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El aparcacoches de La Caixa y el bombero de Bankia
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El aparcacoches de La Caixa y el bombero de Bankia

Gracias al proceso de reestructuración de las cajas estamos descubriendo situaciones peculiares, llamativas, que merecen ser contadas. Las generales las conocéis casi todos. Transformación en banco,

Gracias al proceso de reestructuración de las cajas estamos descubriendo situaciones peculiares, llamativas, que merecen ser contadas. Las generales las conocéis casi todos. Transformación en banco, búsqueda desesperada de inversiones, cantos de sirenas del supuesto interés de grandes fondos americanos y lo que te rondaré morena. Pero hay otras más particulares.

 

Una de ellas es la que se ha llevado a cabo en el seno de La Caixa, que de forma sibilina ha mandado a galeras a uno de los empresarios históricos de Barcelona. No es otro que Salvador Alemany, el presidente de Abertis, al que mediante una maniobra de guante blanco y que se venderá como éxito total, le han despojado de su poder para enviarlo de aparcacoches.

Porque Alemany ha pasado de dirigir las autopistas de Abertis -11.500 millones de capitalización- para quedarse al frente de la filial de aparcamientos. A Saba, que apenas valdrá 900, la que acaban de escindir del grupo por orden y deseo de CVC Capital Partners, el fondo de capital riesgo que entró en el holding el pasado verano de la mano de ACS. El objetivo de la firma estadounidense es trocear la matriz para centrarse en ‘negocios estratégicos’, amén de pagarse un fantástico dividendo extraordinario con el que hacer frente al préstamo con el que compró el 25% de Abertis con Florentino Pérez.

Negocio redondo para CVC y ACS y para La Caixa, que se ha quitado de encima a un gestor díscolo. Porque Alemany no aceptó el supuesto caramelo de ser conseller de Economía de la Generalitat tras las elecciones del pasado mes de noviembre, tal y como se había pactado con CiU. En Barcelona los problemas se solucionan con presuntos ascensos encubiertos, siempre que se haga por las buenas. Si es por las malas, a purgarse en la filial, donde Alemany y sus nuevos socios –Abelló y Proa Capital- han descubierto a muchos otros amiguetes y familiares aparcados para comer de la sopa boba.

 

Pecata minuta para lo que se está haciendo en Bankia, el banco de la nueva banca –nunca un eslogan fue tan publicitario- que desde hace una semana tiene un consejero delegado. Se llama Francisco Verdú y, a diferencia de lo que le ha pasado a Alemany, va a pasar de gestionar un balance de apenas 10.000 millones de euros –el de Banca March- a otro de más de 275.000 millones. Pero la diferencia no solo estriba en la brutal diferencia, sino en que el balance del banco balear está repleto de buenos pagadores frente a la comunidad de dudosos de Caja Madrid y Bancaja. La entidad de los March tiene una ratio de morosidad de apenas el 3,62%, frente a la más del 6,68% que se le indigesta a Bankia, sin contar las numerosas refinanciaciones a otros amiguetes que difícilmente se cobrarán.

Por ello, es difícil saber si el nombramiento del señor Verdú es un ascenso o es el único que ha aceptado el encargo, cosa que ha echado para atrás a la mayoría de los candidatos. Más de uno no ha tragado con eso de recolocar a una tropa de discutibles directivos que han llevado a la caja madrileña y a la valenciana a esa situación límite. Los hay a montones.

Algunos incluso han sido ascendidos, como Juan Bartolomé, responsable del negocio de promotores inmobiliarios durante la época de la burbuja. O lo que es lo mismo, responsable de que Caja Madrid tenga deudas de ladrilleros tipo Fernando Martín y similares. Ahora es el director del área de los activos que se ha tenido que comer la caja. A eso se le llamar tener buen ojo. Algo similar ha pasado en el vital papel del director/a de riesgos. Vivir para ver.

Con estos mimbres, habrá que pensarse y mucho confiar nuestros ahorros a los muchachos de Bankia en su próxima oferta de acciones. Muy baratas nos las tienen que poner.

Feliz fin de semana

Gracias al proceso de reestructuración de las cajas estamos descubriendo situaciones peculiares, llamativas, que merecen ser contadas. Las generales las conocéis casi todos. Transformación en banco, búsqueda desesperada de inversiones, cantos de sirenas del supuesto interés de grandes fondos americanos y lo que te rondaré morena. Pero hay otras más particulares.