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La España que pronto será Australia
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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La España que pronto será Australia

Año de nieves, año de bienes. A los bienes no se les espera, el refrán se columpió. Dice Rajoy que el año que viene. Por optimismo

Año de nieves, año de bienes. A los bienes no se les espera, el refrán se columpió. Dice Rajoy que el año que viene. Por optimismo antropológico que no quede, calco furibundo del de su ilustre antecesor. Esta temporada está siendo la más lluviosa y nevosa desde que se tienen registros. Los pantanos rebosan, los brotes serán de un verde intenso, aunque no vengan apañados con sueldos.

Las inundaciones siguen sin respetar los concienzudos planes urbanísticos y la corrupción ladrillera, que construyó donde le dio la gana con el permiso de Aznar, fuese en cauces, ramblas, pinares o playas. De momento, todos contentos, menos los que han salido de casa flotando y con su hipoteca chorreando.

No vendría nada mal dejar de contemplar por un rato el ombligo patrio, encogido y arruinado, y ver lo que pasa alrededor, aunque esté en Oceanía.

Australia y…

Australia, macizo subcontinente isleño habitado por aborígenes masacrados por una civilización presidiaria y algo salvaje, a pesar de sus victorianos ademanes adornados con refulgentes miriñaques, se lo está pasando de miedo intercalando, entre sequías y fuegos, inundaciones y muertos. Allí, al menos se preguntan por qué les ocurren tales maldades, cuál es su causa. Aquí, mientras tanto, seguimos desahuciando.

El Gobierno australiano está con la mosca detrás de la oreja ante tanta catástrofe medioambiental. Ha preguntado a un grupo de sabios de los de verdad, sin indecorosos Premios Nobel ni druidas que lapiden o interfieran la ciencia más humilde y honrada, qué está pasando. Estas son sus conclusiones:

Las olas de calor se han vuelto más duraderas e intensas. Desde los años 60 del siglo pasado, los días con temperaturas récord se han doblado. Los australianos sufren calorinas más a menudo que antaño.

En el último siglo el nivel del mar se ha incrementado 20 cm en sus costas. En las tormentas que ocurren durante la alta mar las inundaciones son más frecuentes. Como siga creciendo el nivel del océano, el impacto en las ciudades será algo más que considerable.

Tanto el suroeste como el sureste de Australia se han vuelto lugares más secos. Las sequías parece que tendrán lugar más a menudo.

Un clima global más húmedo y caliente proporcionará más energía a los ciclones tropicales y, por lo tanto, estropicios. Es pura física, escépticos acienciados. Tales fenómenos tenderán a ser menos frecuentes pero más intensos, intercalados con sequías pavorosas.

Los episodios de lluvia torrencial se están incrementando. Temperaturas récord en la superficie del mar en el este del país han provocado inundaciones en la costa con consecuencias dramáticas. En casi toda Australia, cuando se anuncian lluvias, el riesgo de que sean mucho más fuertes de lo que solía ser habitual es más elevado.

En el sureste de Australia el riesgo de incendio se ha incrementado a causa del aumento de las temperaturas y el ambiente cada vez más seco. Como siga la tendencia, los incendios serán más habituales. A muchos escépticos residentes se les chamuscará su inmovilismo recalcitrante.

Aunque la responsabilidad está compartida, los australianos están a la cabeza en culpas ante tal desmadre climático. Su modelo económico basado en la exportación de recursos naturales como el carbón, sin ningún respeto hacia el medioambiente y su conservación, parece que llega a su fin. Ya se están planteando cambiar de tercio. Quizás podamos ayudarles si preguntan cómo.

… España…

Me decía un viejo vasco de los que ya no quedan, noblote jardinero que hizo de su oficio un regalo al visitante y a los sentidos, cerca de Arguiñano, que ya nadie sabe lo que es el chirimiri en el País Vasco. Antiguamente, el césped jamás se regaba, no hacía falta. En verano, apenas se veía el sol durante semanas seguidas. Ahora, las lluvias son torrenciales y los veranos más soleados y secos. ¿Es eso normal?

Muchos viticultores van camino del norte o de las alturas, buscando lugares para plantar sus viñas cuando los predios actuales se vuelvan secarrales. En Inglaterra, vuelven a producir vino después de varios siglos. Groenlandia es otra vez verde y hasta acogedora. El Ártico ya apenas blanquea. Acerca de los glaciares de todo el mundo, mejor llorar. Ya habrá tiempo para padecer.

La Península Ibérica no deja de ser otro pequeño subcontinente casi aislado dentro de Europa, con la mayor biodiversidad y todo tipo de climas y de paisajes. Desde los desiertos más calcinados y las dunas más corruptas avistadas de chapoteantes eres y Griñanes, hasta los paisajes más pulcros, ondulados y verdes que trafican y navegan mecidos en doradas mendacidades.

… tanto monta…

En los restos de Ilustración que todavía sobreviven se están planteando las consecuencias futuras de la entrópica insensatez actual. ¿Están los padres de las diecisiete nacioncitas y de algún país interrogándose acerca de nuestro futuro climático? ¿Hay alguien que se esté sopesando con rigor las consecuencias humanas y económicas que aquí también habrá?

¿Está España preparada para las próximas sequías, que comportarán cada vez mayor calamidad? ¿Habrá algo más fino y sostenible que poner contaminantes desaladoras a trabajar a destajo? ¿Es adecuada la gestión del agua y de los ríos, de las costas profusamente hormigonadas en terror arquitectónico y horripilante fealdad? ¿Quién devengará las científicas externalidades, perdón, la factura?

… monta tanto

España está en las antípodas de Australia, con lo que si no pasa lo mismo que allí, ocurrirá justo lo contrario. ¿Son las benditas nieves de este año una premonición?

Cuando las barbas de tu vecino…

Aunque radique en Australia.

Año de nieves, año de bienes. A los bienes no se les espera, el refrán se columpió. Dice Rajoy que el año que viene. Por optimismo antropológico que no quede, calco furibundo del de su ilustre antecesor. Esta temporada está siendo la más lluviosa y nevosa desde que se tienen registros. Los pantanos rebosan, los brotes serán de un verde intenso, aunque no vengan apañados con sueldos.