A Corazón Abierto
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Aleluya, la banca desenrosca el grifo del dinero para la microeconomía
A mediados de diciembre, la prestigiosa escuela de negocios IESE celebró la ya tradicional jornada sobre el sector bancario, que suele reunir en los prolegómenos de
A mediados de diciembre, la prestigiosa escuela de negocios IESE celebró la ya tradicional jornada sobre el sector bancario, que suele reunir en los prolegómenos de la Navidad a lo más nutrido de las finanzas españolas. Bajo la dirección de Juan José Toribio, por unos módicos 800 euros se podía asistir a las ponencias de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia; Gonzalo Gortázar, el alfil de Isidro Fainé en Caixabank; Francisco Gómez, consejero delegado del Banco Popular; Juan Rodríguez Inciarte, consejero ejecutivo del Banco Santander; Angel Cano, consejero delegado de BBVA, además de Jaime Caruana, director del BPI Banco de Pagos Internacionales, José Manuel González-Páramo, profesor y consejero de BBVA, así como Luis Linde, el gobernador del Banco de España. Lo mejorcito de cada casa.
Una inversión similar a lo que cuesta ya pagar un año de luz para escuchar como los jerifaltes de la banca se daban jabón unos a otros tras considerar que han superado uno de los momentos más delicados de la época moderna, con constantes cambios de regulación, exigencias de capital y falta de financiación que pusieron a varias entidades al borde del abismo. Así es. Pero el mensaje que trasmitieron era de poca alegría, de que los márgenes van a contiuar a dieta y que el crédito va a seguir siendo un producto de lujo. Conclusión, que habrá que apretar más a los clientes con nuevas subidas de comisiones para que salgan los números de 2014.
Una deducción que ha sido compartida en las mesas de la mayoría de los españoles, que entre turrón y copas se han preguntado cuando la recuperación de la denominada macroeconomía –los mercados de capitales- se trasladará a la microeconomía, al empleo y a los salarios. Una pregunta lógica porque pocos conocen el desajuste temporal que suele haber entre los dos universos –el estallido de la burbuja llegó mucho antes a las bolsas y a los balances que a las personas- que, sin embargo, están totalmente interconectados por el dinero de la banca.
Una vez resueltos los problemas de solvencia y de liquidez, varias entidades preparan campañas comerciales para volver a ofrecer créditos a ciudadanos y pymes a precios razonables
Ese núcleo de unión es el que se rompió en 2008 cuando los grandes grupos financieros dejaron de tener acceso a los mercados para financiarse, pasta que posteriormente prestaban a los currelas y a las pymes con ganas de crecer. La asfixia crediticia provocó grandes problemas de solvencia, una escasez peligrosísima de liquidez –si no fuera por esos LTRO del BCE- y la quiebra de más de una entidad que fue salvada con el dinero de la res publica.
Pero esa situación extraordinaria ha cambiado sustancialmente para bien. El mejor ejemplo es el de Bankia, que ha pasado en apenas un año y medio de no tener dinero para abonar el cupón a los engañados titulares de sus preferentes a tener miles de inversores institucionales que le quieren comprar bonos a cinco años al 3,5%. Algunos dirán que si, que muy bien, que la salud del banco público es proporcional a los 22.000 millones que le prestamos entre todos sin que nos pidieran permiso. Cierto. Pero si cogemos el ejemplo de uno totalmente privado, BBVA, que se ha financiado esta semana a 125 puntos básicos frente a los casi 300 de hace un año, podemos hacernos una idea de que la pasta fluye por fin.
La lógica cuestión siguiente es si este afluente de liquidez llegará a la calle, al cliente final, ya sea trabajador por cuenta ajena, autónomo o pequeño empresario. La respuesta, a riesgo de equivocarme, es Si. Y, lo mejor, el agua que irriga la economía real llegará más pronto que tarde. De hecho, varias de las entidades más grandes de España, como Santander, BBVA, Caixabank y Bankia, ya han dado órdenes de abrir el grifo a la financiación de pymes y de créditos personales, a los que les están sacando unos diferenciales que, desgraciadamente, pocos se pueden permitir: tipos del 10%. Una barbaridad.
La Buena Nueva se explica por la necesidad imperiosa de los bancos de mejorar su rentabilidad para los inversores, ya que el ROE sigue muy lejos del mínimo exigible del 10%
Ese es el problema a resolver y que se va a corregir en los próximos meses. Porque algunos de los bancos citados arriba están preparando la maquinaria comercial para empezar a dar créditos a precios razonables. Si usted se acerca a una sucursal bancaria, el coste medio para una hipoteca que le propondrán ronda el Euribor más entre el 2,5 y el 3%, ofertita que le exigirá además contratar varios productos vinculados. Un diferencial que ahora puede parecer bueno con el índice hipotecario al 0,50%, pero que se volverá un castigo mensual difícil de asumir cuando se situé entre una horquilla más racional entre el 1,5-2%. En consecuencia, un precio que es un multiplicador de posibles morosos a pocos años vista.
No crean que los bancos se van a volver ahora unas almas de la caridad. Va a ser que no. Nos van a seguir clavando comisiones que huelen a usura con el silencio cómplice del Banco de España, que si interviene por contra para limitar las rentabilidades de los depósitos que premian nuestros ahorros. Su nuevo ansía por prestar se explica porque, una vez resueltos sus problemas de solvencia –ya se han capitalizado hasta las trancas con ampliaciones de capital muy dañinas para los accionistas- y de liquidez -ya tienen la nevera llena-, lo siguiente es que vuelvan a ser rentables. Es decir, que ofrezcan un ROE que se acerque al 10% -solo BBVA lo hace- para que los inversores compren sus acciones. Santander apenas llega al 5%, mientras que Caixabank y Popular no alcanzan ni el 3%. Y eso solo se consigue volviendo a lo que ha sido el negocio de toda la vida: tomar y prestar:
Este nuevo círculo virtuoso, que no vicioso –olvídense de créditos a Euribor + 0,40 puntos- se va a poner en marcha con la llegada de la primavera si al que escribe no le engañan los ejecutivos de la banca con los que uno ha tenido la oportunidad de hablar desde aquella jornada del IESE. No es que vaya a volver la borrachera de dinero fácil. La gastroenteritis aún dura. Pero es evidente que el sistema ya no está en coma -ya han devuelto más de 200.000 millones al BCE- y que el Estado tampoco necesita que la banca española le compre al dictado las billonarias emisiones de deuda para sobrevivir. Ya tiene demanda sana más que suficiente de los extranjeros, que consideran a España un país bastante más seguro pese a los numerosos incapaces que asolan los despachos ministeriales.
Pero de confirmarse la Buena Nueva, la salud de muchos españolitos puede mejorar sensiblemente hasta el punto de comprobar que la mejoría de la macroeconomía llega a sus hogares antes de lo que se prevé. Es el momento de que la banca devuelva a la sociedad lo que le ha restado durante estos años históricos de penurias.
Sean felices y congratulations al señor Rodrigo Rato, uno de los culpables de todo lo acaecido, por su primer año como empleado ilustre de Telefónica. ¡Cómo ha mejorado la teleco desde su incorporación!
A mediados de diciembre, la prestigiosa escuela de negocios IESE celebró la ya tradicional jornada sobre el sector bancario, que suele reunir en los prolegómenos de la Navidad a lo más nutrido de las finanzas españolas. Bajo la dirección de Juan José Toribio, por unos módicos 800 euros se podía asistir a las ponencias de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia; Gonzalo Gortázar, el alfil de Isidro Fainé en Caixabank; Francisco Gómez, consejero delegado del Banco Popular; Juan Rodríguez Inciarte, consejero ejecutivo del Banco Santander; Angel Cano, consejero delegado de BBVA, además de Jaime Caruana, director del BPI Banco de Pagos Internacionales, José Manuel González-Páramo, profesor y consejero de BBVA, así como Luis Linde, el gobernador del Banco de España. Lo mejorcito de cada casa.