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El 'parado estrella' de Bankia y la vaselina como valor refugio
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El 'parado estrella' de Bankia y la vaselina como valor refugio

El comportamiento de Bankia en bolsa desde que saltó al parqué es un milagro, un bendito milagro para los miles de pequeños inversores que suscribieron la

El comportamiento de Bankia en bolsa desde que saltó al parqué es un milagro, un bendito milagro para los miles de pequeños inversores que suscribieron la Oferta Pública de Adquisición (OPA) con la que Rodrigo Rato evitó que Caja Madrid y Bancaja fueran nacionalizadas.

 

La cotización del cuarto banco español por capitalización tan solo ha caído un 8,3% desde que debutara en los mercados de capitales el 20 de julio. Desde ese momento, hace justo cuatro meses, el Ibex 35 ha retrocedido un 16,8%, mientras que sus comparables, Santander, BBVA y Caixabank, se han dejado por el camino un 23,7, un 17,3 y un 10,2%, respectivamente. Por tanto, una excelente evolución que tiene un responsable muy curioso.

Se trata de Juan José Llinares, un nombre desconocido para el gran público pero muy conocido en eso que se llaman los mercados de capitales. Broker de toda la vida, Llinares fue uno de los fundadores de lo que después, con el tiempo, se llamó Caja Madrid Bolsa. Un viejo zorro de las mesas de contratación, hábil como pocos para hacer subir las cotizaciones cuando convenía, que gestionaba hasta diez autocarteras de algunas de las empresas más grandes de este país, como ACS.

Pero sus veinte años en Caja Madrid no le sirvieron para que Rodrigo Rato le pusiera por encima a unos de sus chicos como director general de la sociedad de valores. Uno de esos jovencitos bien colocados, pero con pocos conocimientos para un cargo de esa responsabilidad. Antes del verano, Bankia, a puntito de salir a bolsa, y Llinares acordaron rescindir su relación laboral. Le indemnizaron como se merecía –varios miles de miles de euros- y fichó por la empresa más grande del país, el INEM.

Eso fue el 3 de junio, con Bankia preparándose para la operación de salvamento: o cotizaba en bolsa por lo civil o por lo criminal, o entraba el FROB. Con la ayuda de todos sus competidores, salvo BBVA, que acudieron a la llamada de socorro del Ministerio de Economía porque que se denominó “riesgo sistémico”, la OPS consiguió su cometido el 20 de julio.

Y ese día, entre la euforia y el alivio, a alguien se le encendió la bombilla. “¿Y ahora quién se encarga de cuidar la acción, de vigilar que inversores compran y venden? Que no pase como sucedió en Criteria (ahora Caixabank) que se desplomó un 50% en un año y encabronó a sus más de 300.000 clientes que compraron sus acciones", se dijeron. “¿Tenemos a alguien en la casa que sepa de bolsa?”, preguntó literalmente Rato. Uno de sus colaboradores, presuntamente el propio consejero delegado, Francisco Verdú, consejero también de ACS, le recordó que en Bankia había un tipo experto en la materia, que manejaba la cotización de la constructora como un orfebre, pero que lo habían echado dos meses atrás, con el correspondiente cheque al portador.

Dada la situación de urgencia, don Rodrigo llamó a Llinares y en cuestión de días le convenció para que volviera, con un puesto de alta responsabilidad –director de gestión de inversiones-, dependiente directamente del consejero delegado. Acuerdo firmado y el 1 de agosto, un señor que dos meses antes no valía para dirigir Bankia Bolsa, se convertía en uno de los hombres de confianza del nuevo equipo gestor.

Dicen que rectificar es de sabios y bien que lo sabe Rato, que en lo que va de año ha modificado tres veces la estructura directiva en busca de la ecuación mágica. En el caso de Llinares, cuyo sustituto en el broker está ahora sin funciones, es hasta de justicia. Lo cual no significa que no sea un disparate más de unas cajas de ahorros a las que les hemos prestado nuestro dinero público –a Bankia 4.600 millones- para que salven sus pellejos.

Menos mal que ahora, con Mariano Rajoy presumiblemente al frente de la nave, todo este tipo de cosas no sucederán más. Pasarán otras, de mayor incidencia pública. Yo, por si acaso, me he comprado unas acciones de un fabricante de vaselina, ese lubricante de uso farmacéutico y cosmético que se va a convertir en producto de primera necesidad y valor refugio estrella ante el ajuste que nos va a aplicar. 

El comportamiento de Bankia en bolsa desde que saltó al parqué es un milagro, un bendito milagro para los miles de pequeños inversores que suscribieron la Oferta Pública de Adquisición (OPA) con la que Rodrigo Rato evitó que Caja Madrid y Bancaja fueran nacionalizadas.