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El curioso y millonario inversor inglés que pincha en Banco Popular
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El curioso y millonario inversor inglés que pincha en Banco Popular

Una vez conocidas las necesidades de tela de nuestras sólidas entidades financieras y las vergüenzas de más de una caja en apuros, a partir de ahora

Una vez conocidas las necesidades de tela de nuestras sólidas entidades financieras y las vergüenzas de más de una caja en apuros, a partir de ahora va a empezar el baile de verdad. Hasta la fecha, todo han sido movimientos de despiste, quiebros al Banco de España y requiebros a la opinión pública para lo de siempre: mantener a toda costa el sillón y el poder político.

 

Pero el tiempo de ocultar los trapos sucios y de decir medias verdades se ha acabado. No ya por el dictamen del organismo que preside Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que también. Si no porque los gestores internacionales de cartera van a continuar con sus duras exigencias a la hora de poner un euro en las cajas y bancos en evidentes dificultades.

Y mucho más todos estos fondos de capital riesgo –Blackstone, JC Flowers, Apollo, etc…- , algunos oportunistas, a la caza de grupos al borde del abismo. Ninguno, por mucho humo que se venda, invertirá un pavo sin un mínimo de garantías y sin asumir la gestión, lo que se traducirá, lo les quepa duda, en un brusco ajuste de costes y en el despido de todos los políticos, sindicalistas y demás fauna parásita adherida a las cajas.

Ante este escenario, agravado porque apenas ninguna caja podrá acometer la salida a bolsa, toman protagonismo los bancos que, más o menos, andan bien, con alguna herida provocada por las aristas del ladrillo, pero de pie. Uno de ellos es Popular, que, tras demasiadas ampliaciones de capital en tres años, ha vuelto a coger la forma. Gracias en gran parte a la entrada en su accionariado de Crédit Mutuel, una caja francesa con ganas de hacer mucho ruido en España.

Como adelantó este diario, los dos socios han creado un banco al 50% con 123 oficinas, una escueta red de sucursales que necesita ser engordada. Lo saben los dos, que están mirando con lupa todos los movimientos de salvamento del sector.  Esta es la vía elegida por Popular para hacerse mayor de una vez por todas, un camino inteligente porque no contaminará a la matriz y no le dañará sus niveles de solvencia.

Pero quizás las ganas de crecer no se queden en el mercado doméstico. Porque además de la llegada amistosa de Crédit Mutuel, Popular tiene en su capital otro recién llegado cuyas intenciones se desconocen. Se trata de Silchester International Investor, un fondo con más de 15.000 millones en activos gestionados, creado por un ex ejecutivo de Morgan Stanley que se ha dado a conocer por los ingentes salarios que se paga a sí mismo.

Hablamos de Stephen Butt, que junto a su mujer controla el 100% de la firma de inversiones. El pasado año, recibió unos 36 millones de euros entre sueldo y dividendos, una cifra creciente desde que se empezó a investigar su nivel de retribuciones. Un año en el que, además de gastarse 174,3 millones de euros en comprar el 3% de Popular, hizo lo propio en Banco Espirito Santo, del que entre noviembre y diciembre tomó el 5% del capital.

 

Y aquí es necesario apuntar varias cosas. La primera es que en el grupo español hay un portugués asentado desde hace mucho tiempo, de nombre Americo Ferreira Amorin –tiene el 7%-, uno de los hombres más ricos del país vecino. La segunda es que Silchester es un fondo de los llamados activistas, o lo que es lo mismo, de los que patalean,  de los que se quejan al consejo y proponen medidas para maximizar su inversión, ajenos a las componendas históricas. Bonita combinación que dará que hablar en los próximos meses

Sin duda, empieza el baile. Veremos a ver qué música sale de esa mezcla. Igual suena a carnaval, a guerra o a entierro.

Disfruten del fin de semana.

Una vez conocidas las necesidades de tela de nuestras sólidas entidades financieras y las vergüenzas de más de una caja en apuros, a partir de ahora va a empezar el baile de verdad. Hasta la fecha, todo han sido movimientos de despiste, quiebros al Banco de España y requiebros a la opinión pública para lo de siempre: mantener a toda costa el sillón y el poder político.