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La oferta de trabajo a Alfredo Sáenz y los papelitos brasileños del Santander
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Agustín Marco

A Corazón Abierto

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La oferta de trabajo a Alfredo Sáenz y los papelitos brasileños del Santander

La actualidad va a tal velocidad que suele enviar al baúl del olvido a personas que han sido importantes en la vida política, literaria, financiera y

La actualidad va a tal velocidad que suele enviar al baúl del olvido a personas que han sido importantes en la vida política, literaria, financiera y deportiva. Pocos suelen tener el reconocimiento general para que llegado el aniversario de su desaparición se les recuerde como merecen. No sé si es el caso de Alfredo Sáenz, pero esta semana se cumple un año de su dimisión tras la concesión y posterior anulación de su polémico indulto. Debido a la excepcionalidad del caso, parece oportuno dedicarle algunas líneas ahora que su sustituyo, Javier Marín, ha estado haciendo balance de su primer año como mano derecha de don Emilio Botín.

Don Alfredo ha decidido dedicar la mayor parte de su tiempo a sus asuntos personales, a ir y venir a la ópera, a reunirse con uno y con otro, siempre con el respaldo del Banco Santander para lo que haga falta, sin ningún afán de protagonismo. Pero esta vida tan calmada aburre al veterano banquero, que está analizando cómo y dónde puede volver al circo del poder. Se está pensando las numerosas alternativas que le han propuesto, algunas de las cuales se han topado con la mancha de su currículum.

JP Morgan, a través de Emilio Saracho, el banquero español con más carrera en Londres, le ofreció al ex del Santander formar parte del consejo asesor de Europa del grupo estadounidense

Así ha sucedido con la oferta realizada por JP Morgan para incorporarse a su excelso consejo asesor para Europa. Un centro de poder que el banco estadounidense usa para hacer negocios around de world y en el que ha sentado a personajes del calibre del presidente de Heineken, el de E.ON y el de Caixa Geral de Depósitos, así como al embajador de Inglaterra en Estados Unidos.

JP Morgan le cursó el ofrecimiento el verano pasado, gracias a la excelente relación personal de Sáenz con Emilio Saracho, ex empleado del Santander. Saracho, quizás el banquero español más reconocido de Europa, responsable de banca de inversión del grupo y consejero de Inditex y Ono, entre otras, se forjó en Santander Investment. Fue el directivo de más confianza de Ana Patricia Botín, que hizo su primera mili en el brazo corporativo del primer banco de España. Ambos comparten ahora poder e influencia en la City, todo lo contrario que el ex vicepresidente, que no pudo ser nombrado consejero del Santander UK por su pasado judicial.

Volviendo al asunto, el denostado banquero agradeció la honesta invitación de Saracho, que tenía un carácter muy personal, de afecto mutuo, y un cierto componente de precipitación. El asunto hibernó hasta la llegada de la primavera, cuando se retomó el fichaje. El objetivo era hacerlo oficial cumplido un año de las vacaciones forzadas de Sáenz, quien tuvo que marcharse tras ser condenado en firme por un turbio asunto que se eternizó en los juzgados. Los amigos del ex mano derecha de Botín daban por hecho por los mentideros de Madrid su nuevo rol, a lo Rodrigo Rato, si bien éste último está mucho más necesitado de dinero que de cariño.

Pero su incorporación se topó con esa mácula en su currículum, con la sentencia por acusación falsa contra unos clientes catalanes cuando era presidente de Banesto. Un embrollo en el que Sáenz realmente tuvo poco que ver, pero sobre el que tuvo que asumir la responsabilidad por haber firmado unos papeles que después, pasados casi veinte años, le condenaron judicialmente. El sentir popular le había censurado mucho antes cuando José Luís Rodríguez Zapatero le dio el indulto en su última decisión como presidente del Gobierno, un perdón que después le negó el PP.

La entidad española va a recomprar el 25% del capital de su filial brasileña que cotizaba a la mitad del precio al que la sacó a bolsa hace algo más de cuatro años, tal y como hizo Telefónica con Móviles o Iberdrola con Renovables

Se trata de una mancha que ahora le cierra muchas puertas al número dos del Banco Santander, entidad que sigue repitiendo errores made in Spain. El grupo anunció esta semana la compra del 25% de su filial de Brasil, que cotizaba un 50% por debajo de cuando la matriz española la sacó a bolsa en el otoño de 2009. Botín levantó con aquella operación algo más de 7.000 millones de euros, un dinero que le permitió arreglar las dañadas cuentas de España. 

Cuatro años y medio después, con un acuerdo que blindaba la posición del 5% de un fondo soberano de Qatar –estos inversores pata negra siempre tienen trato amable-, ha decidido recomprar esa participación a la mitad del precio y con papelitos, nada de dinero en efectivo, para apuntarse otro beneficio contable y ordinario muy considerable.

Es lo que se conoce como el timo de la estampita, con el que Telefónica atrapó en su día a los inversores de Terra y Móviles, e Iberdrola a los pobrecitos de Renovables, por poner solo algunos ejemplos. Qué ingenuos los brasileños, que también han suscrito un fondo inmobiliario lanzado por la franquicia española en Sao Paulo a imagen y semejanza de aquel que tuvo atrapados a miles de participes a este lado del charco.

Malas prácticas de una banca que antepone la rentabilidad a la reputación pese a acumular demasiados borrones en su historia más reciente.

Sean felices

La actualidad va a tal velocidad que suele enviar al baúl del olvido a personas que han sido importantes en la vida política, literaria, financiera y deportiva. Pocos suelen tener el reconocimiento general para que llegado el aniversario de su desaparición se les recuerde como merecen. No sé si es el caso de Alfredo Sáenz, pero esta semana se cumple un año de su dimisión tras la concesión y posterior anulación de su polémico indulto. Debido a la excepcionalidad del caso, parece oportuno dedicarle algunas líneas ahora que su sustituyo, Javier Marín, ha estado haciendo balance de su primer año como mano derecha de don Emilio Botín.

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