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Rodrigo II Rey de Bankia, la gloria o la horca
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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Rodrigo II Rey de Bankia, la gloria o la horca

España, un país en el que la ilustre familia Botín comete los mismos deslices fiscales que Isabel Pantoja o Lola Flores, se juega mucho en las

España, un país en el que la ilustre familia Botín comete los mismos deslices fiscales que Isabel Pantoja o Lola Flores, se juega mucho en las próximas semanas. Ya no por el contagio de Grecia, sino porque está en liza que la mitad del sistema financiero español, el que acaparan las cajas de ahorro, tenga que ser intervenido.

 

La prueba del algodón es la Oferta Pública de Ssucripcion (OPS) de Bankia, esa operación que se ha convertido en causa nacional. Si el banco presidido por Rodrigo Rato es capaz de levantar los al menos 3.000 millones que necesita para recapitalizarse, su grupo habrá salvado un match ball a vida o muerte que en caso de no superarlo obligará al Estado a gastarse 15.000 millones para evitar un desplome sin precedentes de la mayoría de entidades en apuros (Cívica, Banca Mare Nostrum, Novacaixagalicia, Catalunya Caixa, CAM, etc…).

El interés en que la colocación salga adelante es de tal magnitud que hasta los competidores más directos de Bankia (La Caixa, Santander y BBVA) están deseando que el barco sortee la tormenta y llegue a buen puerto. No porque a Isidro Fainé, Emilio Botín y Francisco González les haya entrado un ataque de corporativismo, sino porque saben que sus acciones –Caixabank se estrenará el 1 de julio- caerán también como fichas de dominó.

Pero la realidad es mucho más tozuda que el ejercicio de voluntarismo que pretenden hacer Rato y sus cinco bancos coordinadores. JP Morgan, Merrill Lynch, Deutsche Bank, UBS y Lazard se han hartado de repetir esta semana por los cenáculos madrileños que la OPS “tiene que salir como sea”. “No queda otra”, pero no explican cómo. Y eso que hay otras soluciones más sencillas de las que nadie habla. Como vender el 6% de Iberdrola (2.000 millones), el 20% de Indra y el 12% de Iberia, valores todos ellos muy líquidos.  

Discurso ilusionista de unos banqueros de inversión como Enrique Casanueva, Javier Oficialdegui, Antonio Rodríguez Pina, Javier Salaverri y Pedro Pasquín con muchas muescas en la cartuchera, empeñados en desafiar una situación desfavorable como hacia tiempo que no se veía.  Parecen haber olvidado que los encantadores mercados acaban de doblarle la mano a un tal Alierta –suspensión de la salida a bolsa de Atento- y a un tal Botín (fracaso de su emisión de cédulas de 1.000 millones), así como a sus bancos de inversión  (Goldman Sachs, Citi y compañía). Ambos, acostumbrados a salir triunfantes, han hincado la rodilla antes unos inversores que no tienen corazón ni entienden de cuestiones patrias y que ya han visto y dejado caer antes a monstruos como Royal Bank of Scotland, Lloyds, HBOS, Citi, AIG y similares.

Unos gestores que, como los bereberes que en el año 711 aniquilaron al último rey godo, don Rodrigo, y tomaron España, huelen la sangre a distancia. Nuestras cajas están tocadas de muerte desde hace tanto tiempo como Grecia y el problema ya no es si la valoración en libros es del 60 o del 50%, algo que solo preocupa a los políticos que aún se sientan en sus poltronas para no perder la gestión del muñequito financiero. Si por bajar el precio tienen que vender más del 51% del capital para captar el mismo dinero, las cajas pasan a ser fundaciones y se acabó el mamoneo. Sencillamente no hay mercado institucional para este tipo de acciones.

Rato, Rodrigo II de Bankia, tiene en las próximas horas que decidir si moviliza a todos los ejércitos en busca de la gloria, la de ser el primero en rescatar a una caja española. A su favor juega su experiencia, la que le dio sacar al país entero del atolladero en 1996. Además, ha hecho las cosas más o menos correctas en el poco tiempo del que ha dispuesto. Pero debería ser consciente de que tirar para adelante también tiene el riesgo de la muerte inmediata.

Si pone en marcha la OPS y después es incapaz de concluirla, no podrá acudir de nuevo a los mercados al menos hasta dentro de 18 meses. Y entonces su banco ya estará en manos del Estado, que le inyectaría 5.600 millones. Si no arranca el tren el próximo martes, tendrá una segunda oportunidad en otoño si el tiempo financiero lo permite. La decisión va en el salario, dicen que mayor que el que cobraba el defenestrado Miguel Blesa, cantinela que no puede ser contrastada porque la transparencia todavía no ha llegado a ese extremo.

En el PP rezan para que el santoral al completo alumbre a su discípulo. Un nuevo Gobierno siempre necesita de un poder financiero. Mucha suerte en el envite al nuevo rey de la banca. España, quince años después, vuelve a estar en sus manos. El godo fue presa de la soberbia.

España, un país en el que la ilustre familia Botín comete los mismos deslices fiscales que Isabel Pantoja o Lola Flores, se juega mucho en las próximas semanas. Ya no por el contagio de Grecia, sino porque está en liza que la mitad del sistema financiero español, el que acaparan las cajas de ahorro, tenga que ser intervenido.

Rodrigo Rato