El fondo qatarí, el Rey Galán y la particular diplomacia de Florentino

Empezó la partida de verdad, señores. Si en la segunda parte de 2010 el único que sacó el guante a pasear fue Florentino Pérez –venta de Abertis, de Dragados SPL asalto a Hochtief e inicio de la desinversión en renovables-, Ignacio Sánchez Galán ha considerado que ya es el momento de responder a los golpes. Aunque ha sorprendido el invitado a la batalla, un fondo de Qatar, más previsible ha sido la reacción del presidente de Iberdrola, al que le gusta llegar a la junta general de accionistas con el pecho henchido.

 

Ya dijimos a principios del pasado mes de diciembre que el ingeniero se guardaba un as en la manga. Una carta a priori extraña que ha sido objeto de una cruenta batalla en las cloacas de la diplomacia. Porque, aunque Galán llevaba más de un año negociando con alguna de las ricas monarquías feudales de Oriente Medio, lo cierto es que no fue hasta hace unas tres semanas cuando el primer ejecutivo del grupo energético cerró en Londres el acuerdo con el primer ministro de Qatar.

Esa reunión llegó a oídos de ACS y sus principales accionistas, que se pusieron más nerviosos que un pavo en Navidad. La reacción fue intentar parar la operación a toda costa. Florentino se perdió su comida diaria en el restaurante El Señorío de Alcocer y se marchó al Golfo un domingo a toda prisa, en víspera de San Valentín, con la excusa de buscar ingresos para el Real Madrid en Arabia Saudí y… Qatar.  El uso del club al servicio de la causa divina, como ocurre cada quince días en el palco del Santiago Bernabeu, donde José María Aznar, flamante asesor de Endesa, no se pierde ni el partido contra el Hércules.

Pero, pese a sus buenos contactos con algunos afluentes de la monarquía y su intención de sabotear la alianza, el presi del Madrid perdió ese partido. Los qatarís, enemigos en Hochtief y amiguetes del Barça -van a invertir 170 millones para ser su anunciante estrella- dijeron que el acuerdo con Galán estaba cerrado y que no daban marcha atrás. Porque Qatar es un país en el que mandan tres: el emir, Sheik Hamad bin Khalifa Al Thani; el primer ministro, Hamad ben Jassem ben Jabr al Thani, y su hijo, Mohammed bin Hamad Al Thani. No traten de aprenderse los nombres, pero de ahí para abajo la influencia decae en un gobierno que, según cuentan los lobbistas españoles, maneja sus inversiones con cierta alegría, lejos de la austeridad y racionalidad con la que se mueve Abu Dhabi.  

Algunos analistas le dan la vuelta a la tortilla y no descartan que Qatar sea un infiltrado de Florentino a medio plazo. Así lo dejó entrever Ángel García Altozano, la mano derecha del presidente de ACS, esta misma semana a un importante bróker cuando en una reunión privada le preguntaron por la maniobra del emirato. El director general corporativo se echó a reír, una reacción que da pie a todo tipo de interpretaciones. Como al papel de la Casa Real española en el envite, ya que algunas fuentes atribuyen a Su Majestad el Rey Juan Carlos unas excelentes relaciones con el emir y con Galán, con el que ha inaugurado alguna que otra planta hidroeléctrica –Letonia- , además de compartir más de una cacería.

Veremos a ver quién ríe el último porque está claro que el Ser Superior no se va a quedar de brazos cruzados. Se juega el grupo en la embestida. Tampoco el salmantino, que, no lo duden, tiene alguna bala más en la recámara de un calibre mucho mayor que la qatarí. Posiblemente, si todos los accionistas de referencia se alinean (BBK, Bancaja y otros), habrá más noticias antes de la próxima junta general de accionistas, prevista para mayo.

Hagan juego y disfruten del fin de semana.