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Búsqueda y captura de los cómplices de Bankia en honor al ministro valiente
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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Búsqueda y captura de los cómplices de Bankia en honor al ministro valiente

Los que leyeron esta misma tribuna el pasado sábado pueden comprobar que apenas 48 horas después se cumplieron los presagios. Luis de Guindos, en un ejercicio de valentía

Los que leyeron esta misma tribuna el pasado sábado pueden comprobar que apenas 48 horas después se cumplieron los presagios. Luis de Guindos, en un ejercicio de valentía y sentido común, no tuvo más remedio que intervenir Bankia, nacionalizarla con dinero público y echar, por supuesto, al máximo responsable de la quiebra aunque fuese su mentor.

Descubierto el crimen, enhorabuena. Gracias a la excelente gestión de don Rodrigo, todos y cada uno de los españoles nos hemos convertido en accionistas de Bankia, una entidad sólida y con recursos en palabras de esta misma semana del prócer del PP, que en un ejercicio histórico de cinismo se atrevió a despedirse a través de un comunicado en el que aseguraba haber cumplido los objetivos para los que fue nombrado y se atribuyó la capacidad de nombrar a su sucesor.

Ante tal descaro de El gran artífice, como se le define en el último panfleto en honor del economista, papel de calidad para envolver bocadillos de chorizo, y el silencio gubernamental, que tras usar dinero del erario público no se ha atrevido a dar una mínima explicación, he considerado oportuno santificar los nombres de los responsables del mayor fraude bancario de la democracia. Vaya por delante que no habría otra en las circunstancias actuales, pero eso no exculpa para que señalemos con el dedo a los que han cometido la tropelía. Nombres y apellidos de personas, asesores y políticos a los que hay que pedir que respondan con su patrimonio. Es lo justo. Aquí los tienen.

  1. Rato y Olivas: Sin quitarle responsabilidad a Miguel Blesa, que compró un banco hasta en Miami y otro en México, los dos presidente de Caja Madrid y Bancaja son los principales culpables de una fusión que nunca tuvo sentido más allá del de perpetuarse en la cima del poder financiero de por vida.
  2. El PP: Como gestor de Valencia y Madrid, con Francisco Camps y Esperanza Aguirre al frente de las respectivas comunidades, fue el que promovió la fusión de Caja Madrid y de Bancaja junto a otras cinco pequeñas entidades de Segovia, Ávila, La Rioja, Canarias, Extremadura. El objetivo era asegurarse un pilar financiero para pelear contra el PSOE y CiU.
  3. El consejo de administración: Nombrado a dedo, un grupete de amigos del PP, del PSOE, de IU y sindicalistas varios, todos ellos encantados de recibir grandes sueldos, motivo suficiente para que, desde su mediocridad, todos callarán las grietas del barco. Aquí tienen algunos de los nombres más reconocidos: Mercedes Rojo, Mercedes de la Merced, Ángel Acebes, Estanislao Rodríguez Ponga, Ricardo Romero de Tejada, Manuel Lamela, Luis Blasco (todos del PP), Jorge Gómez, Virgilio Zapatero (PSOE), José Antonio Moral Santín (IU)  y José Ricardo Martínez (UGT). Si algún día los ven por la calle, en un restaurante, en una conferencia, anímense a reprobarles públicamente su conducta.  Estos personajes deberían de quedar inhabilitados para cualquier cargo público y devolver lo ingresado.
  4. El equipo directivo: Aunque en Bankia había más de un buen profesional, como Carlos Stilianopoulus, es obvio que la gran mayoría deben ser censados en el INEM sin ningún tipo de indemnización. Empezando por los antiguos, como Aurelio Izquierdo, Matias Amat e Ildefonso Sánchez, los dos con sueldos estratosféricos, y siguiendo por todos los muchachos de confianza de Rato, como Miguel Crespo, Luis Maldonado, Pedro Vázquez o Manuel Lagares, todos ellos con contratos blindados por dos años.
  5. Lazard: El asesor de cabecera de Rato, el banco en el que trabajó  el defenestrado presidente, firma internacional a la que el exministro le encargó numerosas operaciones corporativas obviando el mínimo de ética exigida. La principal fue la fusión. La segunda, la segregación de los activos bancarios en Bankia y los inmobiliarios y las participaciones industriales en  el Banco Financiero y de Ahorros (BFA). La tercera, la salida a bolsa. Su presidente es Pedro Pasquín, que se ha forrado con su antiguo socio, un dinero que ahora pagaremos todos.
  6. Los de la OPS: Junto a Bankia, máxima responsable en la venta de las acciones, los cuatro bancos que coordinaron el ultraje fueron Deustche Bank, el banco socio de Bancaja, JP Morgan, UBS y Bank of America Merrill Lynch. Sus presidentes en España son Antonio Rodríguez Pina, Enrique Casanueva, Javier Salaverri y Ricardo Paz, respectivamente. Cuatro profesionales más que avezados, curtidos en cientos de operaciones similares, incapaces, no obstante, de levantar apenas 100 millones de demanda institucional. Los cuatro colaboraron en la inflada valoración de Bankia, por lo cual recibieron suculentas comisiones. Su responsabilidad es notoria.
  7. Deloitte: el auditor,  el mismo que dio por bueno la constitución de Bankia y de BFA, el reparto de activos, el mismo que firmó las cuentas que se presentaron a los inversores, a la CNMV, que, aconsejada por el Ministerio de Economía miró para otro lado y permitió el robo a 340.000 particulares indocumentados.  Su presidente es Fernando Ruiz, que hace apenas cinco meses destacó el enorme bagaje profesional de Rato y los éxitos cosechados, tanto en sus comienzos como empresario, como en la política y en el sector financiero nacional e internacional.

Todos tienen una responsabilidad alícuota y los ciudadanos tenemos el derecho a exigirles que paguen. No deberíamos permitir que pase como con Juan Pedro Hernández Moltó (CCM), Santiago Gómez (Cajasur), Modesto Crespo (CAM), Narcis Serra (CatalunyaCaixa), Julio Fernández Gayoso (Caixanova) y José Luis Méndez (Caixa Galicia), que tras dejar sus respectivas entidades al borde de la bancarrota siguen disfrutando de sus grandes sueldos y pensiones como si no hubiera pasado nada. Ninguno ha devuelto nada de lo que se llevó.

 

Como el PP y el PSOE se lavarán las manos porque han sido cómplices al estar sentados en los consejos de administración, urge clamar al cielo, al infierno y a quién proceda para que estos señores no se mofen más del personal. Si la sociedad no se rebela y exige que se le repare por la atrocidad, volverá a pasar, volveremos a echarnos las manos a la cabeza y estos individuos volverán a sus puestos de mando. Al tiempo.

 

Dicho todo eso, por fin estamos en el camino correcto, gracias al atrevimiento del señor de Guindos, un ministro sin carné de partido, que antepone el interés general al amiguismo. Conoce el tumor desde hace tiempo y la medicina a aplicar. Quizás se haya quedado incluso corto porque ha dejado fuera los préstamos dudosos no promotores. Lástima que usara los eufemismos para dar largas sobre Bankia.

Sean felices en medio de este histórico cambio de era.

Los que leyeron esta misma tribuna el pasado sábado pueden comprobar que apenas 48 horas después se cumplieron los presagios. Luis de Guindos, en un ejercicio de valentía y sentido común, no tuvo más remedio que intervenir Bankia, nacionalizarla con dinero público y echar, por supuesto, al máximo responsable de la quiebra aunque fuese su mentor.