La feria sevillana del PP y el abrazo de Judas más caro de la historia

“Querido Mariano, sabéis que podéis contar conmigo, en lo que pueda ser de alguna ayuda, como un militante más". La frase, textual, fue pronunciada por el ex presidente José María Aznar en la Convención Nacional del PP celebrada el pasado fin de semana en Sevilla, acto en el que el todavía presidente de FAES se fundió en un aparentemente sincero abrazo con el que puede ser su sucesor en la Moncloa a partir de 2012.

Una reconciliación que sorprendió a propios, los del actual partido en la oposición, y extraños, los que todavía dirigen el rumbo del país. Especialmente porque el nuevo consultor de grandes corporaciones tuvo a bien no asistir a la Convención que el partido de la derecha celebró el año pasado en Barcelona, para evitar que saltaran chispas con la actual directiva. El asesor internacional de multinacionales optó por irse a Kiev, Ucrania, en uso y disfrute de un viaje privado, mientras sus correligionarios se daban un baño de multitudes y debatían sobre la ardua tarea de cómo desbancar al PSOE.

Con esa excursión a lo más profundo de la Europa del Este en pleno mes de noviembre, con temperaturas de entre 10 y 20 grados bajo cero, Aznar se libró de hacer el paripé que había protagonizado en el Congreso celebrado en Valencia en 2008, cuando, con mal gesto y peor gana, posó para la foto de familia tras un frío saludo al gallego. Aquella fue la representación visual de las distancias que existían y existen entre el triatleta y el andarín mañanero.

Por tal motivo, en Génova y alrededores se han quedado a cuadros observando ahora la predisposición del pasado a apoyar al futuro. Los que dudan de la honestidad del gesto explican que detrás de ambiente tan amistoso se ocultan razones de otro orden, más relacionadas con las últimas aventuras empresariales que con las políticas, aventuras que prometen reportar al audaz comisionista excelentes dividendos. Curiosamente, días antes del aquelarre sevillano se conoció –lo destapó El Confidencial en rigurosa exclusiva-, que el señor Aznar se había convertido en asesor de Endesa a cambio de unos 300.000 euros al año.

Unos dineros muy ricos que recibirá por abrirle puertas a la compañía eléctrica en Latinoamérica, donde la empresa española en manos de la italiana Enel quiere expandirse, según su último Plan Estratégico. La justificación, sin embargo, parece chocar con la realidad de los hechos, y es que Endesa lleva más de quince años realizando grandes inversiones al otro lado del charco sin la ayuda de un ex presidente que, con honrosas excepciones, es cualquier cosa menos persona bien recibida en aquellas tierras.

Por estos motivos, en las filas populares sospechan que el abrazo (beso en la versión original bíblica) de Aznar a Rajoy responde más a un interés personal que a otra cosa: el interés de cuidar los intereses de Endesa ante el futuro presidente de un Gobierno del Partido Popular. No hay que olvidar que el grupo eléctrico, como el resto del sector, depende en gran medida de las decisiones adoptadas en Moncloa respecto a la tarifa eléctrica y la política energética.

“Somos el único gran partido que cree en España y que está comprometido con su futuro”, dijo el ex presidente, para alegría y jolgorio del personal. Los más suspicaces, sin embargo, creyeron entender que no hablaba del futuro del país en general, sino del de su bolsillo en particular.

Que tengan un buen fin de semana.