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La economía de Piketty es pobre, gris, aislada, sin vida...
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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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La economía de Piketty es pobre, gris, aislada, sin vida...

… un sueño de eternidad imposible, parte contratante del mismo contubernio que tanto critica, sin la declamación de Calderón sin la Barca.Que el capitalismo es desigual

…un sueño de eternidad imposible, parte contratante del mismo contubernio que tanto critica, sin la declamación de Calderón sin la Barca.

Que el capitalismo es desigual es consustancial, lo mismo que la vida misma no es la misma para todos. ¿Debería ser así? ¿Es intrínsecamente malo si no todos se esfuerzan lo mismo ni lucen entendederas similares, si no se retuercen el intelecto por igual ya que pocos ansían soñar?

Si las reglas del juego son diferentes dependiendo del lugar que ocupa cada uno en la escala social o corrupta, la herencia o el sitio donde se nace, ¿es dramático el capitalismo?

Piketty se centra en el análisis de las desigualdades, en el papel de las élites en la evolución de la economía, cómo se llegan a convertir en extractivas incluso las que alguna vez poseyeron alguna virtud.

El debate parece polarizado en dos bandos irreconciliables. Los que piensan que las desigualdades están alcanzando niveles dramáticos al continuar degenerando el sistema social y económico mediante mecanismos perversos, que no de mercado, que permiten la concentración de riqueza de manera abusiva en unas pocas manos.

La oposición la constituyen aquellos otros que justifican y defienden el fomento de desigualdades excesivas en aras de la supuesta libertad de mercado. Libertad que no es tal a causa del dumping humano y medioambiental defendido por ellos, entre otras muchas causas. Proceso de consolidación de las élites extractivas, las cuales, antes o después, serán factor primordial que colapse esta civilización, según tesis de la NASA y de este su seguro servidor.

Son dos los factores que provocarán el previsible infortunio: el colapso medioambiental, acelerado por el cambio climático, junto con la escasez progresiva de recursos no renovables. Terca realidad terrenal englobada en la entropía física que postula el segundo principio de la termodinámica, científico, mal que pese, por mucho que jorobe y sea anatema para la terca ortodoxia económica.

El segundo factor lo denominaremos entropía social, política, económica y educativa. No es más que el proceso degenerativo ¿inexorable? de los sistemas sociales, políticos, económicos y educativos de cualquier civilización pasada o la futura, si algo sublime se entremezclara entre la porquería y los desbarajustes que esta va a legar.

Piketty se centra en el análisis de las desigualdades, en el papel de las élites en la evolución de la economía, cómo se llegan a convertir en extractivas incluso las que alguna vez poseyeron alguna virtud

Consolidación injusta de poder y riqueza en unas pocas manos mediante perversos mecanismos sibilinos, o no tanto, que extraen riqueza del pueblo mientras lo envilecen aplicando medidas degenerativas excepcionalmente activas. Elites extractivas que corrompen las leyes del libre mercado que juran defender mediante el fomento del dumping humano y medioambiental, del deterioro acelerado de la convivencia en este planeta, de él mismo.

De todos los artículos supurados a granel estos días escojo el publicado este fin de semana en El País por J. Bradford DeLong, exsecretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos.

De su razonamiento selecciono el segundo apartado, que no es más que una posible definición parcial de la entropía social: "El tiempo y el azar llevan inevitablemente a la concentración de la riqueza en manos de un grupo relativamente pequeño, al que denominaremos 'los ricos'".

Se produce mediante la consolidación de oligopolios y privilegios obscenos en aquellos mercados maduros donde los márgenes decrecientes y los beneficios reducidos deberían ser la norma si actuasen en mercados realmente libres, consolidando la inevitable tendencia al monopolio. Reducciones debidas a una cada vez menor innovación, a la inexistencia de INNOVACIÓN.

Apartado este que enlaza con el punto tercero mencionado por DeLong, que incluiría el concepto de entropía económica: “Conforme los beneficios inmediatos de la industrialización van siendo cosechados, la tasa de crecimiento de la economía tiende a disminuir”.

Las famosas TICs han alcanzado la madurez en apenas treinta años. No sólo no han producido ansiado empleo, sino que son causa activa de su destrucción, de la homogeneización de la sociedad eliminando peculiaridades, cercenando el llamemos talento que pretenda escaparse al guion puerilmente innovador, al que se salga del tiesto establecido por la entrópica ortodoxia uniformadora en vigor.

Al fomentar la uniformidad a golpe de tecla, la ignorancia y la ineducación son, paradójicamente, consecuencia sino causa del resurgimiento de nacionalismos excluyentes de todo tipo, de extremismos religiosos, idiomáticos, ideológicos, políticos o mentales, llámese populismo, posmodernismo o cerrilidad. Colectivos que pretenden diferenciarse mediante mecanismos autoritarios limitadores de la libertad y la diversidad a escala tribal o grupal, con el fin de contrarrestar la globalización en curso.

Preocupantes efectos secundarios que llenarían de gozo y horror a mi admirado Orwell. Gozo por su clarividencia, porque no anduvo tan descaminado cuando describió el oscuro escenario de 1984. Pánico porque tal futuro está ya entre nosotros, convirtiéndose en aliado indisoluble de las élites acaparadoras que dominan la economía financiera mientras estrangulan la economía real e impiden INNOVAR.

La entropía social, política, económica y educativa se sigue incrementando a rajatabla igual que el segundo principio de la termodinámica continúa rigiendo el inexorable destino de este planeta. Fenómeno ferozmente ignorado por la economía mainstream y las élites extractivas que rellenan generosamente el ego y el estómago de flojos gurús nobelados, modernos inquisidores que mantienen amordazada su evolución teórica.

Sus atribulados estudiantes, meros peones víctimas prematuras del sistema entrópico en vigor, son incapaces de exigir siquiera su inclusión en los caducos y reduccionistas planes de enseñanza. Se conforman en sugerir la conexión de la economía con las “ciencias sociales hermanas”, eliminando las molestas matemáticas que implican codos, esfuerzo y duro razonamiento.

No se plantean hacerlo, y menos todavía definirla, en función de la realidad biológica y natural de este planeta, ni de la evolución del cambio climático, porque necesita de buenas dosis de matemáticas sin pervertir. Aprender y aplicar muchas otras ciencias, revolucionar los planteamientos creando nuevos desarrollos teóricos. Estudiantes que ansían extender el mismo enfoque pobre de postulados, de intelecto gris, aislado del entorno, que continúa deteriorando la exuberancia de este planeta, la diversidad y la vida.

La desigualdad latente del capitalismo no tiene por qué ser mala si se aplica con igualdad, garantizando la recurrente igualdad de oportunidades, el mismo juego limpio para todos

Mucho me temo que Piketty sólo aporta recetas obsoletas. Arregla el problema de la desigualdad con soluciones al uso, con medidas impositivas extremas. Escandalizados depredadores lo convierten en comunista peligroso o extranjero, lo cual hoy en día es todavía peor. Los ojos de economistas ortodoxos se rasgan las vestiduras, otros aplauden con las orejas, algún que otro heterodoxo retuerce su pacata sabiduría con maldad y alevosía.

Al menos calienta el debate, lo cual no es cosa mala dada la sequía intelectual que padecemos, no sólo en los ámbitos económicos. Los inquisidores lacayos de las élites extractivas evitan plantear los temas centrales promoviendo de vez en cuando cortinas de humo como esta para despistar.

La desigualdad latente del capitalismo no tiene por qué ser mala si se aplica con igualdad, garantizando la recurrente igualdad de oportunidades, el mismo juego limpio para todos. El destino debería ser el que cada uno se labrara con su esfuerzo y su tesón, con su inteligencia y dedicación, con su mérito en vez de su lugar en la escala social o corrupta, o su caradura, su herencia o su lugar de nacimiento.

Parece razonable que gane más el más listo y espabilado, el más arriesgado y trabajador, el más innovador o el que promueva la mejor INNOVACIÓN. Mientras la economía no incorpore los desafíos que ya están emergiendo, el discurso obsoleto será disuelto por el viento, entre mierda y contaminación. Por el progresivo agotamiento de los recursos naturales, por el cambio climático y por el abandono de todo valor, sea moral o ético.

El resto es poesía y declamación, ripio y obnubilación, pura defecación mental, aunque lo inspire Calderón, esta vez con la Barca.

¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

¿Qué es la economía? Un sinvivir. ¿Qué es la economía? Una ilusión, una sombra, una ficción; el menor bien es grande, el mejor para no morir; mortal de necesidad es un sueño si no surge acompañado de intelecto, de razón y cordura, de belleza y sensibilidad, de cruda y lacerante sabiduría natural; malignos son los sueños si no vienen arropados por la terquedad terrenal, la biodiversidad herida, la física de este planeta, el frenesí de este rufián; de los sueños desgarrados que, esperemos, algún día se hagan realidad. Soñemos. ¿Servirá?

…un sueño de eternidad imposible, parte contratante del mismo contubernio que tanto critica, sin la declamación de Calderón sin la Barca.

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