El analista que ha puesto en su sitio a los apellidos ilustres del ladrillo

Con el acojono generalizado que provoca el desplome de las bolsas y la evaporación del capital, resulta ilusionante encontrarse tipos que digan las verdades del barquero. No un singermoning (cantamañas) como el ya famoso Alessio Rastani, al que el deseo de tener su minuto de gloria emborronó ciertas aseveraciones cristalinas sobre quién gobierna el mundo.  Me refiero a uno de esos especimenes en extinción, que en las dos últimas semanas ha emitido una serie de informes sobre el sector constructor español en los que escribe lo que mucha gente piensa y no se atreve a decir. El ilustre se llama Borja Castro y aparece en este artículo en contra de su voluntad.