Es noticia
Cuando los humanos se volvieron dioses
  1. Economía
  2. Apuntes de Enerconomía
José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

Por

Cuando los humanos se volvieron dioses

Craig Venter, uno de los actores más importantes en la carrera por desentrañar el genoma humano, vuelve con una nueva hazaña: la construcción de la primera

Craig Venter, uno de los actores más importantes en la carrera por desentrañar el genoma humano, vuelve con una nueva hazaña: la construcción de la primera célula sintética. Una bacteria con un genoma sintetizado en el laboratorio desde la primera a la última letra. Decía en una entrevista concedida el pasado 22 de junio en el diario El País:

Estamos tomando el relevo a la biología: la evolución ya no es un fenómeno natural. Mediante el diseño de nuevos genes y organismos, podemos adelantarnos a la evolución en miles de millones de años. El árbol de la vida tiene a partir de ahora unas ramas enteramente nuevas. Ramas sintéticas. Son perfectamente distinguibles de las ramas naturales por las marcas de agua que introducimos en sus genomas.

Unos aprendices de dioses…

Impresionante y preocupante. Paradójico quizás. Jugamos a ser dioses. Pero, a pesar de tan fantástica afirmación, algo falla. Seguimos sin poder evitar las enfermedades. Continuamos temiendo males múltiples: el cáncer, el sida o un simple dolor de cabeza. Pavor a una mutante gripe (A). Mañana será otra bacteria inmunda que hoy desconocemos. Muchas enfermedades ni siquiera sabemos diagnosticar. ¡Cuántas veces nos despacha el médico! Será algún virus. Utilizamos transgénicos, pero no estamos muy seguros de las consecuencias de su uso… Parece que, a pesar de las apariencias, no pasamos de ser unos pobres aprendices de brujo.

…incapaces de conservar lo esencial…

Y lo más descorazonador. Mientras alcanzamos hitos bíblicos, los humanos no somos capaces de lo más sencillo: conservar lo que tenemos. Mantener la diversidad de la vida que millones de años de evolución nos han dejado como herencia. El otro día mostramos como seguimos destruyendo biodiversidad. La tecnología, de momento, sólo sirve para empeorar la situación, en vez de permitirnos mantener y fomentar la riqueza natural. La codicia y las miserias humanas nos impiden detener la masacre. ¿Dónde falla la ecuación? ¿Qué es lo que hacemos mal?

…caminando sin dirección víctimas del corto plazo…

Es la tiranía del corto plazo otra vez. El utilitarismo cafre. Con lo que los adoradores mesiánicos de la tecnología se aferrarán a las afirmaciones del amigo Venter: si vamos a poder crear especies dentro de poco a nuestro antojo, que más dará que en el ínterin se pierdan unas cuantas.

Estas contradicciones sugieren unas cuantas preguntas, inquietantes la mayoría, sin respuesta, de momento, todas. ¿Somos conscientes de nuestros actos? ¿Cuál es nuestro fin último? ¿De qué nos sirve adquirir tecnología y conocimientos si como mejor lo utilizamos es para destruir?

Lo que tenemos no somos capaces de conservarlo ni usarlo adecuadamente, ¿quién nos dice que a partir de ahora haremos las cosas mejor? Utilizamos los conocimientos, sobre todo, para destruir vida y corromper la naturaleza, ¿quién nos garantiza que algún día seremos capaces de hacer buen uso de las fabulosas herramientas que la ciencia va a seguir poniendo a disposición nuestra? La carrera continúa. El muro está cada día más cerca.

… y convertidos en un juguete en manos de la teoría de la evolución…

El uso irresponsable de tan mortíferas armas podría ser la causa de nuestra perdición. ¿Es ése el mecanismo que la evolución pone en nuestras manos, simples peones de la naturaleza, para ejecutar nuestro propio harakiri? ¿La indispensable regulación de esta especie depredadora que el planeta está pidiendo a gritos?

Porque, ¿controlamos acaso la naturaleza, o no somos más que un inconsciente juguete de ella? ¿Estamos los humanos capacitados para dirigir la evolución, o una ciencia incompleta aderezada con soberbia nos acabará podando, cual mala hierba, del árbol evolutivo? ¿Será el triunfo definitivo de la civilización, o nos saldrá el tiro por la culata?

Cuando una especie crece de forma desmesurada, la naturaleza termina poniéndola en su sitio, haciendo incluso que desaparezca si ha ocupado un nicho ecológico excesivo o pretenda colonizar demasiadas ramas del árbol de la vida. Es el caso de la plaga que desaparece, muere por inanición, una vez ha esquilmado toda la comida allá por donde pasó. ¿No serán estos avances parte de un mecanismo regulatorio reservado al arrogante ser humano para bajarle los humos y colocarle en su lugar?

…mientras continuan soñando con la inmortalidad

Desde siempre, el ser humano ha perseguido el sueño de la inmortalidad. Poseer el elixir de la vida. Fabricar células sintéticas puede ser el gran paso adelante que lo permita. Mientras tanto, nuestra mezquindad diaria nos impide mantener lo que se nos dio gratis.

Ya somos capaces de crear y modificar vida, dentro de poco a nuestro antojo. ¿Acabaremos volviéndonos dioses? ¿O nos quedaremos en miserables diablillos corruptos aplastados por una excesiva soberbia y una inconsciente ambición? ¿Acaso pretendemos convertirnos en la especia única? De momento, parece que eso promueve un proceso económico utilitarista, sin alma y aniquilador.

Craig Venter, uno de los actores más importantes en la carrera por desentrañar el genoma humano, vuelve con una nueva hazaña: la construcción de la primera célula sintética. Una bacteria con un genoma sintetizado en el laboratorio desde la primera a la última letra. Decía en una entrevista concedida el pasado 22 de junio en el diario El País: