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Los tiburones de Caja Madrid y el ofertón de Citi a Rato
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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Los tiburones de Caja Madrid y el ofertón de Citi a Rato

Ya tenemos el nuevo Real Decreto que dibujará el futuro de nuestras queridas cajas de ahorros, esas entidades financieras que, con el auspicio moral de la

Ya tenemos el nuevo Real Decreto que dibujará el futuro de nuestras queridas cajas de ahorros, esas entidades financieras que, con el auspicio moral de la obra social, han sido un nido de compadreo donde cabían –y caben hoy en día- amiguetes de consejeros, concejales, sindicalistas, familiares de los anteriores, vividores, contratistas, bufones del poder y demás raza hispánica. Por supuesto que hay excepciones, con profesionales más que distinguidos que han creado grupos financieros de gran solvencia, pero viendo el erial que han dejado de norte a sur y de este a oeste, la verdad es se cuentan con los dedos de una mano.

Una normativa que aprieta, pero no ahoga, porque la han hecho los mismos que antaño se repartían el pastel en las cajas: los políticos, que se han vuelto a pelear por mantener su cuota de poder, ya sea en las comunidades autónomas o en los ayuntamientos. Una auténtica vergüenza que, una vez más, pagaremos todos. Ya sea vía prejubilaciones a los 55 años de unos 20.000 empleados de 8 a 3 de la tarde, mientras al resto se nos exige picar piedra hasta los 67. O mediante ayudas de miles de millones para evitar que más de una entidad financiera quiebre como Dios manda. El objetivo de todo este tejemaneje era salvar CatalunyaCaixa, gobernada hasta hace cuatro días por el ínclito Narcis Serra –¡pedazo de banquero!-, herramienta de poder para CiU, y en menor medida adecentar Caja Madrid porque su derrumbe se llevaba por delante al resto.

Un olor a muerto el de esta última que ha despertado el olfato de muchos tiburones, deseosos de hincarle el diente a una caja, la segunda del país, que bien gobernada, podría ser todo un bombón. La teoría de que el Deutsche Bank, apoyado por Angela Merkel y con el visto bueno de Zapatero, ha venido a quedarse con el zombi, es tan cierta como que Rodrigo Rato, su presidente, es cualquier cosa menos un ejecutivo de primera línea. Que el ex ministro es un buen político y que sabe de macroeconomía hay que darlo por bueno, pese a que sus compañeros del FMI le hayan puesto ahora a caldo. Curiosa maniobra de desprestigio, tres años después de su espantada, que responde a intereses germanos más ocultos. Pero de ahí a gestionar un trailer sin conductor, ingenieros y mecánicos medianamente preparados, hay un abismo.

Porque lo primero que hizo Rato cuando se fusionó con Bancaja fue repartirse los sillones y los puestos de los amiguetes, muy típico de nuestros conseguidores. La elección a dedo del banco asesor –Lazard,- que debe ayudarle a salir del atolladero es otra demostración más de que ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Porque esa entidad fue la que le dio cobijo cuando salió por piernas del FMI, donde no supo atisbar la que se nos venía encima. ¿Alguien recuerda cuando en mayo de 2008 dijo que lo peor ya había pasado? Bendita intuición. O cuando, en julio del pasado año, aseveró en el elitista Círculo Ecuestre de Barcelona, arropado por los encantos de Isidro Fainé -¡cómo se ríen todavía en La Caixa de la ingenuidad del abogado!-, que el sistema financiero español era más solvente que el alemán, el francés, el italiano y el inglés.

Y como esta película va de forrarse el ruñón con las comisiones, por mucha limpieza de imagen institucional -eliminación de los bonus de la etapa de Miguel Blesa- que se pretenda, la pregunta siguiente es si entre los que sacarán a bolsa Caja Madrid, antes o después, estará Citigroup, un banco que intentó contratar a don Rodrigo cuando dejó su despacho en Washington. En aquel otoño de 2007, le sugirió una oferta que finalmente nuestro ministro rechazó porque al madrileño le hicieron ver que esa entidad, la mayor del mundo en sus momentos de esplendor, tenía un socavón de más de 45.000 millones de dólares.

Los responsables del banco americano han estado por la sede de la caja española para ser uno de los que se queden con la operación de salvamento, sea a través de una oferta de acciones o similar.  Un botín muy jugoso al que ya está enganchado Bank of America Merrill Lynch y por el que también andan mordiendo otros tiburones tipo JP Morgan, Goldman Sachs, Deutsche Bank y UBS.

Ya tenemos el nuevo Real Decreto que dibujará el futuro de nuestras queridas cajas de ahorros, esas entidades financieras que, con el auspicio moral de la obra social, han sido un nido de compadreo donde cabían –y caben hoy en día- amiguetes de consejeros, concejales, sindicalistas, familiares de los anteriores, vividores, contratistas, bufones del poder y demás raza hispánica. Por supuesto que hay excepciones, con profesionales más que distinguidos que han creado grupos financieros de gran solvencia, pero viendo el erial que han dejado de norte a sur y de este a oeste, la verdad es se cuentan con los dedos de una mano.

Cajas de Ahorros Rodrigo Rato Caja Madrid