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El valor de nuestra vivienda en el experimento con gaseosa del banco malo
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El valor de nuestra vivienda en el experimento con gaseosa del banco malo

BBVA y Santander no suelen coincidir en muchas cosas. Más bien al contrario, Francisco González y Emilio Botín suelen denostar la estrategia de su respectivo y

BBVA y Santander no suelen coincidir en muchas cosas. Más bien al contrario, Francisco González y Emilio Botín suelen denostar la estrategia de su respectivo y directo competidor. Pero en el asunto de cómo les está afectando la constitución del famoso banco malo que aglutinará todos los inmuebles embargados de las entidades nacionalizadas, ambos están de acuerdo. No le gusta un pelo a ninguno, aunque el gallego y el santanderino hayan reaccionado de distinta manera a la amenaza que supone poner en el mercado 85.000 viviendas, 13 millones de metros cuadrados y más de 230.000 hipotecas impagadas.

González, ajeno al comercio de voluntades que sufre España, se negó a poner un euro de BBVA en la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). Botín, más proclive al pasteleo con las autoridades, puso 840 millones pese a que a la vez estaba creando su propio cajón de sastre de pisos vacíos y eriales sin fin. Enjuague que, no obstante, no le hace cambiar su punto de vista sobre cómo impactará el engendro en su balance.

“Nos preocupa mucho”, dijo hace apenas una semana su alter ego, Alfredo Sáenz, en una reunión con analistas para explicar los resultados del Santander del pasado año, castigados por los dos reales decretos impuestos por Luis de Guindos, el mismo que en abril de 2012 aseguraba que nunca crearía “ni un banco bueno, ni un banco malo, No se destinará ni la más pequeña de las cantidades de dinero público para ello”. Como es sabido, se ha hecho todo lo contrario, con 60.000 millones a devolver a cuenta del rescate bancario.

Por ello, Sáenz aseguró que aceleraría la venta de sus pisos embargados, con descuentos muy agresivos, antes de que Belén Romana, la directora general nombrada a dedo para gestionar el páramo de ladrillo, sacara al mercado parte de su stock. Pero Romana, en contra de la voluntad de su principal accionista, el propio Banco Santander, no ha tardado ni una semana en inundar el mercado con 13.000 viviendas procedentes de Bankia, lo que deja bien a las claras el desaguisado que se traen entre manos. Las primeras decisiones de la Sareb denotan que los conocimientos inmobiliarios de la directora general elegida a dedo necesitan ser reforzados

El asunto es de vital importancia para España y para los miles de ciudadano que quieren vender o comprar una casa. Miren lo que ha pasado con el banco malo de Irlanda (NAMA, por sus siglas en inglés), que cuatro años después de su constitución no ha conseguido ni soltar lastre a la velocidad estimada ni activar el mercado inmobiliario privado. Al contrario, sus activos, valorados en 75.000 millones, se han deteriorado por no tener una estrategia definida.

En España, los principios de nuestro bad bank del que todos somos accionistas por imposición de Mariano Rajoy no han podido ser más torpes. Romana, designada por la amistad con De Guindos, sin haber tenido contacto con el ladrillo en su carrera, se ha rodeado de un equipo de profesionales sin apenas experiencia –con dos excepciones- en el proceloso mundo del real estate.

Pese a que la Sareb se puso en manos de un head hunter, Spencer Suart, para seleccionar a los ejecutivos más especializados, los fichajes se han hecho por recomendación divina. Hasta el punto de que, a su vez, ese comité dirección seleccionado por el mismo cazatalentos que montó el consejo de Bankia en una semana ha tenido que contratar a una consultara, KPMG, para diseñar una estrategia con la que poner en el mercado tanto inmueble y préstamo impagado. Del consejo, lleno de viejas glorias como Rodolfo Martín Villa, no es necesario decir más.Economía ha rechazado el dinero de tres inversores internacionales que querían meter dinero a un cajón de sastre que nació con forceps y con el rechazo de BBVA

De tanto asesor se deduce que ni la directora general ni sus muchachos deben tener claro por donde empezar, algo esencial en una empresa que va a gestionar el mayor rescate bancario de la historia de España y de cuyas decisiones va a depender la evolución del sector inmobiliario. El despiste es tan general que no se ponen de acuerdo ni para dar entrada a inversores extranjeros que hasta ayer han estado llamando a la puerta para meter capital en la Sareb. Fortress, Cerberus y Centerbridge llevaban dos meses intentando que les permitiesen inyectar dinero en ese vehículo. Pero las batallitas internas han impedido que esos tres fondos le pongan ruedas a un coche sin gasolina y actúen de cebo para que otros private equity tipo Blackstone o TPG entren en segunda ronda. Un sinsentido sin precedentes que tampoco entienden los del The Wall Street Journal.

El experimento no puede hacerse con gaseosa, sino con conocimiento de causa. Porque en juego hay miles de millones pagados contra la voluntad del contribuyente. Romana y su team deben de aclararse lo antes posible y optar entre el modelo irlandés o el coreano, país que en tres años digirió su burbuja inmobiliaria haciendo subastas trimestrales de 2.000 millones de media al mejor postor. Pero poner en el escaparate viviendas al tun tun, a un precio superior al que las están vendiendo Santander, Sabadell o La Caixa en sus oficinas con financiación al 100%, raya lo absurdo. Querer ganar un 25% a pisos embargados se parece mucho a la avaricia con la que Metrovacesa, Vallehermoso, Reyal, Martirsa y otras hacían negocio hasta el crash del 2008.Vender pisos con un beneficio del 25% es hacer lo mismo que hasta el crash del 2008 hacían las Metrovacesa, Vallehermoso, Reyal y Martinsa, todas en quiebra

Está bien que la directora general quiera que la Sareb gane dinero desde el primer día y que marque un suelo para que se estabilice el precio de la vivienda. Eso es bueno para todos, pero sería insistir en el error de que las cosas valen más de lo que la gente está dispuesta -y puede- pagar teniendo en cuenta que estamos en un país con seis millones de parados y sin acceso al crédito, con un mercado inmobiliario roto e intervenido por, precisamente, los banco sanos. Como la Sareb se ha creado con quince años de vida, quizás sería mejor perder al principio, estimular la demanda y lo que la rodea y empezar a ganar a medio plazo cuando el entorno se arregle aunque solo sea por el normal cambio de ciclo.

Romana debería sopesar que los españoles ya hemos perdido 18.000 millones con inyecciones de capital a bancos que, en un país normal, deberían haber sido liquidados. Y que nos jugamos otros 24.000 millones en Bankia mientras el recaudador Montoro y sus compinches autonómicos nos meten mano en la cartera día si y día también. Para determinados viajes se necesitan mejores alforjas que la dedocracia.

Sean felices y exigentes con nuestros dineros

BBVA y Santander no suelen coincidir en muchas cosas. Más bien al contrario, Francisco González y Emilio Botín suelen denostar la estrategia de su respectivo y directo competidor. Pero en el asunto de cómo les está afectando la constitución del famoso banco malo que aglutinará todos los inmuebles embargados de las entidades nacionalizadas, ambos están de acuerdo. No le gusta un pelo a ninguno, aunque el gallego y el santanderino hayan reaccionado de distinta manera a la amenaza que supone poner en el mercado 85.000 viviendas, 13 millones de metros cuadrados y más de 230.000 hipotecas impagadas.