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La energía nuclear. Un aperitivo. (I)
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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La energía nuclear. Un aperitivo. (I)

Creo que ha llegado el momento de empezar a revolucionar el gallinero. Evidentemente no me refiero a ustedes, queridos lectores. Ya bastante les agradezco que me

Creo que ha llegado el momento de empezar a revolucionar el gallinero. Evidentemente no me refiero a ustedes, queridos lectores. Ya bastante les agradezco que me aguanten cada semana. Lo averiguarán ustedes mismos cuando hayan acabado de leer, el próximo día. Vayan preparando la artillería.

Es bien conocido que Francia produce cuatro quintas partes de su electricidad mediante energía nuclear, aunque solo satisfaga dos quintas partes de sus necesidades energéticas.

Publica el número de Febrero de la edición en español de National Geographic una noticia titulada La familia nuclear francesa. En ella, aparte de los datos anteriores, bien sabidos por la población francesa, de derechas e izquierdas, progresistas o no, altos y bajos, listos y tontos, situación mayoritariamente aceptada por nuestros vecinos, se mencionan, de una manera rotunda, las causas de su aceptación, y además en verso: “sin carbón ni petróleo no hay elección”.

La segunda causa, según el mencionado artículo, es que “muchos de los dirigentes franceses tienen una formación científica, y su condición de expertos genera confianza”.

Y mientras tanto, aquí, los nuestros, ya conocéis su torpe aliño intelectual, que diría el poeta. (*)

Finaliza el mencionado artículo con las siguientes declaraciones de un representante de Greenpeace Francia: “Nuestro proceso de decisión es más soviético que democrático… El gobierno explica los beneficios de la energía nuclear pero no habla de sus riesgos”.

Hasta donde yo sé, Francia es una democracia y por tanto aquellos que acusan de “sovietismo” sus decisiones, pero que a su vez intentan imponer que no convencer con sus argumentos, deberían tratar de explicarlos de una manera rigurosa, con algo más que algaradas mediáticas. Hoy en día, y más contando con esa maravilla llamada Internet ¿les suena? cualquiera que se lo proponga puede ser capaz de valorar adecuadamente los riesgos de la energía nuclear, que haberlos haylos, no seré yo quien lo niegue; incluso dicen que de adquirir los conocimientos para fabricar uno mismo su propia bomba atómica, no tengo intención de comprobarlo. No hay ningún secreto. Solo ganas de dedicar un poco de tiempo y de discriminar la información disponible. Un poco de trabajo intelectual.

Si los políticos de casi todos los colores de nuestra vecina Francia, pueblo culto y educado, han sido capaces de consensuar una decisión tan grave y mantenerla durante tantos años, es porque probablemente les conviene. Y si eso es un proceso soviético de decisión, bueno, pues me adhiero a él. Los temas serios y que implican decisiones cuyas consecuencias se alargarán en el tiempo, que afectarán a varias generaciones, como son todos los relacionados con la energía y el medio ambiente, se deberían tomar de forma consensuada independientemente del color del gobierno de turno, en vez de esconder la cabeza debajo del ala como es cada vez más habitual por estos lares.
 
Para terminar por hoy, la pluma se queda sin tinta, sólo comentarles que llevamos años haciendo lo indecible por conectar nuestra red eléctrica a la francesa, que es eminentemente nuclear, para así tratar de evitar futuros cortes de luz, ¿recuerdan lo que hablamos la semana pasada? Si eso no es hipocresía, ruego me indiquen que es.


(*) Dudo mucho que el paraje que inmortalizó D. Antonio Machado a las afueras de Soria, entre San Polo y San Saturio, hoy le inspirase al poeta igual que lo hizo hace un siglo. Si en aquellos tiempos le angustiaba la inmovilidad de Castilla y de España, esa incapacidad de evolucionar y de estar a la vanguardia de nada, ahora le horrorizaría igualmente la salvaje modernidad urbanizadora, esa capacidad de degradar y destruir aquellos parajes bellos y únicos legados por la naturaleza y la historia, como la Ribera del Duero a su paso por la ciudad castellana. Hoy probablemente titularía su poema, redactado con el mismo desgarro que antaño, “Oda a la farola”. Parece ser que Numancia es la siguiente víctima. Amigos sorianos, por favor, no permitan que ensucien el legado de Machado. No me digan que no les sobran yermas estepas por reventar. Señores ecologistas, ¿acaso Numancia no vende?

Creo que ha llegado el momento de empezar a revolucionar el gallinero. Evidentemente no me refiero a ustedes, queridos lectores. Ya bastante les agradezco que me aguanten cada semana. Lo averiguarán ustedes mismos cuando hayan acabado de leer, el próximo día. Vayan preparando la artillería.