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La bronca en el consejo de Gas Natural que aún traerá cola
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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La bronca en el consejo de Gas Natural que aún traerá cola

Centrados los ojos mediáticos en el affaire ACS-Iberdrola y en los polémicos fichajes de ex presidentes –Felipe González y José María Aznar- para supuestamente asesorar en inversiones

Centrados los ojos mediáticos en el affaire ACS-Iberdrola y en los polémicos fichajes de ex presidentes –Felipe González y José María Aznar- para supuestamente asesorar en inversiones en Latinoamérica –ya hablaremos más pronto que tarde de la conexión entre el jefecito del PP, su amigo Florentino Pérez y don Borja Prado Eulate-, en el aire sigue flotando el caso Gas Natural-Sonatrach.

 

La empresa española, participada por La Caixa y Repsol, confía en que un tribunal de arbitraje de Suiza sea más clemente que el de París, que le condenó el pasado verano a pagar 1.970 millones de dólares (unos 1.500 millones de euros) al grupo argelino por un asunto de tarifas. Pero en el entorno del consejo de administración son bastante pesimistas y se confía poco en una medida de gracia.

Ni la caja catalana ni la petrolera han dado su opinión puertas afuera sobre la gestión de Salvador Gabarró y Rafael Villaseca, presidente y consejero delegado de Gas Natural, respectivamente, sobre el conflicto. Guardan silencio porque ya saben que en este país está mal visto eso de que los directivos paguen por sus errores –mírese los presidentes de nuestras quebradas cajas de ahorro- como ocurre con cualquier mortal que no tenga protección política o burguesa.

Pero de puertas hacia adentro es otra cosa. Fuentes del sector cuentan que en el consejo que Gas Natural celebró en noviembre saltaron más que chispas. Juan María Nin, director general de La Caixa, puso el grito en el cielo al mostrar su disconformidad sobre cómo se estaba manejando el farragoso asunto, con intermediación incluida de los ministerios de Exteriores y de Industria. El consejero, conocido por su fuerte carácter y por decir las cosas con todas las palabras que el diccionario permite, no se cortó un pelo en sus críticas a los gestores de Gas Natural. Tampoco lo hizo Antonio Brufau, aunque con otro talante más diplomático, según cuentan.

Nin lo niega argumentando que nunca se puede usar un consejo para dudar de la labor de un ejecutivo. Eso no es elegante. Pero quizás no recuerda lo que pasó hace justo un año en el de Repsol cuando Brufau retrató a Sacyr y a La Caixa que intentaban levantarle la silla. En la petrolera también aseguran que su presidente no mostró los dientes en su exposición. Es decir, que todos tan amigos, aquí paz y después gloria, pese al agujerito de 1.500 millones que pagarán todos los accionistas, ya sean mayoritarios o minoritarios.

Habrá que seguir muy de cerca los próximos acontecimientos, como la aprobación de las cuentas anuales, el reparto de beneficios -¿menos dividendos para Repsol y La Caixa?- y el informe del auditor de cara a la junta general de accionistas, que el pasado año se celebró en abril. Y otras maniobras más profundas para conocer si Gabarró y Villaseca continuarán a los mandos del buque gasista tras el magno acontecimiento anual.

A día de hoy existen versiones para todos los gustos, aunque la que más fuerza toma es que al presidente, ya veterano, se le buscará un acomodo en la burguesía catalana, poco partidista de flagelar en público a uno de los suyos. Mismo método utilizado para desplazar a Salvador Alemany, todavía presidente de Abertis. Sobre el futuro del que fuera alto directivo de Panrico hay más teorías, todavía incipientes.

Centrados los ojos mediáticos en el affaire ACS-Iberdrola y en los polémicos fichajes de ex presidentes –Felipe González y José María Aznar- para supuestamente asesorar en inversiones en Latinoamérica –ya hablaremos más pronto que tarde de la conexión entre el jefecito del PP, su amigo Florentino Pérez y don Borja Prado Eulate-, en el aire sigue flotando el caso Gas Natural-Sonatrach.

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