que hace cosas inesperadas, sea como un accionista más de su compañía. Olvídese del salario mínimo y evolucione hacia el salario decente. Utilice políticas de incentivos y esquemas variables. Implique de alguna forma al talento en el reparto de resultados. Ya sabe usted que en política retributiva el café para todos no sirve. Pero, eso sí, si alguien verdaderamente no funciona, tras haber tenido todas las herramientas y oportunidades, ya sabe lo que hay que hacer. Si esa misma filosofía la aplicara el sector público, otro gallo nos cantaría.

Foto: Ralph Smith, presidente de la Cámara de Comercio Británica, en el foro 'Nómadas digitales: retención del talento y creación de comunidad'.

Pero no solo de retribuir se trata, se trata de cuidar y arropar. Dele al talento herramientas, información y empoderamiento, un conocimiento profundo del contexto del negocio para que pueda dar lo mejor de sí mismo, para que pueda sorprender. El talento es como una semilla, si la deja usted en una maceta de tierra yerma y no se la riega adecuadamente, a pesar de sus esfuerzos para arraigar, puede no conseguirlo. Ese talento acabará migrando a otras empresas, a otros lugares. La culpa no siempre será del talento, es posible que sea suya, aunque usted no lo quiera reconocer.

Y, por último, tenemos el talento de las nuevas generaciones, las que valoran especialmente la conciliación y que, de una forma u otra, sus proyectos profesionales no sean una losa para lo que entienden como sus horizontes de desarrollo personal. Ahí el reto es todavía más complejo. Aquí debe usted separar el grano de la paja. Seleccionar bien solo a quienes presenten buenos niveles de compromiso y dibujar para ellos marcos de colaboración que permitan hacer compatible esa aportación de talento con una flexibilidad razonable que no interfiera negativamente en la marcha de la compañía. No ceda ante los que no presenten un claro compromiso. El talento sin compromiso no sirve para nada.

Ahí le dejo pues, querido lector, mi última reflexión del año, en esta ocasión dirigida a los pequeños, medianos y grandes empresarios de este país. No podemos perder talento porque, la verdad es que no sobra y cada vez cuesta más conseguir a los profesionales adecuados casi para cualquier puesto de trabajo. Ante este reto en particular, las empresas son las que tienen la palabra.

Aprovecho para despedirme de usted. Con el fin de año llega también el final de la columna Economía gamberra, que desde este verano ha llegado puntualmente cada semana a sus manos a través de El Confidencial. Espero que la haya disfrutado. Estoy seguro de que volveremos a encontrarnos en breve, en otras columnas, en otros medios o en redes sociales. ¡Feliz 2024!

Nos acercamos al final de un año menos convulso de lo esperado, aunque un tanto extraño en lo económico. Por ello, y por las muchas cosas que leemos en los medios, es posible si usted es empresario, que observe el próximo año con un cierto recelo y que esté pensando en cuáles deberían ser sus prioridades para el mismo. Pues bien, no lo dude, céntrese en atraer talento y cuidar al que ya tiene en su organización.

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