Es noticia
Secuestremos el CO2
  1. Economía
  2. Apuntes de Enerconomía
José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

Por

Secuestremos el CO2

A la espera de milagros tecnológicos como la fusión nuclear, que con esfuerzo y tesón deberán ser posibles por la cuenta que nos trae, el

A la espera de milagros tecnológicos como la fusión nuclear, que con esfuerzo y tesón deberán ser posibles por la cuenta que nos trae, el futuro inmediato deberá construirse a base de implantar tecnologías existentes adecuadamente mejoradas. Con el fin de mantener, por un lado, una producción energética diversificada. Y reducir, por otro, el impacto sobre la atmósfera y los ecosistemas de tales desarrollos, la mayor prioridad del momento.

En la actualidad, el 40% de la generación eléctrica mundial se realiza con carbón. Hay carbón para más años que petróleo y gas. Pero es una fuente de energía muy contaminante en la que países como China, Alemania, EEUU o Australia basan una parte más que importante de su producción eléctrica. Y con intención de seguir incrementando su generación con él.

Una manera de aliviar las emisiones y la contaminación…

Capturando el CO2 que sale de sus chimeneas y enterrándolo de manera adecuada, se podría conseguir que el carbón se convirtiese en una fuente aceptable de generación eléctrica, mientras las ya inevitables energías renovables maduran y se consolidan. Aunque no resolvería del todo el problema, podría reducir las emisiones de una central actual en más de un 80%.

El secuestro y transporte de CO2 es hoy una realidad en la industria petrolífera, que lo utiliza en lo que llaman “enhanced oil recovery” o EOR, es decir, para mejorar la extracción del oro negro aumentando la presión en los pozos que se están agotando, mediante la inyección de CO2, y de esta forma conseguir un mejor aprovechamiento de las explotaciones ya agonizantes.

Hay ya instalaciones que capturan el CO2, aunque de momento son de pequeño tamaño. Se estima que no estarán disponibles comercialmente y a gran escala antes de diez años. Evidentemente, esta actividad no debería estar limitada a las centrales térmicas de carbón, sino a cualquier instalación industrial emisora de gases contaminantes y de efecto invernadero.

…mediante tecnologías conocidas…

El CO2 se puede secuestrar mediante diferentes técnicas. Se denomina combustión oxifuel a la primera, donde el combustible es quemado en presencia de oxígeno en vez de aire; post-combustión a la segunda, donde el CO2 es retirado del gas procedente de la combustión mediante lavado de gases; y pre-combustión, donde el carbono se extrae previamente mediante procesos de gasificación, a la última.

Posteriormente se transporta mediante tuberías, desde la planta generadora de electricidad, hasta el lugar donde se va almacenar, bombeando con destino a las profundidades, a través de la instalación correspondiente. En EEUU, por ejemplo, existen más de 5.000 km de tuberías que transportan CO2.

Finalmente quedará almacenado en las cavidades adecuadas. Éstas pueden ser de varios tipos: yacimientos de petróleo y gas en explotación que utilizan técnicas EOR, yacimientos agotados de petróleo y gas o acuíferos salinos profundos. Se ha planteado bombear a las profundidades de los océanos, lo cual no parece una solución razonable ya que los acidificaría, además de otras muchas consecuencias negativas cuyos fenómenos apenas conocemos.

Una vez en las profundidades geológicas, diferentes mecanismos impedirán que el CO2 se escape: físicos, donde permanece atrapado gracias a la presencia de roca por encima de la cavidad que impide su ascenso; solubles, con los que el gas se disuelve entre las saladas aguas que inundan a veces los espacios porosos dentro de las cavidades rocosas; y, finalmente, mediante mecanismos minerales, a través de los cuales el CO2 puede acabar reaccionando con los minerales presentes y, de esta forma, quedar inmovilizado en forma de carbonatos, igual que los que se encuentran en depósitos subterráneos de piedra caliza naturales.

 

Pero no todo son buenas noticias. Es todavía necesario resolver muchos problemas para que la actividad se pueda realizar de manera industrial y a un coste razonable. Y una mejor evaluación de riesgos, porque haberlos haylos, como en cualquier otra actividad. Hay que tener cuidado, entre otras cosas, para que el CO2 almacenado no se escape accidentalmente a la atmósfera, con consecuencias que podrían ser letales. Pero lo mismo que hay en el subsuelo pozos cuyo gas natural no sale a la superficie terrestre si no es por la intervención humana; o igual que hoy se utilizan en muchos lugares del mundo, entre ellos España, yacimientos agotados como almacenes temporales de gas, en teoría debería ser posible, de una forma razonablemente segura, habilitar antiguos pozos u otras cavidades con el fin de enterrar el molesto residuo.

…que permitirán valorar el coste de emitir CO2 y de contaminar

Todo el proceso cuesta dinero y consume energía. Mientras que con la tecnología actual el coste de producir energía en una central térmica de carbón con secuestro de carbono podría oscilar entre un 25% y un 35% mayor que en una planta convencional, se cree que una vez madure y se popularice, el coste energético y monetario extra se reducirá a un 10%, o incluso menos, de los costes de producción sin captura ni almacenamiento.

¡Albricias! Parece que por fin comenzamos a poner un precio objetivo a la actividad de contaminar. Lo mejor de esta tecnología es que calcula el coste de no emitir gases a la atmósfera, aunque no sea un coste totalmente libre de riesgos. Durante años, las centrales térmicas convencionales han funcionado a escape libre provocando lluvia ácida y perjuicios a las poblaciones circundantes, sin mencionar las emisiones de CO2, problemas que no estaban obligadas a remediar. El poder valorar el coste de la eliminación de las emisiones permitirá a las energías renovables competir en un duelo más justo. A cambio, cosas de la vida, incrementará el precio de la energía al tener que incluir, por fin, todas las partidas de gasto en su cuenta de resultados. Lo que debería servir para fomentar la eficiencia y utilizar la energía con mayor mesura y raciocinio.

Esta nueva actividad no resolverá ella sola los problemas energéticos ni medioambientales. Tampoco será una solución a largo plazo, ya que el carbón es finito. Pero algo ayudará, como tecnología de transición, si se fomenta y regula de una manera adecuada. Empeñados como estamos en destrozar el planeta, podría ser uno de los muchos hitos que nos permitieran volver a congraciarnos con él.

 

A la espera de milagros tecnológicos como la fusión nuclear, que con esfuerzo y tesón deberán ser posibles por la cuenta que nos trae, el futuro inmediato deberá construirse a base de implantar tecnologías existentes adecuadamente mejoradas. Con el fin de mantener, por un lado, una producción energética diversificada. Y reducir, por otro, el impacto sobre la atmósfera y los ecosistemas de tales desarrollos, la mayor prioridad del momento.

Tecnología