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La banca española esconde sus miserias bajo las alfombras del Hotel Ritz
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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La banca española esconde sus miserias bajo las alfombras del Hotel Ritz

Los salones reales del Hotel Ritz han servido esta semana para dar cobijo a los prebostes de la banca española, congregados en comandita al calor del

Cada uno contó su teoría, muy manida, ya que, como decía alguien de un organismo supervisor, se repiten más que las lentejas, con tanta asistencia a los reiterados eventos institucionales. Ángel Cano volvió a sacar pecho de la salud de BBVA  y a exigir que se dejen quebrar a los bancos cuya única solución sea inyectarle dinero público, Juan María Nin reiteró que Caixabank es el grupo más capitalizado y que la confianza de los ciudadanos en la banca tardará en recuperarse tras tanto engaño con preferentes y productos similares. Jaime Guardiola, que su Sabadell ya tiene la red de oficinas que quería tras hacerse con la quebrada CAM con los 5.000 millones de ayudas procedentes de la hucha de todos, mientras que Paco Martín se quejó del ahogamiento regulatorio que sufre su Banco Popular.

Solo José Antonio Álvarez, el hombre de los números del Banco Santander, fue más claro: “Habrá que esperar dos años más para dejar atrás las necesidades de recapitalización, los márgenes insuficientes y el exceso de costes derivado de un número de oficinas superior al óptimo”. En otras palabras, que a la banca le falta capital, que pierde dinero con su actividad ordinaria, lo de tomar y prestar dinero en las oficinas, y que, por tanto, no habrá créditos para ciudadanos y empresas en los próximos 24 meses como pide el Gobierno. O lo que es lo mismo, que usted amigo lector aguante lo que queda de crisis con lo tiene.

El directo financiero de Emilio Botín, que no tuvo a bien enviar a su segundo de a bordo, Javier Marín, tras la defenestración de Alfredo Sáenz, no se anduvo con rodeos pese a que un par de horas antes el gobernador del Banco de España, Luis Linde, les volvió a pedir a las entidades que llenarán la hucha del capital y prestasen dinero a la vez. Es decir, soplar y sorber al mismo tiempo. Ejercicio de equilibrio casi imposible salvo que a la banca se les aplace el vencimiento d sus obligaciones regulatorias. Que les den más tiempo, como a cualquier clientes de a pie, para pagar sus facturas, como reclama Nin y el tendero de la esquina.

Porque de esto último apenas hubo referencias. Prácticamente ninguno puso sobre las mesas los numerosos Alpe D´Huez que tiene que subir la banca española en pleno bochorno estival. A saber:

  1. Devolución de 300.000 millones al BCE en año y medio, 250.000 millones de esa línea de liquidez conocida como LTRO y los 40.000 pedidos para rescatar a Bankia, CatalunyaCaixa y Novagalicia, entre otras. 
  2. El agujero de las refinanciaciones en falso, un pecado capital de 200.000 millones que la banca sigue cometiendo –vease Prisa, Zeta, Planeta, ACS, FCC, Pórtland, Uralita, etc..- pese a lo mal que huele esas patadas hacia delante. 
  3. La contabilización de otros 60.000 millones de créditos fiscales diferidos para computen como capital, petición que Luis de Guindos está por la labor de conceder, pero con la que Bruselas no transige. Sabadell, Popular, Caixabank y Santander son los más afectados por este catalizador de pérdidas. 
  4. El continuo castigo a los accionistas, a los que siguen diluyendo mediante el pago del dividendo –el que puede- con papelitos en lugar de en metálico,. Fórmula con la que Santander, por poner un ejemplo, ha disminuido un 40% el beneficio por acción de sus ahorradores. 
  5. El permanente aumento de la morosidad, que los mismos que acudieron al primer encuentro de Expansión dijeron que ya había tocado techo en 2010, después en 2011, más tarde en 2012 y ahora en 201?. Un asunto capital si la  economía española sigue varada en el fango de la desconfianza que provocan las medidas del Gobierno contra el bolsillo de los ciudadanos (reforma laboral, IRPF, subida de la luz, de las basuras, IBI, etc...) y ahora contra las empresas (tarifazo eléctrico, impuestazo a la propia banca). 
  6. La reciente sentencia de las cláusulas suelo de las hipotecas, de la que solo BBVA ha dicho cuánto le costará la sanción, de la que está exento el Santander, que nunca trampeó con sus clientes en ese aspecto. 
  7. El almacenamiento de viviendas en sus carteras para evitar una bajada mayor del metro cuadrado y, en consecuencia, hacer nuevas provisiones masivas.
  8. El deterioro de los mercados emergentes, como Brasil, país del que depende más del 25% del beneficio del Santander.

En definitiva, muchos deberes por hacer con escaso dinero en el bolsillo de los que el equipo titular de la banca española no dijo apenas ni pío. Estrellas del mundo de las finanzas que se escurrieron por una puerta lateral para evitar el contacto con la prensa canalla, que de la de incienso ya iban cargados. Un acto para la lisonja propia y la queja contra el regulador al que no acudió, qué casualidad, el ministro de Economía Luis de Guindos que ha puesto al sector boca arriba tras tantos años de falacias.

Sean felices que ya falta un día menos para salir de ésta y con tiempo todo se cura.

Cada uno contó su teoría, muy manida, ya que, como decía alguien de un organismo supervisor, se repiten más que las lentejas, con tanta asistencia a los reiterados eventos institucionales. Ángel Cano volvió a sacar pecho de la salud de BBVA  y a exigir que se dejen quebrar a los bancos cuya única solución sea inyectarle dinero público, Juan María Nin reiteró que Caixabank es el grupo más capitalizado y que la confianza de los ciudadanos en la banca tardará en recuperarse tras tanto engaño con preferentes y productos similares. Jaime Guardiola, que su Sabadell ya tiene la red de oficinas que quería tras hacerse con la quebrada CAM con los 5.000 millones de ayudas procedentes de la hucha de todos, mientras que Paco Martín se quejó del ahogamiento regulatorio que sufre su Banco Popular.