La apuesta de Botín y el oculto Plan B para salvar las cajas

Consciente de ser un pesao, hoy toca volver a hablar de las cajas de ahorros porque, conversando día tras día con los manejan eso que se llama los mercados, siguen siendo la gran preocupación nacional. De que el proceso de recapitalización salga o no salga depende que tengamos un verano más o menos tranquilo; o un tsunami que nos pondrá a todos los pelos de punta.

 

Mientras Bankia y Cívica imploran dinero a inversores de cualquier calaña y piden compromisos a nuestros ricos en nombre de la salvación patría, la CAM y Banca Mare Nostrum se subastan al mejor postor con la resistencia de los gobiernos locales. Una preocupación absurda si nos atenemos a las declaraciones de los que mandan de verdad, como Emilio Botín, el cual augura un gran éxito en la oferta de acciones de la primera.

Una declaración tan voluntarista como la que exclamó hace no tanto al lado de hasta El Corte Inglés. Casi los mismos que han rechazado comprar la CAM y otros muertos salvo que el Estado se haga cargo de las pérdidas.

Una declaración llamativa porque Botín, que tiene fe ciega en Bankia, mordió el polvo hace apenas tres semanas con una emisión de renta fija que se quedó sin vender. Los mercados le doblaron la mano, como le ocurrió esa semana al FROB, cuando pidió 3.000 millones para financiar precisamente las ayudas públicas a las cajas de ahorros. Solo vendió la mitad. Si los inversores no quieren ni papelitos con aval del Estado, imagínense lo que opinarán cuando ven venir a un gestor español que ha arruinado una caja pidiendo el mismo y en nombre de su excelente equipo gestor dinerito fresco para arreglar el entuerto que han cometido. ¿Usted contrataría a un fontanero que le haya llenado de goteras la casa?

A día de hoy, no hay demanda internacional dentro de la horquilla de precios de la OPS de Bankia y muy poquita en la de Cívica, donde el feeling aseguran que es algo mejor. “Ya nos dan con la puerta en las narices ni nos escupen. Ahora nos escuchan”, explicaba gráficamente un banquero de negocios con muchas muescas en su carrera. Dios, con tests de estrés incluidos, le oiga porque si el 18 de julio, día en el que se fijan los precios de ambas ofertas de acciones, no hay agua en la piscina, habrá que recurrir al manguerazo con dinero público.

Último recurso del que nadie habla ni quiere hablar. Un PLAN B que solo tiene una fórmula por mucha milonga que nos quieran vender llegado el momento: sacar de las arcas del Estado casi 7.000 millones, 5.600 para la primera y mil y pico para la segunda. O lo que es lo mismo, una intervención. Una pasta con la que pagaremos a Rodrigo Rato un sueldo que, como decía un gestor de un hedge fund, es diez veces superior al que cobraba cuando dirigía el FMI. No digamos nada de Olivas, su vicepresidente, que ganará 30 veces más que cuando estaba en la Generalitat Valenciana. Con esos sueldos, yo también quiero ser banKero. Eso, sin olvidar, que ya le hemos prestado todos los españolitos 4.600 millones para tapar agujeritos vía FROB 1.

Yo, después de oír a Botín, ya me que quedao más tranquilo y confío en que eso no ocurra ¿Será suficiente con el voluntarimso? Veremos.

Sean felices