A Corazón Abierto
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El histórico milagro de Inditex y el pacto no escrito para la sucesión de Amancio Ortega
Mientras la mayoría de los valores del mercado presentan pérdidas más que dañinas para cualquier inversor, hay otras empresas que lucen, pasado ya la mitad del
Mientras la mayoría de los valores del mercado presentan pérdidas más que dañinas para cualquier inversor, hay otras empresas que lucen, pasado ya la mitad del ejercicio, revalorizaciones del 15%. Todo un lujo y un milagro si se trata encima de una compañía que se dedica al negocio textil, a vender ropa y complementos, en un contexto de mercado de caída del consumo y de situaciones límites de los competidores.
Hablamos de Inditex, que en este entorno de miseria y compañía, cotiza por encima de los 50 euros y está a apenas un 6% de su máximo histórico -53,25 euros- tocado en julio de 2007, poco antes de estallar la burbuja mundial. Un tsunami financiero de consecuencias todavía impredecibles que ha dejado en pañales a grupos como Cortefiel y Adolfo Domínguez, o ha echado por tierra proyectos como los de Sfera de El Corte Inglés o Coronel Tapiocca, por citar enseñas conocidas.
La multinacional gallega, que en los primeros trimestres tras la explosión sufrió una caída de ventas sin precedentes en una década, ha sabido adaptarse a las circunstancias. Primero, recortando a la mitad sus inversiones –de 1.000 a 500 millones por año-, preservando el capital –tiene una caja de más de 2.000 millones- y centrándose en la internacionalización. O lo que es lo mismo, huyendo de España, que es lo que hoy penalizan los gestores de fondos y brokers extranjeros.
Gran mérito de ello lo tiene Pablo Isla, vicepresidente y consejero delegado, del grupo con sede en Arteixo. Isla se fogueó en el Banco Popular antes de que José Maria Aznar le diera la responsabilidad de salvar las cuentas del maltrecho Estado que dejó Felipe González a base de privatizaciones a finales de los noventa Después, tras otro breve paso por el grupo financiero de los Valls, fue premiado con la vicepresidencia de Altadis y con el consejo de Telefónica.
Siempre hizo buenas migas con César Alierta, al que sucedió en la tabaquera cuando el maño tomó las riendas de Telefónica. Pero las dificultades judiciales de Alierta en relación al caso Tabacalera –uso de información privilegiada para beneficio propio y de familiares, según la sentencia- le han separado. Isla siempre aspiró a suceder en el trono a su mentor, que el año pasado pidió ayuda a su discípulo para que la postura del juez fuese más suave.
O no se la prestó o fue insuficiente. Se rompió la relación. El abogado del Estado renunció a sus aspiraciones –salvo novedades desde los juzgados- y decidió centrarse en su trabajo actual De ahí aquella afirmación tan sorprendente, por lo inadecuado en el tiempo y porque no había ningún run run nuevo sobre su futuro- en un diario económico en el que dijo que “me veréis toda la vida en el Grupo Inditex”.
Una declaración escueta, pero con mucha profundidad. Porque Isla ya ha sido ungido para ser el futuro presidente de Inditex cuando Amancio Ortega decida dar un paso atrás. El empresario, de 74 años, arrastra problemas de salud, con una enfermedad grave que ahora, por suerte, tiene bajo control. Tiene esperanzas de que su hija Marta, la única de los tres progenitores que sigue en el negocio, haga callo en Stradivarius donde se está formando para que algún día le suceda. Pero la niña progresa con dificultad y no parece estar en condiciones de tomar el relevo a corto y medio plazo.
Por eso, Isla, autor del milagro del negocio, ya se sabe presidente en la sombra. Y en el sol, porque ya le ha dicho a sus más íntimos su pacto con Ortega, el cual está encantado. La sucesión, que fuentes del grupo niegan, está acordada, si ben deberá ser corroborada por el consejo cuando el hombre más rico de España lo considere oportuno. Para eso aún falta, pero quizás no tanto.
Mientras la mayoría de los valores del mercado presentan pérdidas más que dañinas para cualquier inversor, hay otras empresas que lucen, pasado ya la mitad del ejercicio, revalorizaciones del 15%. Todo un lujo y un milagro si se trata encima de una compañía que se dedica al negocio textil, a vender ropa y complementos, en un contexto de mercado de caída del consumo y de situaciones límites de los competidores.