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IPCC: ¿mentirosos o rigurosos?
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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IPCC: ¿mentirosos o rigurosos?

La batalla entre negacionistas y calentólogos se recrudece. Esta vez las tornas tienden a igualarse. A los primeros se les ve el plumero guiados por el

La batalla entre negacionistas y calentólogos se recrudece. Esta vez las tornas tienden a igualarse. A los primeros se les ve el plumero guiados por el fanatismo y la sinrazón, lo cual les hace perder patrocinadores a causa de sus inaceptables excesos. Los segundos aprenden por fin a lidiar con la infamia más entrópica, con la manipulación que predica el inmovilismo, el miedo al futuro tenebroso que antes o después llegará si no se le pone coto a la ignorancia y sensato remedio a la consciente inconsciencia.

La reciente publicación del último borrador del Informe AR5 - 2013 del Panel de la ONU sobre el Cambio Climático es la espoleta retardada que ha desencadenado renovada refriega, inmisericorde y contaminada, armada de escrúpulos limitados y el dinero de los lobbies más cerriles y cerrados víctimas del corto plazo, los mercados bursátiles inanimados y el beneficio inmerecido ilimitado.

Esclavos de la delirante economía financiera actual adoradora de la ley de la selva y la contemplación del ombligo propio cual Madonna renacentista y millonaria en el mercado del arte actual cuyo fin único es intoxicar este planeta y desinformar al ciudadano a causa de la angustia que produce el saber incómodo e insobornable que la ignorancia premeditada pretende, ilusamente, cercenar.

¿Quién tiene razón? Ocupémonos en primer lugar de los que buscan afanosamente la luz aunque llegue tamizada de CO2 y contaminación a rabiar. El capítulo primero del informe de la ONU intenta explicar, entre otras cosas, la metodología empleada y su exactitud.

Se pueden contemplar en este gráfico las diferentes predicciones realizadas acerca de las temperaturas desde 1990 y la actualidad y lo que ocurrió en realidad:

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Lo mismo acerca la concentración de CO2:

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Se comparan en ambos gráficos las predicciones efectuadas por los informes IPCC anteriores y alguna otra simulación más con los resultados obtenidos con posterioridad. Se puede ver cómo la realidad ha caminado a caballo entre todas ellas. Si en el pasado razonablemente acertaron, pongámonos a temblar a causa del futuro mostrado en tales gráficas.

Los modelos de los diferentes informes publicados desde 1990 han demostrado tener una precisión aceptable a pesar de lo rudimentario de las técnicas informáticas de entonces y las matemáticas utilizadas. No porque no existiesen éstas, sino porque aquellos ordenadores trogloditas no disponían de pedales binarios suficientes, esos para los que cualquier conocimiento se divide en dos ayer igual que hoy: un uno y un cero. La sabiduría de cualquier tipo, a la postre, se reduce a eso.

Predicciones pasadas que proporcionan mayor confianza al informe recién publicado al disponer de modelos mejorados por la evolución tecnológica que realimentan los trabajos anteriores a la vez que los validan. Que otorgan más precisión a las previsiones realizadas en este último estudio, desgraciadamente, vistos los estremecedores resultados publicados.

Gráficos que producirán urticaria, si no cagalera ambiental, como continuemos trotando por la misma senda económica acientífica que se empeña en triturar este planeta. A todos sus habitantes sean racionales o irracionales, es decir, a nosotros y al resto de animales más racionales en su irracionalidad, compañeros de cohabitación terrenal.

En este lugar somos partidarios de la igualdad de oportunidades, nunca la igualdad de destino. Pero siempre, sobre todo, de una buena lid dialéctica.

El enemigo quizás más acérrimo del Panel de la ONU sobre el Cambio Climático, antiguo amigo de Aznar que en un acto de fugaz clarividencia se apeó a tiempo de tal inmoralidad, se queda fuera de este post por propia decisión, perdiendo el derecho a réplica.

Coincidiendo con la publicación del informe del IPCC, su oposición ha lanzado un contrainforme titulado Climate Change Reconsidered II: Physical Science. Todas las páginas del capítulo 4 titulado: "Observations: Temperature Records" lucen el siguiente encabezamiento: "DO NOT QUOTE, CITE, OR POST". Es el capítulo mollar y el que tiene la chicha, aunque sea sesgada, luego no hablaremos de él, porque hay que obedecer. Sólo lo enlazaremos, cosa que no dice que esté prohibido, para que cada uno se cree su propia opinión. Ellos sabrán por qué se desautorizan a sí mismos de esta manera.

El resto del contrainforme no es más que un 'bla bla bla' seudocientífico del que no tiene sentido hablar si el mencionado capítulo es anatema y no se puede citar. Me imagino que los del batallón científico de Skeptical Science se ocuparán de ir desmontando poco a poco el argumentario minado, desmenuzando las técnicas de manipulación empleadas y la rocambolesca sinrazón esgrimida.

Poca ciencia muestra la réplica. No es más que un desquiciado ataque contra el estudio original aliñado de picoteo estadístico, verdades a medias y otras artimañas dialécticas que ignoran o retuercen aquello que no interesa mentar o que escuece. O todo lo que no sirve para apuntalar su verdad inmutable y preestablecida, haciendo gala de inexistente flexibilidad mental. Un habilísimo trabajo, eso sí, que no aporta ciencia positiva ni de ningún otro tipo. Nada que no sea confusión y desinformación a disposición de la prensa sensacionalista ansiosa de tergiversar la verdad para poder vender más y de sus lectores inanimados incapaces de discriminar nada.

El contraataque ha comenzado. Mientras la refriega continúa, aquí no pasa nada. Se sigue perdiendo el tiempo, objetivo existencial de la religión económica neoclásica que adora el ayer y el corto plazo, que se postra ante la ley del más fuerte y el crecimiento económico infinito. Victoria que será postrera y fatal para todos. Para ellos también que también habitan aquí, valga la redundancia, lo cual los descalifica automáticamente.

El Panel de la ONU sobre el cambio climático ha demostrado un buen hacer continuado a lo largo de los años. Parece que ha llegado el momento de que políticos y ciudadanos comiencen a tomar decisiones sabias que garanticen un futuro decente a nuestros hijos y nietos dejando atrás la ceguera presente y la codicia continuada.

Nada cambiará mientras la economía fundamental y su secuela, la ciencia de la escasez, sigan sin emerger con el fin de atemperar este maltrecho planeta, mientras la inquisición académica y nobelada continúe taponando la evolución de la economía teórica, mientras siga apadrinando con fervor religioso la marcha suicida de esta civilización y la desgracia de nuestros descendientes.

La batalla entre negacionistas y calentólogos se recrudece. Esta vez las tornas tienden a igualarse. A los primeros se les ve el plumero guiados por el fanatismo y la sinrazón, lo cual les hace perder patrocinadores a causa de sus inaceptables excesos. Los segundos aprenden por fin a lidiar con la infamia más entrópica, con la manipulación que predica el inmovilismo, el miedo al futuro tenebroso que antes o después llegará si no se le pone coto a la ignorancia y sensato remedio a la consciente inconsciencia.

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