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Un sainete de poder titulado “El próximo gabinete de Rajoy”
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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Un sainete de poder titulado “El próximo gabinete de Rajoy”

Buenos días de nuevo Sr. Rajoy. Me imagino que se lo estará pasando en grande. Después de tantos años en que muchos de los “suyos”, y

Buenos días de nuevo Sr. Rajoy. Me imagino que se lo estará pasando en grande. Después de tantos años en que muchos de los “suyos”, y los que no lo son, se han dedicado a ningunearle, menospreciarle, vilipendiarle, a todos los –arle que uno pueda imaginar, tiene que ser hilarante ver como le hacen la pelota y le susurran al oído: y de lo mío qué. Los halagos para a continuación recordarle hasta la náusea que sin su aliento usted no habría llegado hasta aquí, alargando la mano a continuación para recoger la poltrona.

O contemplando a la descolocada prensa sesuda e independiente, o no tanto, toda quebrada por sus excesos, como reprograma sus principios rebajándose, incluso a hablar bien de usted, para ver que tajada sacan o como les apuntala sus miserias.

A nadie le amarga el dulce de los halagos. Pero como buen corredor de fondo ante tales tácticas además de gallego y registrador, capaz de dar fe de cualquier mezquindad, le ruego no caiga en la trampa. Sáquenos de todas aquellas en las que nos han metido sus antecesores.

El próximo gabinete

No nos defraude. Conoce la única manera de no hacerlo. Nombrando al equipo ministerial adecuado para hacer remontar este país. Usted es una persona que sabe delegar y dialogar, marcar unos objetivos y pedir responsabilidades a cambio. Todo lo que debe hacer un buen gestor.

Cuando ha podido y no le han impuesto sectarios ha nombrado a gente capaz, lo sé. Ahora tendrá que formar un equipo de gobierno, recalco lo de equipo, subrayo lo de gobierno.

Podrá hacerlo mediante el clásico sistema patrio de otorgar cuotas de poder a las camarillas, sectas, grupúsculos o lobbies internos o externos, a los que hacen más ruido, se quejan más o dan más la lata: emulando a Zapatero. O podrá ponerse el casco, arremangarse, ejercer de estadista y comenzar a colocar las dolorosas bases de la prosperidad futura.

Eso se consigue nombrando a los mejores, aunque piensen, tengan iniciativa y no sean unas primas donnas ansiosas de poder, incapaces de aportar nada. Que sean independientes en su ser, expertos en los asuntos de su ministerio. A aquellos capaces de tomar decisiones justas, olvidándose de las encuestas. De proponer políticas eficaces, de controlar y obligar a fiscalizar el gasto. A invertir con sabiduría como reactivar la maquinaria ética y económica. De negociar en Europa con rigor porque tienen el prestigio y la capacidad para hacerlo. Algo mejor que los lacayos que nos han abochornado todos estos años.

Consensuando con la oposición que se establezca después de las elecciones aquellos entes u organismos necesitados de rigor, profesionalidad e independencia incluido el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. Desterrando las cuotas partidistas (yo voto a tu inútil y tú, a cambio, a mi incompetente) y el dedazo, tan habitual en los organismos “independientes” españoles, serviles zombis administrativos.

Porque en estos momentos no somos los dueños de nuestro destino. Estamos intervenidos. Las decisiones importantes ya no se toman aquí. Hay que revertir eso. La única manera de hacerlo es con interlocutores brillantes que no causen sonrojo en Europa. Reconduciendo los asuntos financieros. Enterrando el buenismo. Dando un puñetazo en la mesa cuando sea necesario. Bien sea aquí, con las comunidades autónomas fuera de control, los ayuntamientos quebrados o en Europa.

Y, fundamental, devolviendo el prestigio que una vez tuvo al Banco de España mediante un buen gobernador, con agallas, capaz de limpiar de una vez nuestro sistema financiero y poner en la calle a tanto ladrón, de manera que el crédito vuelva a estar disponible para aquellos empresarios capaces de crear empleo.

Entre los cuales incluyo a los millones de autónomos, héroes olvidados, verdaderos empresarios que se juegan su humilde patrimonio en el empeño cada día. Y para este puesto clave no vale cualquiera en estos momentos.

Nuestro futuro está en sus manos

Ya no queda dinero. Ha sido dilapidado. Su labor será administrar la pobreza disponible con honestidad y eficacia. Algunas comunidades gobernadas por su propio partido no están menos hundidas que el resto y la corrupción les supura por igual. Muchos ayuntamientos en peor estado financiero, incluyendo algún capitalino, están gobernados por los suyos.

Las bicentenarias cajas de ahorros han sido arruinadas tanto por los unos como por los otros. Que eran también los añejos y dentro de pronto añorados Montes de Piedad, que tanto aliviaron a generaciones de españoles desesperados. Canallas son sus responsables, esos Consejos de Administración florero rellenos de estómagos agradecidos, sin ninguna capacitación, que cobraban puntualmente mientras miraban hacia otro lado, eludiendo su responsabilidad. Que permitieron a tanto directivo desaprensivo forrarse a costa del dinero de todos los españoles.

¿Por qué no actúa la justicia? Señores fiscales, ¿estamos de vacaciones? ¿Dónde están las comisiones parlamentarias que deberían investigar tales sucesos y reclamar responsabilidades políticas? ¿O es que acaso eran los mismos y nadie se atreve? ¿No vivíamos en democracia? Pues que se demuestre que tan noble término es algo más que un bello nombre vacío.

Alguno de los responsables de tanto sinsentido político dicen (o suspiran) que son ministrables. Otros que ya demostraron su incompetencia, también. No caiga en el error. Ojo a ver a quien arrienda los garitos. Si no lo supieron hacer allí, peor todavía lo harán aquí. Y, al revés, tampoco. Recuerde a Montilla, el Alamo de este país y vergüenza de una región. Promueva a los buenos. Usted conoce a muchos, me consta.

Deberán ser todos profesionales pragmáticos, aunque algunos sean políticos. Que trabajen con inteligencia y con tesón, ya no estamos para bromas. Ser político no significa necesariamente ser un tiracuartos patán e iletrado. Aunque es muy habitual en el mundo occidental actual, no debería ser así.

Sr. Rajoy: podrá pasar a la historia como el gran estadista que salvó a España de la ruina y puso los cimientos de un nuevo renacer; o ser denostado por su incapacidad, como alguno de los que le han precedido. Dependerá del equipo que forme y de la cuerda que suelte.

Buenos días de nuevo Sr. Rajoy. Me imagino que se lo estará pasando en grande. Después de tantos años en que muchos de los “suyos”, y los que no lo son, se han dedicado a ningunearle, menospreciarle, vilipendiarle, a todos los –arle que uno pueda imaginar, tiene que ser hilarante ver como le hacen la pelota y le susurran al oído: y de lo mío qué. Los halagos para a continuación recordarle hasta la náusea que sin su aliento usted no habría llegado hasta aquí, alargando la mano a continuación para recoger la poltrona.