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¡La vida pide Fagor!
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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¡La vida pide Fagor!

Y este planeta también. Lo que se ve más abajo no es niebla. Es mierda. Es contaminación. Es productividad. Es deflación. Son mercancías baratas.

Y este planeta también. Lo que se ve más abajo no es niebla. Es mierda. Es contaminación. Es productividad. Es deflación. Son mercancías baratas. En eso consiste el crecimiento económico hoy por hoy.

Loado sea el libre mercado, la pobreza infligida, la intransigencia obligada, la estulticia teórica, la maldad académica, la productividad carente de escrúpulos, la idiocia que acaba de otorgar otro desmerecido Premio Nobel de Economía a un bando y al contrario, los dos descaminados, uno algo menos que el otro.

¿Ciencia o indecencia? Higgs y sus colegas tuvieron que esperar medio siglo hasta que su partícula apareció después de mucho trabajo y rigurosa experimentación. Los de Economía nobelan cualquier parto que aparente rigor, aunque sea simple humo, sin ninguna demostración.¿Galardón igual de elevado?

Un desmadre teórico la tal 'ciencia'dicen que productivo, equilibrado y eficiente enjugado en polución. Parte integrante e indisoluble del mecanismo de control de la inflación en Europa. Imperceptible para Occidente. Perceptible en Oriente. Aunque ganen salarios de dolor para malvivir y poder sobrevivir. Orgullosa clase media emergente en la envenenada China, con fecha de caducidad una vez reviente, si los glaciares del Himalaya no los dejan antes secos para siempre.

Es sencillo ser eficiente, disfrutar de costes reducidos, masacrar al competidor. Basta pasarse por el arco del triunfo cualquier medida respetuosa con el medioambiente o con la salud y la integridad de los trabajadores, obligando a deslocalizar incluso a aquellos empresarios que desean producir con dignidad.

Fagor. RIP. Le llegó su hora. Era cuestión de tiempo. Demasiado aguantó. Otra víctima más ayudada por sus excesos con el crédito y la mala gestión, para variar. A causa de la irresponsabilidad de unos directivos que prefirieron huir hacia delante en vez de mantener bajo control la droga del endeudamiento y elaborar una estrategia consciente y sabia.

Unos pocos se frotan las manos de gozo en Asia mientras sus trabajadores se pasan la mano por la frente sudorosa cubierta de sangre y anegada en lágrimas. Cobrando sueldos miserables que producen cada vez mayor contaminación con cada lavadora fabricada a coste reducido, en teoría, por no computar la polución provocada ni el sufrimiento padecido.

Se mal denomina globalización. Castaña con ínfulas de eficiencia y productividad que está deviniendo en pobreza y asfixia aliñada en maldad. Mientras China crece y se asfixia, Occidente importa deflación y desempleo. Son causa y efecto. ¿El cambio climático? Apenas una consecuencia más de tanta iniquidad.

Polución igual a…

Lo que se ve en la foto, cortesía de la NOAA, es contaminación en suspensión. Muestra el este de China y los mares adyacentes ocultos en una nube de polución. Quien diga que imágenes como esta no afectan a la atmósfera, ni al clima, ni a los pulmones, es que está ciego o se niega a ver, ya no digamos discernir o elucubrar. Pura valoración descarnada y acientífica que, desgraciadamente, se puede oler y contemplar.

¿Por qué tenemos que comprar necesariamente tales mercancías contaminadas al no poder discriminar su origen fraudulento al estar protegidas por las selváticas leyes actuales del libre mercado?

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Es contaminación que respiran los chinos. De la cual disfrutan los occidentales a base de productos baratos los que no son deficientes o malos, cuyos precios reducidos producen deflación en Europa mientras nuestros Estados, antes llamados del bienestar, se resisten a espabilar. Lo harán por necesidad cuando la deuda pública acabe por desbordarse. ¿Qué pasará después?

Habitamos unos estados mal llamados del bienestar, en todo caso del mal consumir, que siguen manteniendo a políticos y sindicalistas solidarios con ellos mismos y sus obscenos privilegios. A otros muchos caraduras, insolidarios con el planeta y sus propios conciudadanos a causa de su codicia, su ignorancia y su intransigencia.

Y nos quejamos de la boina contaminada de nuestras ciudades, producida por unos alcaldes inoperantes cuyo podio merecido radica en la capital, sin responsables un año después de la masacre del Madrid Arena.

… deflación

El crecimiento económico de Asia en general y de China en particular, la deslocalización del empleo que asuela no sólo a la juventud europea, está basada en competencia desleal al inundar el mercado mundial de productos manufacturados sin atender la más mínima ética y honestidad por parte de la mayoría de sus mal llamados empresarios.

La salud de muchos asiáticos, no sólo chinos, y el medioambiente de todos están ya devengando factura. A causa de las condiciones infrahumanas con las que Apple y cualquier otra marca posmoderna fabrica sus productos, los salarios basura y las condiciones de semiesclavitud de las que gozan aquellos que fabrican ropa de marca en Blangladesh, sea Mango o Inditex, antes de ser aplastados. O los niños esclavos que fabrican las zapatillas más fashion por toda Asia o luchan a causa del maldito coltán en África. La enfermedad de Occidente se está volviendo crónica e inclemente.

Mientras muchos fabrican en condiciones infrahumanas y los que no lo hacen machacan el entorno, el decadente Occidente disfruta a crédito de tales artículos que, para más inri, producen deflación a sus economías para mayor gloria de su macroeconomía y sus peleles ortodoxos, radiquen en Harvard o en la Generalidad. O cualquier otro producto realizado con materiales que producen contaminación a raudales si no se manipulan con profesionalidad, lo cual tiene un coste. Un coste que la anquilosada economía teórica se niega a computar.

Independientemente de la mala gestión y la responsabilidad de muchos directivos, que mucho me temo la hay, si queremos que esto vuelva a ser un lugar prístino y descontaminado habrá que volver a localizar empleo saludable, sabio, digno y profesional, sustituyendo gasto energético absurdo por sabiduría y ciencia de verdad.

A ver si evolucionan de una vez los dañinos MBA, modificando la depredadora definición de productividad actual. Creando nuevas disciplinas que incorporen la ética, basadas en la inexistente economía fundamental, el día en que las reglas del libre mercado se redacten para todos por igual, respetando al medioambiente y dignificando esta desnortada humanidad.

Y ya, puestos a tarifar, ¿cuándo dejará la Comisión Europea de masacrar la propia industria fomentando una supuesta competencia entre sus miembros? La terrible competencia desleal proviene de fuera. ¿Contra esos no se atreve? Llegará un momento en que la Comisaría de la Competencia fenezca por inanición. Ya no quedará nada por machacar ya que de los eternos oligopolios mezquinos pasa y pasará.

Es muy sencillo controlar los costes y mantener la inflación a raya a la manera contaminante y esclava en aquellos productos que se mueven y viajan. Ya que no gozan de mercados cautivos como los ineficientes servicios oligopólicos una vez que dejaron de ser de interés general. El fin último es expulsar del mercado a los empresarios honrados que desean legar un futuro más humano, justo y limpio, provocando desempleo en Occidente e infraempleo en Oriente.

Eficiencia basada en inundar estos eriales de productos manufacturados vendidos a crédito, sin escrúpulos ni moral, hasta que Occidente entero deje de pagar o necesite condonar una deuda pública mal otorgada y peor dilapidada.

El endeudamiento sigue incrementándose mientras el crecimiento económico, aunque sea a la entrópica manera actual, no repunta. Los brotes verdes proclamados emergen envenenados.

¡La vida pide Fagor! Fue el soniquete de toda una época. Reverberó durante muchas infancias. Se acaba de silenciar para siempre envuelto en incompetencia, dumping, desempleo, contaminación y maldad.

Dumping humano y medioambiental contra el que es imposible competir al no querer disponer de herramientas. El planeta sigue implorando clemencia. La humanidad más desfavorecida, también. Hoy hemos rajado a gusto. Amén.

Y este planeta también. Lo que se ve más abajo no es niebla. Es mierda. Es contaminación. Es productividad. Es deflación. Son mercancías baratas. En eso consiste el crecimiento económico hoy por hoy.

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