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José M. de la Viña

Apuntes de Enerconomía

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WE CAN. What "we can"?

PODEMOS. ¿Qué podemos? A falta de hombres de Estado bienvenidos sean los caudillos mesiánicos. Una casta sucede a la otra. Es el sino inevitable de la

PODEMOS. ¿Qué podemos? A falta de hombres de Estado, bienvenidos sean los caudillos mesiánicos. Una casta sucede a la otra. Es el sino inevitable de la historia, hado que pugna por resurgir. ¿Quién hará bueno a quién?

Tal como andan las cosas, habrá que dar el beneficio de la duda al que acaba de llegar. Cuestión de lozanía y juventud, aunque produzca cagalera a más de una poltrona senil y atornillada y cause temblor a los buenos demócratas huérfanos de instituciones honradas y de cauces realmente democráticos y honestos.

A la vieja plutocracia le ha llegado su hora. O se regenera por las buenas o fenece por las malas. O se retira con dignidad o la echan a patadas. O da la alternativa a un cambio purificador y honrado o sonarán tiros al estilo Carrasco.

Tal es la disyuntiva: incómoda, salvaje, feroz, radical, dura, primitiva, pueril. Podría llegar a ser violenta. Guste o no guste a las mentes escuálidas que nos arruinan y apalean, su fin por fin ha llegado.

A España, Europa, al planeta entero le revientan las costuras sociales, y no sólo las climáticas y medioambientales. El mundo ha cambiado. El ser humano no se quiere dar por enterado. No deja de ser un animal con cada vez menor fulgor racional.

Podría tomar la delantera la alternativa postrera a causa de la ceguera y la codicia, la incompetencia y la incapacidad de los que ostentan el poder económico y político, la casta extractiva en vigor, que dejó de ser clase política hace tiempo, se denominase de izquierdas, de derechas o con media pensión, convirtiéndose todos en la misma piltrafa descorazonadora: élite extractiva.

El jugoso programa de PODEMOS es idílico, angelical, perfecto, maravilloso, ideal. No es extraño que sea asumido con entusiasmo e irracionalidad tal ahuecamiento cívico radical, aunque alguna medida parezca sensata y hasta pragmática. Me imagino que será algún error de transcripción. No nos engañemos. Aunque la mona se vista de seda…

La propuesta que más me gusta es aquella que exige diseminar trabajo y empleo mediante jubilación a los 60 años, semana laboral de 35 horas y renta básica universal con el fin de redistribuir entre todos trabajo y riqueza. Me apunto a ella.

Obvia la ley no escrita que dice que todo eso hay que pagarlo, que la cantidad de trabajo disponible no es estático ni permanente. Depende de muchos factores degenerativos, entre ellos la menguante seguridad jurídica cuando el populismo se implanta, la estabilidad legal que disminuye o la justicia que se amordaza.

O la idiocia perseverante de los druidas nobelados cuyo tribunal inquisidor, el FMI, continúa erre que erre dispensando sentencias erradas. Da igual que la secta que ejecuta el vil garrote económico sea keynesiana o kafkiana, monetarista o surrealista.

Se nos olvida que esto se ha convertido en un país de viejos. Donde pocos aportan a las arcas públicas, donde demasiados aspiran a vivir muchos años mamando de la misma teta común. Somos uno de los países con mayor longevidad, algo bueno tenemos. Pero a nada que alguien examine la pirámide de población se dará cuenta de que la ecuación demográfica se ido al traste: pocos aportan para que muchos pazcan.

Minoría creciente que no podrá mantener a millones de ancianos y desempleados si además esos pocos son cada vez menos. Habrá que mantenerlos a su vez, porque no tendrán trabajo. Disminuirá el empleo de calidad todavía más, consecuencia inevitable de todo populismo. O de las prédicas fanáticas de los druidas nobelados. Extremos ambos del mismo carajal político, económico y social con consecuencias similares: pobreza generalizada, mayor desigualdad, caos emergente.

A ver cómo gaitas PODEMOS puede solucionar tal disyuntiva. El trabajo disponible es inversamente proporcional a la cantidad de medidas populistas implantadas. El resultado práctico es que el empleo acaba disminuyendo todavía más, excepto para los nuevos acólitos con mando en plaza y llave de la caja.

Todos se empobrecen cuando el populismo se implanta. ¿Todos? No. La casta emergente sustituye a la tradicional élite extractiva, hereda sus prebendas así como sus heces éticas y su faltriquera económica. Humana ley de vida para todo el que sin ningún barniz ético olfatea y cata billetes frescos, palpa poltrona y aspira a no hacer nada. El oprimido se acaba convirtiendo a su vez en tirano. La historia se vuelve a repetir una vez más.

Patético ejemplo lo constituye Venezuela, la cual, a pesar de disponer de petróleo gratis a granel, goza de un nivel de vida nauseabundo, una escasez crónica y una seguridad ciudadana inexistente. O la extravagante vida del padrino, Fidel Castro, que, como todo el mundo sabe, es extensiva a su pueblo. ¿En eso queremos convertirnos?

En España el único maná gratis que existe proviene del Sol. Hace germinar ladrillos, cochambre arquitectónica, hormigón en playas y costas, trabajo precario o humildes camareros, por muy dignos y necesarios que sean. ¿No somos capaces de promover nada más? Industria, por ejemplo.

Puede parecer y parece, podemos constatar y constatamos que, con tal programa, PODEMOS no amenaza a los ciudadanos con ningún deber. Es la base de cualquier populismo: ciudadanos infantiles aborregados, conscientemente incultos sin deber ni civismo que valga. Sólo derechos, si quedara alguno disponible cuando el proceso degenerativo termine de germinar.

No me extraña que muchos los hayan votado, aparte de los cabreados que han utilizado su voto como válvula de escape, como símbolo de su indignación o aviso a los navegantes acerca de la impotencia terminal, que son legión.

Voto que podría volver a recalar en la sensatez si los partidos políticos tradicionales se renovaran radicalmente, se revolvieran de su silla inmóvil y estática, y se regenerasen con la vista puesta en un futuro esperanzador. Les queda año y medio.

Es triste continuar contemplando a tanto pelele mandando, a tanto inepto gobernando, a tanto imputado disfrutando del sillón, el que no sigue robando o cachondeándose del ciudadano con su soberbia vacía de pudor y de ética. Los que están en el machito continúan exprimiendo la vaca. Es el sino del poder en España. La ubre reventará. ¿No se podría esperar algo mejor de los que mandan, aunque sea por una vez?

La señal enviada por el éxito de PODEMOS es un durísimo voto de castigo hacia los obsoletos y degenerados partidos políticos tradicionales. La señal del pueblo ha sido clara: o se regeneran a toda velocidad o PODEMOS comenzar a temblar.

La ciudadanía está harta. Lo estamos todos. La paciencia se ha colmado. Ya no permitimos que políticos enquistados nos continúen burlando. Debemos enviarlos a casa entre todos. Podemos (con minúsculas) hacerlo, dignificar este lodazal.

Y, si no se regeneran por propia iniciativa, PODEMOS les propinará la puntilla definitiva dentro de año y medio. El populismo se impondrá. Nos convertiremos en otra Argentina, Cuba o Venezuela más. O en una Francia antaño grandiosa, hogar de la libertad y de los valores de la Ilustración que una vez fue, que vota aplastantemente la xenofobia, la otra cara de la misma cosa, extremos salvajes ambos del mismo carajal político y social. ¿Es eso lo que queremos?

El caduco y entristecido PSOE parece que amaga con espabilar. Desgraciadamente, los candidatos que se barajan son muy flojos, miembros honorarios todos del desaguisado presente. Candidato a cual más patético, con menos sustancia ni profesión, aunque alguna tenga algo de gracejo vacío de contenido, un más de lo mismo caciquil financiado con deuda para mantener a demasiado caradura con exceso de pose y gracia.

Larenuncia de alguno le dignifica. Hagan los demás postulantes lo mismo. Busquen entre todos mejor postor. Les queda un mes. ¿Tan huérfano de políticos de altura se ha quedado el PSOE? Si no encuentra mejor recambio en plazo récord, mucho me temo que su réquiem será dramático para todo el sistema democrático.

Rubalcaba tenía al menos profesión y capacidad, aunque puede que no mucho sex-appeal. Era el perfecto número dos. Aunque cuando lo fue con Zapatero no sirvió para nada. No paró ninguna de sus tropelías neofascistas ni demagógicas, ni detuvo la corrupción, que se sepa.

El Partido Popular continúa con su indolencia autodestructiva. Hasta que se despeñe. Pongan algo de brío, pardiez. Limpien de mierda el corrupto corral popular de una vez. Renuévense con gente que merezca la pena. Gobiernen en vez de vegetar. Dejen de soltar estúpidos partos legislativos reaccionarios.

Hagan cosas que merezcan la pena, algo más que arrodillarse y lamer el culo a una troika acienciada, desalmada y ciega. Ustedes verán si desean extender su prevista fecha de caducidad. Recuerden: año y medio.

De los nacionalismos, qué decir. Una versión excluyente del populismo emergente armada de ombliguismo, xenofobia de pueblo y cerrilidad nacional. Avanza con velocidad de crucero hacia el caos venidero. Los chinos se partirán de risa cuando les toque negociar con tal cúmulo de nacioncitas peleadas entre ellas una vez Europa se desintegre a la manera del tolerante imperio austrohúngaro, hace la friolera de cien años.

Lo de Francia y Reino Unido, Holanda, Austria o Grecia y los decadentes paraísos nórdicos cada vez más xenófobos es también asunto para recapacitar. La Unión Europea, otra que deberá espabilar. Deberá refundarse abandonando el catecismo ultraliberal.

Deberá por fin gobernar en beneficio de los ciudadanos europeos, del empleo y de la templanza natural, en vez de propulsar con nuestro dinero las entrópicas animaladas de asiáticos y emergentes, el dumping humano y medioambiental, una libre competencia que no es tal.

La Comisión Europea deberá ser liderada por estadistas en vez de mercachifles a sueldo de no se sabe quién. O sí. ¿Le interesa a Merkel? No se desanime. Apagará la luz, cerrará la puerta de Europa. Alemania será la última en caer. Acabará también despeñada y arruinada a causa de su inflexibilidad marcial y su recurrente ceguera teutona. No lo dude.

El resto de regiones de este planeta vendrán detrás, una detrás de otra, cuando la diosa madre vaya pasando cumplida factura medioambiental y no sólo social, económica, política y cultural. Cuando el calor apriete, cuando la escasez amague, cuando el agua dulce disponible no sea suficiente, cuando los océanos aneguen, cuando las hambrunas se propaguen. Cuando las guerras que vienen se desencadenen.

¿Es el comienzo de una regeneración? ¿Lo es de una revolución? ¿O es acaso el preludio del caos? Se atisba esto último si no se planea ni escenifica ningún cambio radical de tercio político, económico y social aliñado de mesura medioambiental.

No tendría por qué ser algo tenebroso si se aplicara verdadera INNOVACIÓN, nuevos modelos, nueva economía fundamental aliñada con sensatez humana. Si se aseara con ciencia y con cultura, con ética y con razón, con algo de sentido común.

Se cumple a rajatabla el guion de la NASA (y mío). La semana pasada era el clima y el medioambiente. La anterior fue la decadencia social. Hoy es el caos político que se avecina. Parece que se resquebrajan uno a uno todos los pilares que sostienen esta llamemos civilización, como cualquier otra anterior.

Podría ser el comienzo de un futuro esperanzador. Ya. Se me olvidaba. Hacen falta estadistas, nuevos paradigmas, ciencia económica de verdad. Abandonar las orejeras presentes, la inercia intelectual apolillada, tanta ciencia que no es tal, tanta mente hueca y almohadillada.

Don Juan Carlos acaba de dar un paso al costado. El señor Rubalcaba lo dio la semana pasada. Señor Rajoy: su turno; Don Felipe: suerte.

WE CAN. Podemos.

PODEMOS. ¿Qué podemos? A falta de hombres de Estado, bienvenidos sean los caudillos mesiánicos. Una casta sucede a la otra. Es el sino inevitable de la historia, hado que pugna por resurgir. ¿Quién hará bueno a quién?

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