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El nuevo precio de Florentino Pérez tras su último cumpleaños contable
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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El nuevo precio de Florentino Pérez tras su último cumpleaños contable

“Con un par. Hemos perdido 1.926 millones, con un par”. Con una aseveración muy similar selló Florentino Pérez la compilación de los resultados de ACS en

“Con un par. Hemos perdido 1.926 millones, con un par”. Con una aseveración muy similar selló Florentino Pérez la compilación de los resultados de ACS en 2012, un año con esos números rojos históricos, provocados por la derrota por goleada en su particular final de Champion con Iberdrola. Una batalla cruenta que ha estado a punto de llevarse por delante a uno de los grupos españoles más rentables, con accionistas de postín como el propio presidente del Real Madrid, los March y los Albertos, amén de otros colaboradores bien relacionados con el poder como Javier Monzón (presidente de Indra e íntimo del Rey), Miguel Roca (CiU y Caixabank), la familia Fluxá y los Loizaga. Todos manchados ahora después de un fracaso tan estruendoso.

Una bancarrota evitada por la aparición de un banco francés, Société Générale, que les ha salvado el cuello a todos estos apellidos de la nobleza financiera, ninguno de los cuales, pese a sus supuestos conocimientos bursátiles y jurídicos, supieron ver la diabólica dinámica en la que se metieron comprando acciones de Iberdrola a crédito. Más de 8.000 millones gastados en una aventura personal para coronarse como el rey de la corte, de los que ACS ha perdido más de 5.000 entre todas las provisiones que ha hecho a lo largo de seis largos años de guerra. Ya solo le queda un 5% (un 4% endeudado) del 20% que llegó a airear.

Si el grupo de construcción e infraestructuras no forma parte de los difuntos más orondos del Reino de España es por la complicidad de Deloitte, que siempre miró para otro lado, y por el gancho que le echó el pasado año Donato González, el presidente de Société Générale, que le evitó ahogarse al vender un 8% del capital de la eléctrica en una operación muy sofisticada que en Navidad tuvo otro capítulo de funambulismo. Un tipo listo y echao palante como pocos, a la par que calculador como ninguno, que se ha puesto las botas a cambio de sacar del cadalso a tanto ilustre quebrado.

Esas cuentas, con esos 1.926 millones de palmada, las tendrá que validar ahora Deloitte, cuya labor está en cuarenta después de participar en el descalabro de Bankia y de hacerse la sueca durante varios ejercicios sobre las pérdidas latentes que ACS ha tenido en Iberdrola desde prácticamente el primer día que entró en su capital, allá por el otoño de 2006. La auditora siempre dio por bueno los argumentos de Florentino Pérez sobre la capacidad de recuperación del valor de la eléctrica, tesis que el tiempo, inflexible a los deseos, ha demostrado con una contundencia feroz que era falsos o estaban tremendamente equivocados. Salvada del cadalso por un banco francés, ACS quiere ahora desnudarse ante Moody´s y S&P para obtener rating por primera vez en su historia

Dicho todo esto, ¿qué se puede esperar ahora de ACS tras purgar sus pecados cuasi mortales? ¿Cuánto le queda de penitencia? ¿Es momento de invertir en un holding con buenos activos, pero infinitas heridas abiertas? ¿Cuáles serán los resortes para salir del hoyo y volver a brillar? Multitud de cuestiones cuyas respuestas se concentran en un país, Alemania, y en unos señores llamados bancos, tras perder el favor del nuevo inquilino de la Moncloa (Aznar y Zapatero siempre fueron serviles hasta el hedor).

Porque el futuro de ACS pasa por la evolución de Hochtief, la compañía alemana cuyo control tomó por la puerta de atrás, dejando escocidos a los accionistas, los reguladores y el Gobierno de la Merkel, incrédulo al ver como una abisal compañía española se hacía con la gestión de una constructora teutona de gran renombre. Si Hochtief recupera el pulso, una vez que reestructure su negocio nacional y meta en cintura a la australiana Leigthon, ACS ganará en salud. Por cada activo que la germana venda, la española se quitará la parte proporcional de la deuda porque ya la consolida totalmente en su balance. Para esa ardua labor, tanto operativa como diplomática, Florentino ha enviado allí a Marcelino Fernández Verdes, su mano derecha, que ya ha sacado del coma a la alemana.

El otro reto es cómo sustituir a los bancos que han decidido no arriesgar un euro más en ACS. Unos porque ya no existen, como varias cajas amigas de Florentino. El principal caso es el de Bankia, en manos del Estado, que ha cerrado posiciones dudosas por orden de Bruselas. La antigua Caja Madrid ya no financiará más con esa alegría desbordante ni al Ser Superior ni al Real Madrid, con lo que ello implica. Atentos al verano futbolero sin fichajes de relumbrón. Otros porque ya van muy cargados de deuda de empresas sin calificación financiera. A medio plazo habrá novedades sobre de dónde va a levantar la pasta ACS porque Florentino lleva tiempo hablando con Moody´s y Standard & Poor´s para que le den rating. O lo que es lo mismo, le digan lo que vale en los mercados.Una vez admitida la derrota de la cruenta batalla con Iberdrola, los accionistas de la constructora pueden aguardar con paciencia buenas noticias

A Florentino, que hace una semana cumplió 66 años en un creciente momento deportivo, aún le quedan muchos deberes por hacer. Y mucho maquillaje by Deloitte por recibir, porque la consultora deberá pronunciarse sobre el último lío de la madeja de Iberdrola, con esa operación de derivados desmontada con nocturnidad cuatro días antes de presentar las cuentas. Y sobre las ingentes pérdidas de su autocartera, amen de la imaginativa contabilidad de la deuda, por la que el holding sigue dejando fuera de su pasivo 3.100 millones de activos que lleva años en venta pero que no se venden.

Pero seguramente, y con todos esos puntos oscuros, lo peor ya ha pasado para ACS y sus accionistas, que, con paciencia, pueden recibir buenas noticias más pronto que tarde. Será difícil ver la acción a 50 euros como antaño, pero más complicado será que caiga a 10, como el pasado verano. La cura está en marcha.

Todo un proceso que es el fin de un modelo viciado, que ha hecho mucho daño a este país y a la credibilidad de sus empresarios. Y el inicio de otro mucho más sano para la compañía, los inversores y la sociedad, que había elevado a los altares a tanto pecador de las finanzas.

Sean felices que, aunque sea a la fuerza, todo se arregla.

“Con un par. Hemos perdido 1.926 millones, con un par”. Con una aseveración muy similar selló Florentino Pérez la compilación de los resultados de ACS en 2012, un año con esos números rojos históricos, provocados por la derrota por goleada en su particular final de Champion con Iberdrola. Una batalla cruenta que ha estado a punto de llevarse por delante a uno de los grupos españoles más rentables, con accionistas de postín como el propio presidente del Real Madrid, los March y los Albertos, amén de otros colaboradores bien relacionados con el poder como Javier Monzón (presidente de Indra e íntimo del Rey), Miguel Roca (CiU y Caixabank), la familia Fluxá y los Loizaga. Todos manchados ahora después de un fracaso tan estruendoso.