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El todo o nada de Bankia y esa película de indios
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El todo o nada de Bankia y esa película de indios

Consumada ya la muerte de la CAM, que hasta mediados de 2010 se había comido algo más de 3.000 millones en inmuebles adjudicados, ahora falta encontrar

Consumada ya la muerte de la CAM, que hasta mediados de 2010 se había comido algo más de 3.000 millones en inmuebles adjudicados, ahora falta encontrar un salvador para la causa, alguien que se coma ese muerto creado a talonario de ladrillo, gracias a la labor de los directivos/políticos de Francisco Camps. Alguien con valor para tirar de la alfombra, cerrar cerca de 250 oficinas y mandar a la calle a tanto inepto.

 

Pero lo de la CAM es pecata minuta para lo que se nos avecina. Porque la piedra angular del futuro del sistema financiero español es Bankia, el banco resultante de la fusión de Caja Madrid y Bancaja, otras dos cajas de excelente gestión, una cartera crediticia de cemento armado y una cartera de participadas con minusvalías constantes y sonantes.

Bankia se ha propuesto salir a bolsa contra viento y marea para solucionar sus urgencias, que son ni más ni menos que casi 2.000 millones para llegar a ese mínimo del 8% que exigen el Banco de España y los inversores institucionales. Ahora bien, esta cifra se elevaría a 5.700 millones –como comerse el Popular- si la entidad no consiguiese culminar su salto al parqué, cuestión por la cual no tiene más remedio que remar contracorriente para llegar a la orilla. O toca tierra o se ahoga.

Más vale que ponga pie en la arena porque, de lo contrario, nos tocará salvarla entre todos. Caja Madrid+Bancaja es un riesgo sistémico de difícil digestión, que solo puede interesar a alguien si se lo venden a precio de derribo. Por mucho nombre que se airee de forma interesada –Cerberus, Blackstone, Fidelity, Blackrock y otras hierbas-, nadie va a poner un euro en el envite porque, sencillamente, no se sabe que hay debajo del felpudo.

Los que tienen que levantarlo son los mismos que han escondido la basura para que no se viera, con la connivencia del Banco de España y de los auditores de turno. Porque Bankia pretende salir a bolsa con similar consejo de administración que llevó a la nueva caja a tener que pedir ya el pasado año 4.465 millones de euros en ayudas públicas vía FROB. ¿Usted pondría sus ahorros en esas manos tan dichosas? A priori, no. Pero, pese a lo que han leído, igual sí. Depende del precio. Como todo en la vida.

Ahora requiere otros 2.000 más, que van a tratar de conseguir entre inversores minoristas, como usted y como yo, e institucionales. A los primeros los da ya por captados, palabras textuales de un directivo de Bankia, lo cual demuestra dos cosas: la falta de conocimiento financiero del pueblo en general y la capacidad de los bancos para colar cualquier cosa a sus clientes.

El quid de la cuestión son los grandes gestores, a las que se les pretende colocar entre 1.000 y 1.500 millones en acciones de Bankia. Difícil lo van a tener Rodrigo Rato y José Luis Olivas, los cuales se niegan a vender el banco a precios de una entidad que está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Quieren al menos 0,7 veces su valor en libros. Pero a los que se les va a ofrecer esos títulos saben que tienen la sartén por el mango y van a apretar de lo lindo –no quieren pagar más de 0,5 veces- para bajar una valoración que para Caja Madrid y Bancaja es imposible.

¿Por qué? Sencillo. Admitir esa tasación significa reconocer pérdidas efectivas por la disminución del valor de los activos, lo cual obliga a provisionar más de lo que ya han hecho. Y para eso hace falta tener dinero, lo cual precisamente no les sobra. Problema morrocotudo, aderezado por la escasa credibilidad que tienen nuestros cajeros -lo de CAM no ayuda nada- allende nuestras fronteras y el negro futuro de nuestra economía. Con un paro del 20%, la gente no paga, la morosidad sube y la banca no da créditos. La misma ecuación por la que le han zurrado de lo lindo a BBVA y a Santander en los mercados de capitales en los últimos 24 meses.

Hace unas semanas, Eva Castillo, durante muchos años presidenta de Merrill Lynch, con más de cien salidas a bolsa a la espalda, decía ante una pregunta incómoda de un periodista en el cierre del Curso Avanzado de Relaciones con Inversores,“que todo tiene su precio”, en referencia a una compañía que tuvo que reducir un 30% su valoración el día previo al debú para conseguir colocar sus acciones.

Verde y con asas. Lo demás son películas. Y mucha suerte a Bankia, el primer banco de la nueva banca, en manos de los mismos. 

Consumada ya la muerte de la CAM, que hasta mediados de 2010 se había comido algo más de 3.000 millones en inmuebles adjudicados, ahora falta encontrar un salvador para la causa, alguien que se coma ese muerto creado a talonario de ladrillo, gracias a la labor de los directivos/políticos de Francisco Camps. Alguien con valor para tirar de la alfombra, cerrar cerca de 250 oficinas y mandar a la calle a tanto inepto.

Caja Madrid